El coste de la energía se duplicó en las instituciones públicas de Vigo
El Concello se tuvo que adherir al convenio de la FEMP para el suministro de electricidad al agotársele el crédito para el contrato con la compañía eléctrica a finales de octubre
Aunque parezca obvio, las Administraciones también están sufriendo la dramática subida del precio de la energía. Tanto es así que los costes se han duplicado en los edificios institucionales de Concello, Xunta y Universidad en cuestión de un año y las previsiones para 2023 apuntan a que se podrían incluso triplicar. Es por eso que, en mayor o menor medida, e incluso desde antes de que el Gobierno lanzase el decreto ley de ahorro de energía, las Administraciones públicas en Vigo trabajan para ahorrar lo máximo en su factura y aumentar la eficiencia de sus instalaciones.
Uno de los ejemplos más claros de la clara repercusión del aumento de precios de la energía se puede apreciar en el Concello. Según fuentes municipales, la ciudad tenía cerrado un contrato con una compañía eléctrica hasta febrero de este mismo año por un importe anual de 5,8 millones de euros. El nuevo contrato –con precio variable– apenas duró hasta el 31 de octubre porque el Concello había agotado el crédito. En apenas siete meses el gasto superó los siete millones de euros, por lo que el coste por mes había aumentado hasta más del doble.
Desde entonces, el concello vigués se ha adherido al contrato de la FEMP, que durará un año –del 1 de noviembre de 2022 hasta el 31 de octubre de 2023– y cuyo coste –en este caso fijo– ascenderá a los 16 millones de euros. Esto es, muy cerca del triple que el contrato original con la compañía eléctrica.
Entre las medidas que el Concello toma para mejorar la eficiencia energética en toda la ciudad está la instalación de alumbrado led. Entre 2017 y 2021 se sustituyeron 10.217 luminarias de alumbrado público por esta alternativa que consume menos que las bombillas tradicionales. Por el momento, de las 49.800 lámparas instaladas en la ciudad, el 30% (unas 14.000) son led. Se hará una inversión de más de 9 millones de euros para renovar otros 15.500 puntos de luz que supondrá un ahorro de consumo de energía eléctrica del 70%, según cálculos del Concello.
A raíz de la crisis energética provocada por la guerra de Ucrania se han intensificado las medidas de ahorro energético, que en caso del ayuntamiento vigués se traducen en auditoría en edificios públicos, implantando normas como apagado automático de luces; control horario de encendido en los edificios municipales, instalaciones deportivas o museos; lectura de consumos de energía telemática, permitiendo realizar la comprobación de los consumos y verificar las facturaciones; o medición y control de la potencia de la instalación corrigiéndola cuando sea necesaria.
Además, desde la FEMP se promueven programas de ahorro como las ‘comunidades energéticas locales’, esto es, que los tejados de edificios grandes como polideportivos municipales se utilicen como soporte para la instalación de placas solares cuya energía se distribuirá a los edificios colindantes.
La UVigo limitó el uso de calefactores individuales
El precio del gas natural en el Campus de Vigo se duplicó en 2022 y las previsiones son que para 2023 valga el triple que en 2021, por lo que la Universidad de Vigo tuvo que redactar, con carácter de urgencia, una serie de medidas de ahorro para racionalizar el gasto de energía. Así lo cuenta Jacobo Porteiro, adjunto al rector de la UVigo en materia de Sostenibilidad, quien matiza que “llevamos desde 2018 poniendo instalaciones fotovoltaicas y sustituyendo calderas de gas natural”.
Las principales medidas de este plan se resumen en limitar las horas de calefacción, establecer en 19 grados la temperatura de confort y centralizar la decision del encendido y apagado en función de las previsiones meteorológicas (solo se enciende si las temperaturas descienden de 18º de máxima y 12º de mínima). Además, se reguló el uso de calefactores individuales manteniendo únicamente los que son imprescindibles para que los docentes e investigadores puedan desarrollar su trabajo con normalidad –esto es, en lugares donde el funcionamiento de la calefacción no es el óptimo o las condiciones hacen que sean más fríos de lo habitual–. Además, como todos los años, en estas vacaciones de Navidad se cerrarán los edificios destinados a impartir docencia y solo permanecerán abiertos bibliotecas y laboratorios.
La valoración de Porteiro es “muy positiva” porque la comunidad “entendió perfectamente el proyecto y la idea de racionalizar el consumo”. El objetivo es reducir el consumo de energía térmica un 25 o un 30%, pues este año costará el doble que en 2021 y de esta forma se mitiga el impacto de la subida de precios.
Pero el futuro del campus pasa por la aerotermia y la energía fotovoltaica. Por el momento, hay 700 kilovatios instalados de fotovoltaica que hacen que durante muchas horas al año varios edificios no requieran otras fuentes de energía para funcionar. Y de cara a 2023, se pretende instalar un aerogenerador en el campus para incrementar la proporción de energía renovable.
La Xunta invirtió 1,1 millones para reducir a la mitad el consumo
Además de seguir las medidas de ahorro pautadas por el Real Decreto Ley del pasado verano, en la sede de la Xunta en Vigo se ha apostado claramente por la eficiencia energética. El Gobierno autonómico invirtió 1,1 millones de euros en su edificio de Praza da Estrela para reducir en más de la mitad la potencia contratada en iluminación y en un 20% la de climatización con unos trabajos que comenzaron en abril de 2020, en plena pandemia, y terminaron el pasado año.
En total, la sede de la Xunta tuvo tres importantes actuaciones: se sustituyeron las bombas de calor del sistema de climatización centralizado del edificio por bombas ‘inverter’ modulares caracterizadas por su elevada eficiencia, se renovó el sistema de gestión y control centralizado de la climatización y se sustituyeron los equipos de iluminación existentes por sistemas led, a los que se incorporaron sensores de regulación autónomos para mayor eficiencia.
Así, la potencia instalada en climatización pasó de 461 kilowatios a 372 y la de iluminación, de 128 kilowatios a 49.
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