Entre el credo budista y el católico no hay contradicciones
El delegado del Dalai Lama en España, Thubten Wangchen, compartirá su sabiduría este fin de semana en Vigo. Invitado por la asociación Tibet-Galicia, hoy, a las 20 horas, impartirá una charla en el Centro Cultural Caixanova; además dirigirá cursos en el hotel Ensenada el sábado y el domingo.
Nació en Kirong, en el Tibet, en 1954. Hijo de funcionario, con la invasión china su madre murió en un campo de trabajo y la familia tuvo que abandonar el país. Mendigaron por las calles de Katmandú, en Nepal, hasta que siguiendo al Dalai Lama viajaron a Dalhousie (India), donde ingresó en una escuela para refugiados. A los 16 años entró en un monasterio budista. Creó la Casa del Tibet en Barcelona, que ahora dirige, por indicación del Dalai Lama, que vino a inaugurarla en 1994. En 1998 obtuvo la nacionalidad española. Desde su despacho en Barcelona, con un castellano casi perfecto, respondió sin tapujos a cada una de las cuestiones.
¿Qué tal vive un tibetano en España?
Muy bien. Los primeros meses resultó duro, porque no entendía el idioma y la cultura y la comida eran diferentes. Fue un pequeño sufrimiento, pero ya estoy plenamente adaptado.
¿Y los españoles cómo se adaptan a los tibetanos? ¿cómo un país de tradición católica percibe las doctrinas budistas?
Para el católico hay un dios creador. Nosotros tenemos muchos dioses y Buda, que a diferencia del cristiano, no es creador. En principio parece complicado, pero no hay contradicciones entre ambos credos. Cada vez hay más católicos que se interesan por la meditación, así como los budistas procuramos aprender del cristianismo y del islam. Lo interesante está en combinar e intercambiar culturas y conocimiento.
La crisis actual es un revulsivo a todos los niveles, ¿notaron un incremento del interés por el budismo?
El budismo y el Tibet están de moda. Se acerca gente en busca de calma mental y atraídos por nuestro pacifismo. Pero hay que recordar que los budistas son humanos también, y no todos son buenos. No queremos una gran conversión, como dice el Dalai lama, importa la calidad, no la cantidad.
¡Hasta el oso panda nace en Tibet!
En la Casa del Tibet además de promoción cultural, también se hace política.
Hacemos un poco de todo. Al ser tibetano es importante recordar que nuestras familias y amigos sufren y nuestra responsabilidad es hacer algo, denunciando la represión del Gobierno chino. Hay torturas y genocidio. Tenemos que buscar una solución, pero siempre por la vía pacífica. Nuestra intención es dialogar para lograr la liberación del Tibet, tal y como hizo Ghandi en la India.
¿Cómo se puede renunciar a la venganza tras sufrir en sus carnes esta represión?
Es difícil, pero no imposible. Hay que concentrarse en uno mismo y conseguir borrar el enfado con los chinos. El budismo enseña a buscar una solución y olvidar el pasado, para poder vivir el presente.
Qué le interesa tanto a China en el Tibet?
Le interesan muchas cosas. El Tibet tiene una gran extensión, cuatro veces España, que supone un tercio de la superficie actual china. Ganan territorio para su población: en el Tibet ya hay ocho millones de chinos frente a seis millones de tibetanos. Además tiene bosques, uranio, oro y agua. Allí nacen los grandes ríos de Asia, el Ganges y el río Amarillo. ¡Hasta el oso panda nace en el Tibet!
Cuando sea independiente, ¿cómo se gobernará el Tibet?
Antes de la invasión, no había partidos políticos, ni separación entre el poder espiritual y político. No había democracia, porque tampoco se necesitaba, ya que la gente vivía en paz en el campo. Hace diez años, el Dalai lama renunció al papel político. Ahora tenemos un gobierno demócrata en el exilio. Coincide que el primer ministro es un lama porque salió elegido. Cuando se libere, el Tibet mantendrá este sistema democrático.
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