Colgar la bata: “Ahora empieza lo bueno”

Una transición entre el pasado y el futuro. Ayer, el Colegio Oficial de Médicos provincial, con sede en Vigo, celebró un sentido homenaje a aquellos profesionales que entran en la edad de jubilación y, o bien ya disfrutan de un retiro en la profesión o cuentan los días para que eso suceda tras años de plena dedicación. En total, 70 médicos y médicas de diferentes especialidades recibieron un diploma e insignia, así como el aplauso de sus compañeros. En el acto, estuvieron presentes el conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño, el presidente del Colegio Oficial de Médicos provincial, Isidro Lago, y la exministra de Sanidad y encargada de inaugurar la sede viguesa en 2003, Ana Pastor.

Lago aprovechó el evento para reivindicar un reconocimiento justo a aquellos que “se dedicaron a salvar vidas, pese a sus noches en vela” y que, ante su buen hacer, serán recordados por sus pacientes: “Seguirán nombrando su nombre en las consultas con gratitud, aunque jubilarse no significa dejar de ser médico". Caamaño les deseó lo mejor en su nueva etapa profesional a aquellos pioneros “de la medicina humana”, y profesionales que, con todo, han lidiado con dificultades sanitarias como la pandemia, la irrupción de las nuevas tecnologías y las agresiones por parte de pacientes. “No son buenos tiempos para la medicina, tendemos hacia la tecnificación”, señaló el titular de Sanidade. Las nuevas generaciones, llegadas desde las facultades, observan la medicina desde un punto diverso a los ayer presentes, menos pragmático: “Los nuevos médicos no tienen interés en la investigación. Hace falta más conocimiento”.

El momento de ‘colgar la bata’ llega, para algunos, en un momento ideal después de años y años de servicio a los pacientes. Ana Aldao, pediatra ya jubilada hace unos meses, aseguró que tomó la decisión después de comprobar cierto cansancio y empezar a cometer pequeños errores. “Me retiré de un día para otro y no me arrepiento. Fui muy feliz, pero creo que todo tiene su momento y me tocaba dar un paso al lado”, confesó Aldao.

Víctor Manuel Muñoz confía en el talento de los jóvenes. Aquellos que van a elevar la sanidad a otro nivel con el apoyo de la tecnología. Después de dedicarle 30 años y trabajar en diferentes hospitales de Barcelona, Madrid, Salamanca o Mallorca, llegó a Vigo hace 29 años y se convirtió en jefe de oncología radioterapia. Se jubila el año que viene, tras aplazar su retiro para echar una mano en la transición. “Me voy cuando mi especialidad vive momentos muy bonitos, como la nueva tecnología, los robots para todo… Pero hay que dejar que entren los jóvenes, porque tienen las ideas mucho más claras”, apuntó Muñoz. En unos meses, tras sumar 30 años en Vigo, “empieza lo bueno”, aunque reconoce haber disfrutado mucho con su trabajo.