El Casco Vello vigués gana en viviendas y turismo pero se estanca en residentes

La nueva vieja ciudad

La rehabilitación lo ha impulsado como zona de ocio y turismo pero no fija población: 4.000 habitantes, la mitad que hace 30 años. Pocos negocios mientras proliferan las viviendas turísticas, vistas con desagrado por vecinos y hosteleros, que elogian la transformación del barrio histórico con nuevos pisos y puntos de encuentro

Cada vez más viviendas turísticas por el Casco Vello.
Cada vez más viviendas turísticas por el Casco Vello. | Vicente Alonso

Desde finales del siglo XX hasta ahora el Casco Vello vigués ha pasado de ser un lugar poco recomendable, habitual de los informativos como foco de droga e incidentes, para convertirse en el punto más importante del turismo en la ciudad. El barrio ha sido rehabilitado, y aunque todavía queda mucho por delante, ahora es una zona de paseo, donde cada año miles de turistas y cruceristas descubren algunos de sus rincones, como el edificio residencial más antiguo de Vigo, la torre de Ceta y Arines, reconvertida en el Instituto Camoes, que data del siglo XV. O la Casa del Francés, en la increíble Rúa Funil, una de las más cortas y estrechas de la ciudad, el edificio donde se firmó la entrega de la plaza de Vigo por parte del ejército francés, la primera rendición de Bonaparte. Luego vendrían muchas más hasta su derrota, pero esta fue la primera de Europa. O la Rúa Bote, la más pequeña, con un solo número y acabada en escaleras. La más curiosa es, con todo, Cesteiros, la última calle gremial de Galicia, aunque ya no es lo que era: la producción artesanal prácticamente ha desaparecido y solo queda una tienda abierta de forma permanente.

El cambio a mejor del barrio histórico ha traído miles de visitantes y la conversión de casas en viviendas de uso turístico, lo que la asociación de vecinos y hosteleros ven con desagrado. Consideran que así va a ser imposible fijar población -así lo contaba Fiz Axeitos, de la asociación vecinal- y el barrio acabará siendo como un monumento sin vida a partir de la noche. Por ejemplo, ya apenas quedan tiendas -una aguanta frente a la Colegiata- y el censo local no avanza pese a la intervención pública y la creación del consorcio rehabilitador integrado por la Xunta (90%) y el Concello, el CCVV. El barrio está muy lejos de los años ochenta y noventa, cuando contaba con 8.000 residentes. A día de hoy, apenas pasa de 4.000 vecinos, aunque las cifras no son oficiales. Lo que se puede saber es a través del padrón electoral y las tres mesas existentes en el antiguo consistorio de la plaza de la Constitución y otra más en el actual de plaza del Rey. Contando a los menores, apenas se superan los 4.000 inscritos. En 2013 eran 3.677 exactamente. Y en 1808, durante la Reconquista, 3.300. En 200 años, prácticamente el mismo número de residentes, aunque con las rehabilitaciones al menos se mantiene la cifra de residentes, aunque estancada en un número que difícilmente se va a superar. “Hay más viviendas y mucho mejores, pero las familias tienen menos hijos y además hay un exceso de pisos turísticos, hay edificios enteros, si no se regulan, podemos tener un problema serio en el futuro”, asegura Fiz Axeitos.

El barrio suma 130 nuevos pisos por la rehabilitación

Desde su constitución, este año se cumplen 20 años, el CCVV ha adquirido 89 edificios y rehabilitado 72 de ellos, otros siete están en obras y uno más fue cedido (a la Universidad de Vigo para su sede del Berbés), lo que ha permitido que nuevas familias se acomoden en el barrio. De estos inmuebles, nueve se encuentran a la espera para comenzar los trabajos. Todo ello ha dejado como resultado un total de 130 viviendas, de las que 114 están ya vendidas y el resto, en alquiler o aún desocupadas. Además, 36 locales comerciales están ocupados con actividades variadas. El Plan de Actuaciones 2025 contempla una inversión directa de 1,6 millones a lo que hay que añadir tres millones más de remanentes que no han sido utilizados. Y además, la venta de viviendas sirve para comprar más edificios, una operación que no siempre ha sido sencilla, a menudo por la multidivisión de la propiedad. En cuanto a la zona baja, la principal actuación en marcha ahora es en O Berbés, donde se concentran las rehabilitaciones, todas muy complejas al tratarse de un conjunto histórico.

Organismos públicos desembarcaron en la zona

El CCVV destacó la cesión de edificios a otras instituciones. Es el caso de la Universidad de Vigo, en O Berbés, y otros dos más vecinos que se transformaron en el albergue de peregrinos de la Xunta. El inmueble de mayor porte de la Rúa Real, que acogió la Provincia de Vigo, se convirtió en la sede de los registros de la propiedad y mercantil; y otros dos caserones se transformaron en la pinacoteca. Antes fue en la Rúa Chao, con la sede local de la Diputación. Aunque a cambio en los 70 se cerró el consistorio, hoy Casa Galega da Cultura.

Contenido patrocinado

stats