Compra de arte a ciegas por una buena causa

n n n En nueve días, de las 300 piezas puesta a la venta se adquirieron 205 en una exposición fotográfica democrática, sin nombres, donde el objetivo era dejarse llevar por el gusto y no por la especulación. Con estilo y temática variada, la peculiaridad radica en que todas tienen el mismo tamaño (30x30x30), son 30 originales en series limitadas de diez copias y todas cuestan 30 euros (40 con marco). “Hubo algún artista que no quiso participar por considerar un insulto pedir esa cantidad por una obra, aquí hay fotógrafos que cotizan sus imágenes a más de mil euros, pero Vigo es una ciudad muy difícil, donde no se compra arte, queríamos que éste fuese como un primer paso”, señaló Cristina Brea, que junto a Puri Díaz, del colectivo Latente, montó la muestra. Ayer se clausuró en la sala Apóstrophe con una recaudación de 3.600 euros que se destinarán a la Asociación Galega de Fibrose Quística.

Ricard Terré, Javier Teniente, Manuel Sendón, Iñaki Martilla, Jorge Lens, Eva Díez, David Catá, Vari Caramés o Anxo Cabada compartieron protagonismo con autores emergentes. Cada fotografía estaba identificada por un número, del 1 al 30, sin firmas. Solo en la entrega, se desvelaba la firma con un certificado de autenticidad. La compra a ciegas generó más de una anécdota.

“Los compradores se dejaron guiar por las sensaciones por la suerte, en un caso un niño de 8 años eligió la que se parecía a un bosque encantado, mientras que una familia que solo tenía presupuesto para una fotografía echaron a suertes la que se llevaban porque tenían cuatro favoritas”, apuntó Brea, quien reconoce que fueron los más pequeños los que protagonistas de las historias más entrañables: “Me emocionó e una niña de 11 años que vino varias veces y se decidió por un bodegón que pagó con el dinero de su hucha”.n