El “champán” gallego nació en Vigo hace un siglo

La primera experiencia de elaborar un espumoso apenas duró cinco años, con sede en la ciudad y viñas y bodega en Ramallosa

El anuncio del “champán” Galicia, de la empresa viguesa con bodega en Nigrán.
El anuncio del “champán” Galicia, de la empresa viguesa con bodega en Nigrán.

Galicia produce espumosos de calidad, la mayoría en los municipios del Condado dentro de la Denominación Rías Baixas, y cada vez con más éxito tras algunas experiencias anteriores en Ribeiro que no acabaron de funcionar. Pero el primer “champagne” -denominado “champán"- nació en Vigo hace algo más de un siglo, aunque tuvo vida efímera: apenas seis años duró una aventura iniciada en 1919 y que culminó con la desaparición de la empresa Manuel Costas y Compañía, encargada de producir, embotellar y distribuir la marca “Galicia”, que así se llamaba el producto. La sociedad había nacido en Vigo, donde por aquel entonces había bodegas incluso de Oporto, las Bandeira, en el Calvario, que tuvieron que echar el cierre a finales de siglo ante las protestas de la Denominación de Origen portuguesa por la usurpación del nombre. Pero antes era posible producir “champán”, Oporto e incluso coñac. Y en Vigo se dio todo eso e incluso cerveza, con una fábrica de la marca Estrella Blanca, luego Skol, en A Barxa, donde hoy se levantan las torres de García Barbón. En cuanto a vino blanco, hubo producción en Bouzas de la marca Marqués de Vizhoja, que luego se trasladó al Condado. Aunque quizá lo más curioso fue la elaboración en Vigo de chocolates y turrones, pese a la escasa o nula producción de almendra. Claro que no hay que olvidar que en Vigo se da como el olivo, árbol mediterráneo como pocos.

Según cuenta el escritor y exsindicalista vigués Lois Pérez Leira, la aventura empresarial se puso en marcha a principios del siglo pasado por iniciativa de Bautista López Valeiras, que llevaba muchos años al frente de la Vinicola Gallega, con el viticultor de la Ramallosa Manuel Costas en 1919 y ambos fundaron la Compañía Manuel Costas.

La Vinicola Gallega ya era entonces la mayor bodegade Vigo y distribuía varias marcas propias, entre ellas: el gran vino quinado, es decir, dulce, “Celta”; el vino blanco “Topacio”; y tinto “Peares” y por supuesto un coñac, distribuido con el curioso nombre de “Perradiña” entre otros.

Las oficinas estaban situadas en Vigo desde donde llevaba la administración y su comercialización. Mientras que la bodega y el embotellamiento se realizaba en la Ramallosa, donde Costas tenía su chalé y una extensa zona de vides. “Tanto Valeiras como Costas decidieron que el champán llevara el nombre de Galicia, como forma distintiva de promoción. No era fácil imponer este producto, no existían antecedentes de producción anterior. Por otro lado, era una bebida solamente consumida en las clases altas y de forma muy puntual. El champagne consumido por aquellos tiempos era solamente el francés o el cava catalán”, explica Pérez Leira.

La idea de estos dos socios era realizar la distribución especialmente en restaurantes, hoteles y ultramarinos finos. Esta tarea estaba en manos de Valeiras, que tenía una larga experiencia y una buena cartera de clientes, mientras que Costas era el encargado de la producción, embotellamiento y etiquetados del champan. “La idea de la empresa era convertir a los pequeños productores de vid de la zona, en proveedores de la bodega. En las primeras décadas de aquel siglo, tanto Baiona como la comarca del Val Miñor se había convertido en un lugar de residencia de la incipiente burguesía gallega de Vigo y su área. Empresarios, políticos y nobles e indianos habían construido sus mansiones especialmente para ser utilizadas en los meses del verano”, señala. A pesar del entusiasmo, la aventura fue corta y en 1925, hace ahora un siglo, disolvieron la compañía y con ello se puso punto final a la primera experiencia de elaboración de espumosos. Tendrían que pasar otros 70 años para dar con la tecla.

El espumoso, éxito 100 años después

Los pioneros del “champagne” sabía lo que se hacían. Hoy en día en la Denominación de Origen Rías Baixas son ya 25 las bodegas que han decidido incluir los espumosos de calidad en su catálogo de vinos, debido a la creciente demanda nacional como internacional. La DO Rías Baixas comenzó a elaborar vino espumoso en 2012, aunque hubo experiencias anteriores. En la última campaña se alcanzó una producción récord de 94.079 litros, que se comercializan bajo más de 30 marcas distintas en 125.438 botellas. La normativa europea aplicada a los vinos espumosos de la D.O. Rías Baixas admite variedades tanto blancas como tintas, si bien la producción es mayoritariamente de blanco. Además, la mayoría de las bodegas elige el Albariño para elaborar sus espumosos. Así es que buena parte de los espumosos son 100 % Albariño. También hay excepciones, como Señorío de Rubiós, que también elabora dos espumosos a partir de la base del Condado blanco, utilizando así uvas de Albariño, Treixadura, Loureira blanca, Godello y Torrontés.

Los Rías Baixas Espumoso de Calidad se elaboran siguiendo el método tradicional champenoise, en el que el vino realiza una segunda fermentación dentro de la botella como brut nature. De esta forma, el CO2 producido se integra con el líquido, dando lugar a esa sensación cremosa propia de los vinos elaborados siguiendo este método.

El tiempo de crianza es otro de los factores que diferencia a los espumosos de Rías Baixas, aunque todas las bodegas apuestan por proporcionar una cuidada crianza a este tipo de vinos. Por eso, lo más habitual en los espumosos de Rías Baixas es que permanezcan varios meses en rima, de dos a 24, aunque los de crianza llegan a 95.

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