¿Cree en el poder de la magia?

El ilusionista Jorge Blass ofrecerá un espectáculo familiar hoy en el teatro García Barbón. En la víspera, me ha ganado como seguidora.

¿Cree en el poder de la magia? Yo, hasta ayer, no. Sin embargo hoy me declaro conversa. El resposable: Jorge Blass y tres trucos: la aparición de una rosa, la carta vuelta en medio de la baraja y la transformación de un billete de cinco euros en otro de 500.

Publicado: 10 abr 2011 - 14:53 Actualizado: 10 feb 2014 - 12:38

Jorge Blass ayer paseó por las calles viguesas, pero siempre con una baraja en el bolsillo. Foto: Vicente Alonso
Jorge Blass ayer paseó por las calles viguesas, pero siempre con una baraja en el bolsillo. Foto: Vicente Alonso

Hoy, a las 20.30 horas, actúa en el teatro García Barbón del Centro Cultural Novacaixagalicia. Se hospeda desde el viernes en un céntrico hotel. Concertamos una entrevista donde me va a adelantar algo del espectáculo de esta noche. Risueño y con un rostro aniñado sale a mi encuentro en el hall. “Lo que mejor de este viaje, el buen tiempo; es increíble cómo nos ha recibido Galicia, con este sol; ya lo he ‘twitteado”, afirma.

Sentados en el bar, dice: “Te veo un poco estresada, para tranquilizarte tengo un regalo”. En unos segundos ha dado forma de rosa a una servilleta de papel. “¿A qué huele bien?”. Le sigo la broma y la llevó a la nariz. “¿Las has olido mejores? Eso tiene solución; bueno, te advierto que a veces no sale”. No sé de dónde saca un mechero con una llama enorme y lo acerca a la flor. En fracciones de segundo imagino que va a provocar humillo blanco o algo sencillo. Al prender el papel, hay una pequeña explosión. Siento el calor del fuego en la cara. Desaparece el fogonazo y me encuentro con una rosa de verdad en la mano. Ya me ha ganado, pero aún no estoy convencida.

“La prestidigitación, hacer aparecer y desaparecer cosas, me encanta porque es la especialidad más pura de la magia”, afirma Blass, quien también reconoce que “este es un show muy completo, requiere de numerosos aspectos, donde la parte psicológica y la recuperación de los recuerdos son esenciales; hay que hacer que el espectador vea lo que quieres que vea y que no se quede con otras cosas”.

Para el mago, lo más destacable de la reacción del público es el efecto cometa: “El espectador magnifica lo que ha visto; es muy impactante comprobar la jugadas que nos puede hacer la mente”.

Aunque no estaba previsto, me gustó lo del truco y le pido otro. “En mi trabajo es importante saber interpretar lo que dice la persona, sus gestos; sin que se dé cuenta se va manipulando; y bueno también es necesario un grado de suerte, aunque hay que practicar mucho porque no se puede dejar al azar el éxito de una actuación”. Me mira y dice: “Vamos a usar la imaginación; toma este baraja (no tiene nada en las manos); juega con ella, ábrela y saca una carta: picas, corazones, rombos, tréboles, un uno, el dos, el rey; memorízala y ponla del revés”. No conozco bien esa baraja y me cuesta quedarme con una carta. Dudo y mentalmente la cambio dos o tres veces. Del bolsillo saca una baraja de verdad. “Sería curioso que tu carta fuese...”. Increíblemente la única que hay del revés es el dos de corazones, con la que finalmente me quedé. Me ha picado el gusanillo y antes de despedirnos le pido un último número.

“Los ilusionistas tenemos que materializar los deseos; si en la Edad Media la gente pasaba hambre, el mago sacaba un conejo de la chistera; hoy con la crisis, se necesita dinero”. Se remanga y saca un billete de cinco euros y lo dobla sucesivamente. Estoy a unos 20 centímetros de él. Me duelen los ojos al enfocar tan cerca. Sin pausa, cuando ya no se puede empequeñecer más, lo va desdoblando, pero ahora es uno de 50 euros. “¿Cuál es tu billete favorito?”. No sé por qué, pero el primero que me viene a la mente es el de 200 euros. Blass dirige sutilmente la conversación a los Bin Laden, lo de 500. Repite la operación y aparece un billete de los grandes. Tuvo un renuncio, pero me ha ganado.

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