Castrelos estrenará mejoras con el concierto de Calamaro

El auditorio ultimó ayer los detalles para los conciertos que contarán con visibilidad mejorada en las gradas

Abel Caballero y Carmela Silva, visitando ayer la nueva zona de control de producción del auditorio de Castrelos.
Abel Caballero y Carmela Silva, visitando ayer la nueva zona de control de producción del auditorio de Castrelos.

El auditorio del parque de Castrelos se prepara ya para recibir mañana a Andrés Calamaro, en el que será el primer concierto de este verano. Además, este año lo hará con novedades, tras acometer unas obras de reforma que facilitarán la visibilidad del escenario para los asistentes que acudan a los conciertos en el anfiteatro.

El alcalde Abel Caballero visitó ayer el auditorio para supervisar las labores de montaje y especialmente para comprobar el resultado de las obras de reforma de la zona de control de producción, situada al fondo de la pista. Desde este espacio trabajan los técnicos de sonido, de luces y de imagen y hasta ahora se situaban en una torre que ocultaba el escenario de forma parcial y que cada vez se elevaba a mayor altura por los requerimientos de los equipos técnicos más actuales.

“Estaba en el medio y producía una gran incomodidad de la visión a un número muy importante de las personas que ocupan las gradas y la parte alta”, reconoció ayer el regidor en un audio enviado a los medios tras visitar el auditorio acompañado de la teniente de alcalde, Carmela Silva, y de la concejala de Seguridad, Contratación, Fiestas y Gestión Municipal, Patricia Rodríguez.

Para solventar esta situación, el Concello destinó más de 50.000 euros a acometer unas obras en la zona con el objetivo de bajar la altura de la torre “de tal modo que se puede realizar todo el control con la calidad que requieren los conciertos de Castrelos y de forma que la gran parte del auditorio pueda ver directamente el escenario”. Esto se logró enterrando la torre de luz y sonido 85 centímetros bajo tierra, de forma que si bien seguirá elevándose lo suficiente para que los técnicos puedan realizar su trabajo de forma correcta, pero reduciendo en lo posible el impacto visual para el público que ocupe las gradas en la zona central, habitualmente menos concurrida por esta razón.

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