La ciudad de los 27 castros en quince parroquias

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Del siglo II a. C. a principios del IV de esta era el entorno vigués ya era una zona poblada de la que se conservan vestigios

a.b. vigo abaena@atlantico.net

Publicado: 17 ago 2016 - 08:50 Actualizado: 18 ago 2016 - 02:39

El poblado del monte de O Castro consta de distintas épocas hasta la romanización. Es el único que se encuentra rehabilitado.
El poblado del monte de O Castro consta de distintas épocas hasta la romanización. Es el único que se encuentra rehabilitado.

Esta semana, Vigo y su pasado han vuelto a ser actualidad. Emilio Rodríguez, un colaborador del Museo do Mar, detectó en las inmediaciones de O Vao uno de los asentamientos humanos más antiguos de Galicia. Fechado en el Paleolítico inferior, con una antigüedad de entre 150.000 y 200.000 años, los restos indican que esta zona fue poblada antes de que existiese la Ría.

Sin embargo, son los yacimientos de la Edad del Hierro los indican la existencia de poblados a poca distancia en el Neolítico. En Vigo solo se conservan dos castros visitables (la parte rehabilitada del monte de O Castro y los restos de A Punta do Muíño do Vento, hallados en Alcabre durante las obras del Museo do Mar), pero en el término municipal están catalogados 27, repartidos por quince parroquias, un dato poco conocido incluso por los propios vigueses. Así, Xose Couñago, en su blog ‘Patrimonio cultural de Vigo’, indica una ruta para recorrer todas sus ubicaciones, de Valadares, pasando por Saiáns, Coruxo, Matamá, Bembrive, Castrelos, Navia, Alcabre, Coia, Cabral, Candeán, Teis, Oia y el centro de la ciudad.

Con una cronología que va desde II a. C. al IV de esta era, el propio Couñago sitúa a cinco de ellos en época galaica, sin romanizar. El primero es O Castriño, en Coia. Apenas queda un promontorio, entre edificios, a la altura de la curva de San Gregorio. Aunque reconocible por sus trazos naturales, no queda ningún rastro arqueológico, excepto las cerámicas y los útiles encontrados en las excavaciones.

De esta época son los dos de Teis: O Sino, identificado en A Riouxa y el de A Guía; el de la isla de Toralla y el ya nombrado de Alcabre, Punta do Muíño do Vento. El resto, 22, existían con la llegada de los romanos e se adaptaron a los nuevos modelos de explotación.

Aunque los castros eran poblados independientes, sería lógico la existencia de relaciones comerciales y sociales entre los asentamientos coetáneos. Así, el arqueólogo José Manuel Hidalgo especula en artículos publicados en su blog ‘Arqueovigo’ sobre la posibilidad de estos contactos estableciendo ocho grupos. El primero lo formarían A Guía, Torres de Padín, O Sino y A Madroa (Teis); el segundo, Freiría, Praza dos Mouros y O Crastro (Candeán); el tercero, Arieiro y Castro Castriño (Cabral); el cuarto, castro de Xestoso (Bembrive); el quinto, Alba, Sobreira y Barrocas (Valadares); el sexto, Piricoto, O Castro y Beirán; el séptimo, O Penedo, San Lourenzo, Outeiro do Castro y Castro de Casás (Coruxo) y una cuarta compuesta por O Castro del centro, castro Castriño de Coia, As Cruces y castro O Redondo. Quedan desvinculados el castro O Chouzo y el castro Estela, que Hidalgo vincula con el Val Miñor y el de Toralla.

En la sala de arqueología del Museo de Castrelos se exponen los hallazgos encontrados en estos asentamientos, que dan una visión más amplia de la época.n

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