El “Caso Reace" reabre en la TV
La “Cuatro” ha desplazado a Vigo a un equipo de documentalistas para reabrir la investigación, con destino a los programas que dirige Iker Jiménez. Y ha recurrido a un servidor por ser uno de los periodistas que en su día siguió el caso
La entrevista tuvo lugar en el Archivo del Ayuntamiento de Vigo. Recurrieron a mí luego de haber encontrado los diversos artículos, alguno de ellos en mis “Episodios vigueses”, que se publica los domingos en Atlántico, y otros en diversos medios españoles a lo largo de los últimos años. Les interesaba sobre todo la grabación sonora, que yo deposité en el Arquivo Sonoro de Galicia, con Gil Robles, realizada en 1973, en el Hotel Bahía de Vigo, cuando vino a defender en el juicio celebrado en la Audiencia de Pontevedra, a los implicados en el caso, un funcionario de la CAT, cómplice de los responsables de la apropiación de cuatro toneladas de aceite de oliva, que sobornaban con 5.000 pesetas al mes para manipular los precitos y sacar el aceite con el que comerciaban y que era adquirido por conserveras viguesas. El programa se emitirá después del verano.
El “Caso Reace” (Refinerías de Aceite del Norte de España S.A), situadas en Guixar, compañía fundada por Rodrigo Alonso Fariña, persona de gran predicamento social en Vigo, cuando se descubre el robo era al tiempo presidente del Real Club Celta de Vigo. En 1968 el presidente y consejero delegado era Isidro Suárez Díaz-Morís, aunque Rodrigo Alonso seguía formando parte del consejo de administración. Otros miembros del consejo eran Nicolás Franco Bahamonde, hermano de Francisco Franco, que en la fecha del juicio era el embajador de España en Portugal; Jorge Alonso de la Rosa y Alfredo Román Pérez. Al que quería pescar Gil Robles era al hermano de Franco, pero el presidente del tribunal de la Audiencia de Pontevedra, Mariano Rajoy padre, desestimó todas sus preguntas sobre el famoso Nicolás “por improcedentes”. Franco todavía estaba vivo. El fiscal, que tuvo un destacado papel, era Cándido Conde-Pumpido Ferreiro, padre del actual presidente del Constitucional.
El robo de Reace supuso la desaparición de 4.036.052 de kilos de aceite de oliva, propiedad de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes (CAT), valorados en 167.615.172 pesetas de la época. La empresa se dedicaba a almacenar productos oleicos en sus silos de Guixar. La CAT alquilaba sus instalaciones para guardar suministros de aceite de oliva en sus silos, y así poder intervenir en los precios del mercado. Los depósitos debían estar precintados. Sin embargo, la empresa vulneraba los precintos y comerciaba con el aceite vendiéndolo a los conserveros de Vigo, por lo que obtenía grandes beneficios que se repartían sus administradores. Estaba bien calculado el robo, pensando en que la CAT nunca reclamaría una cantidad superior a la que seguían conservando en los depósitos. Para disimular el robo, hasta pretendieron llenar los depósitos con agua. Cuando el 25 de marzo de 1972 la CAT decidió disponer del aceite que Reace custodiaba, en una cantidad superior a la que quedaba en los tanques, fue cuando se descubrió el fraude. Al no encontrarse aceite suficiente en los depósitos, no pudo cumplir la devolución que le exigía la CAT, iniciándose el escándalo.
La denuncia del fraude
El director gerente de la Compañía, José María Romero González, se vio obligado a denunciar el fraude en los juzgados de Vigo en marzo de 1972, lo que dio lugar al sumario 43/1972, a cargo del juez Julián San Segundo, al no disponer del aceite reclamado, luego apareció muerto con su familia (su mujer y su hija) en Sevilla, y una carta dirigida al juez confesando que era un suicidio. El consejero delegado de la empresa Isidro Suárez, fue detenido en un tren rumbo a Bilbao, en julio de 1972, cuando se daba a la fuga y arrojó por la ventanilla del tren un paquete conteniendo una gran cantidad de dinero en efectivo, así como divisas, fruto del robo. Antes había ordenado a José María Romero rellenar los tanques con agua para intentar ocultar el fraude, lo que no se llegó a realizar, pues resultaría inútil ya que la comprobación del contenido de los depósitos podía realizarse con un calibrador que detectase la densidad del líquido.
Pero el mayor secreto nunca desvelado fue cómo murió realmente un personaje clave del caso: El 5 de abril de 1974 fallecía la prisión de Vigo, en la calle del Príncipe, Isidro Suárez. La causa oficial de su deceso fue atribuida a una intoxicación con monóxido de carbono procedente del calentador de las duchas. Se dijo que en sus las vísceras se habrían encontrado restos del gas tóxico. Oficialmente constaba que habría perdido la vida al perder el conocimiento como consecuencia de la caída que le provocó la ingestión de monóxido de carbono. Posteriormente, se habría golpeado la cabeza contra un saliente de la ducha, lo que unido a la intoxicación que estaba sufriendo le habría provocado la muerte.
Lo raro de todo es que no lo hubiesen visto otros presos. Pude hablar con personas que estuvieran presos en la misma cárcel y nadie recordaba que al ducharse salieran gases por parte alguna. Curiosamente, el día de esta muerte, yo era corresponsal en Vigo de la agencia Europa Press. La noticia llegó enseguida a Madrid, y desde allí me llamaron para que investigara lo ocurrido.
El 21 de octubre de 1974 comenzó el juicio en la sección primera de la Audiencia Provincial de Pontevedra. El tribunal estaba presidido por el titular de la Audiencia Mariano Rajoy Sobredo, padre de Mariano Rajoy Brey. Rodrigo Alonso Fariña, considerado principal responsable y beneficiario del fraude, fue condenado a 12 años de cárcel y a pagar, por responsabilidad civil, 167 millones de pesetas. En el año 2011, los tanques de la empresa fueron demolidos. En 1987 el caso fue llevado al cine en la película Redondela por el director catalán Pedro Costa Musté y se centra en la intervención de Gil Robles como abogado. Yo estuve en el rodaje, que se llevó a cabo en el hotel Bahía y en el edificio e Príncipe y conté lo que sabía del caso y mi entrevista con Gil Robles. También entrevisté al actor norteamericano Raymond Burr, que hacía de Gil Robles.
Varios fallecidos
Esta historia se saldó con varios fallecidos, aparte de la muerte José María Romero, su esposa e hija, el consejero delegado Isidro Suárez, ya que se sospechó que también tenía relación con el caso la muerte violenta del taxista de 23 años Arturo Cordobés, que prestaba servicio a los directivos de REACE. Su cadáver fue hallado en Alcabre el 9 de septiembre de 1972, asesinado por varios disparos, pero con la recaudación intacta. Se sospechó que podía haber sido testigo de algunas conversaciones comprometedoras. Todavía el 7 de diciembre de 1977 aparecía en su despacho el cadáver de Luis Mañas Descalzo que se había encargado de la administración concursal de la empresa.
Rodrigo Alonso Fariña, fundador de la empresa considerado principal responsable y beneficiario del fraude, fue condenado a 12 años de cárcel y a pagar, por la responsabilidad civil, 167 millones de pesetas. Para entonces, el presidente de la Compañía, Isidro Suárez, había fallecido en las circunstancias conocidas; Alfredo Román Pérez, contable y secretario del consejo de administración, fue condenado a 4 años de cárcel y Miguel Ángel García Canals, funcionario de la Comisaría de Abastecimientos y Transportes, al que defendía Gil Robles, fue condenado a suspensión y multa. Este funcionario debía vigilar el estado de los depósitos y el de los precintos para evitar la sustracción del aceite, y no lo había realizado a cambio de la percepción de una gratificación periódica de 5.000 pesetas mensuales, desde el 3 de abril de 1968 hasta el 1 de marzo de 1972.
Contenido patrocinado
También te puede interesar