“La comunidad internacional no está preparada para frenar el ébola”

Esto dijo ayer el presidente de Médicos sin Fronteras, José Antonio Bastos, en el salón de actos del hospital vigués Álvaro Cunqueiro ante un auditorio formado por personal sanitario. Bastos explicó la intervención de Médicos sin Fronteras en el brote de ébola de África Occidental y los modelos de atención que desarrollaron sobre el terreno, desde los inicios cuando la población les quiso linchar porque los veían "vestidos de astronautas" trasladando cadáveres ("optamos por vestirnos en la plaza del pueblo para que viesen que dentro de los trajes había personas") hasta el momento más duro del ébola, en verano de 2014, cuando se pidió permiso a la comunidad hindú para usar sus crematorios y se trajeron incineradoras de las vacas locas del Reino Unido, mientras la comunidad internacional seguía sin responder (la ONU alertaba ya a los países que no se centrasen solo en proteger sus fronteras ni aislasen a los países afectados para esperando que se extinguiese solo), hasta el fin de la crisis, de la que los profesionales sanitarios extrajeron varias lecciones. En este sentido, dijo que hubiera sido necesario crear unidades de cuidados intensivos en los centros que trataron a pacientes de ébola en África Occidental o haber aprovechado para hacer investigación clínica con los antivirales disponibles en el pico de la epidemia ("habría que revisar el protocolo de la comisión ética para estos casos"). El presidente de la ONG teme que la industria farmacéutica esté desarrollando una vacuna para personal internacional que trabaja en esas zonas o para turistas, no asequible a las poblaciones de esos países.

Se refirió también a la controversia no resuelta sobre la repatriación de europeos contagiados a su país de origen o la polémica del perro cuando "nosotros veíamos morir a mujeres y niños".n