El Casco Vello de Vigo se moviliza contra el regreso de la droga
La proliferación de la okupación preocupa a los residentes que ven aumentar la inseguridad y los narcopisos focalizados en Poboadores
Los residentes del barrio histórico exigen una reacción a las administraciones implicadas en el Consorcio del Casco Vello para poner freno al deterioro que ya se hace patente. Esa fue una de las decisiones a las que llegaron en la asamblea que ayer se celebró en la asociación vecinal. “É un asunto complicado porque teñen que actuar dende distintas competencias”, apuntó Fiz Axeitos, miembro de la directiva. La preocupación entre los vecinos quedó reflejada en la respuesta a la convocatoria, que superó el aforo del local, quedándose algunos incluso de puertas para fuera.
Tras una puesta en común, aprobaron reclamar oficialmente mayor presencia de las distintas policías que disuadan las actividades delectivas. “Ninguén quere un estado policial, pero é preciso maior presión das forzas de seguridade”. Aun así, consideran que el problema no se resuelve solo con la acción policial, ya que consideran que el aumento de la presencia de okupas en viviendas vacías, en muchos casos para destinarlas al tráfico de drogas, solo se frena con la recuperación de estos inmuebles y la atracción de población.
En distintas zonas del barrio volvieron a parecer jeringuillas, otra prueba más del regreso de la heroína. “Non queremos volver á situación que se vivía aquí nos 90, cada vez é máis frecuente ver estupefacientes que se pinchan ou fuman ‘caballo’ en solares abandoados, as personas maiores ou as familias con niños teñen medo”. Desde la asociación señalan el entorno de Poboadores como el punto de concentración de drogas. “Nesta zona rehabilitáronse moitos inmobles, pero aínda quedan outros que están en ruinas e son os que están sendo okupados e usados como narcopisos”.
Hace décadas los narcopisos y puntos de venta de drogas se concentraban en la parte alta, considerada una de las zonas más peligrosas y de exclusión social de la ciudad. Ahora completamente rehabilitado y apenas con inmuebles sin recuperar.
Por otro lado, también relacionado con esto y con el ocio nocturno, se detectó el regreso da contaminación acústica. Durante el día se puede superar los 35 decibelios, pero de noche el límite está colocado en 30 y la concentración de personas en la puerta de un bar ya supera la barrera. Tras la pandemia, se percibió un aumento en las denuncias por ruido, pese a que forma parte de la Zona de Cero Emisiones de la ordenanza municipal contra el botellón.
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