El conductor del accidente mortal del Lérez dice que el autobús tenía deficiencias
Carlos Monzón declaró ayer en el juzgado y negó circular por encima de los 70 kilómetros por hora cuando se produjo el siniestro en el que murieron siete personas
El autobús de Monbus que se precipitó al Lérez en Cerdedo-Cotobade la pasada Nochebuena cuando se dirigía a Vigo tenía deficiencias. Así lo aseguró ayer el conductor, Carlos M., de 63 años, quien declaró en calidad de investigado ante el juzgado de Pontevedra por siete homicidios imprudentes. En su declaración, admitió que toda la flota estaba en mal estado, algo de lo que, dijo, había advertido en varias ocasiones. En concreto, citó problemas como la tracción trasera, fallos de los que habló con sus compañeros.
Sobre el momento del siniestro, el chófer se reafirmó en su primer testimonio ante la Guardia Civil insistiendo en que circulaba por debajo del límite de velocidad de la vía, fijado en 80 kilómetros por hora, afirmando que como mucho podría haber llegado a los 70. En este sentido, argumentó que el GPS del autobús le habría advertido de que sobrepasaba los límites y se mostró sorprendido con el hecho de que no se hubiera podido extraer información del tacógrafo. De esta forma negó que hubiera alcanzado los 90 kilómetros por hora que le atribuye el equipo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil, tras los cálculos realizados una vez inspeccionó la zona.
El relato del conductor mantuvo que en el momento del accidente había balsas de agua en la carretera debido a las malas condiciones meteorológicas por lo que el autobús hizo aquaplaning, perdiendo el control del mismo y precipitándose por el puente. Señaló que él llevaba el cinturón de seguridad puesto, lo que le habría salvado de un trágico final.
Carlos Monzón contestó a todas las preguntas que se le realizaron algo que no había hecho en su primera comparecencia ante la Guardia Civil, donde solo respondió a su letrado. Aunque se encuentra inmerso en una investigación judicial a raíz del trágico accidente, el conductor se reincorporó hace meses a su trabajo en Monbus, encontrándose en estos momentos en activo.
Tras esta declaración, el próximo día 9 pasará ante el juzgado la única viajera superviviente, que ya fue interrogada por los agentes en un primer testimonio en el que habría exculpado al chofer de circular con exceso de velocidad. La mujer, que declarará como testigo, regresaba en Nochebuena de la cárcel de Monterroso, donde estaba ingresada su pareja.
Aquel 24 de diciembre la carretera, la N-541 presentaba dificultades para la circulación por las intensas precipitaciones, de hecho, se tuvieron que colocar nuevas señalizaciones en el punto del siniestro para evitar nuevos sucesos. El trágico accidente hizo que los alcades de la zona se unieran para pedir medidas urgentes de rehabilitación en una vía que insisten en que es de las de mayor siniestralidad de España.
Junto a la situación de los distintos tramos, la investigación judicial del accidente también ha puesto sobre la mesa las condiciones de los autobuses de la empresa, cuya flota ha sido cuestionada por la acusación particular que ejerce Galibus, la Asociación Gallega de Transportes de Viajeros por Carretera, quien aportó un informe pericial sobre la evaluación del uso de estos autobuses de Monbus.
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