Buciños toma medidas contra el vandalismo en su obra ‘A familia’
Esculturas y medianeras en el espacio urbano sufren agresiones habituales, para cuyo arreglo el Concello destina una partida cercana al medio millón de euros
El artista ourensano Buciños está en el último proceso de recuperación de su obra “A familia”, que en agosto del año pasado fue objeto de destrozos. “Me ha llevado mucho tiempo porque le faltaban varios trozos, pero ya estoy en la fase final de pintado del metal, en cuatro o cinco días habré acabado y ya se colocará inmediatamente”. Esta es la segunda vez que el vandalismo se ceba con el conjunto escultórico, por lo que Buciños advirtió de que se tomarán medidas para dificultar aún más el arranque de unas piezas, que ya de por sí pesan 120 kilos cada una. “Los enclaves en la piedra serán más seguros”. Aunque para el autor sería recomendable colocar cámaras para poder localizar a posibles infractores. “En la anterior agresión se pudieron identificar a los agresores, unos portugueses que tuvieron que pagar el arreglo, 12.000 euros. En esta ocasión, fue el Concello el que pagó los 50.000 euros del coste, fue caro porque hubo que empezar de nuevo y la fundición subió mucho”. Buciños lamenta los daños en su trabajo, “me sienta mal porque es un monumento sin ideología, que no molesta a nadie; esta es la única obra que me han vandalizado, sí llegaron a robar piezas de 200 kilos que se localizaron después en la chatarra, pero nada más”.
El creador ourensano no es el único artista en sufrir desperfectos en obra dispuesta en el espacio urbano. “O Bañista”, de Leiro; “Verne”, de José Molares; el mural de Villalobo; la medianera “As Pioneras”, de Eva Casais; Manuel de Castro, de Jandro Rodríguez o las intervenciones de Lupita Hard en Churruca son algunos ejemplos de las últimas piezas agredidas. El Concello destinó en 2023 413.563 euros para el mantenimiento del patrimonio, en el que se engloba la limpieza diaria y eliminación de desperfectos provocados.
El retrato de Carme Krukenberg, de Marcos Míguez Puhinger en homenaje a la poeta ejemplifica la exposición que sufre el arte urbano. “No es normal que suceda, aunque es cierto que pasa en todas las ciudades; en mi caso estuvo relacionado con el grafiti clandestino, me asignaron una zona en la que firmaba un grafitero que antes de que finalizase la medianera ya pintaba encima”. La firma de Kaos obligó a retocar en varias ocasiones la imagen, hasta que el Concello tuvo que encargarle una restauración. “Tuve que pintarla dos veces y me dolió porque fue al principio, ni siquiera le permitieron tener una vida”. Ahora volvieron las pintadas, pero el artista, aunque le molestan, las entiende. “Ya pasaron casi ocho años, tiene una trayectoria y la gente pudo disfrutarla, al pintar en la calle hay que ser consciente de que en algún momento le va a pasar algo, hasta puede pasado un tiempo lo tapen y decidan hacer algo nuevo encima, pero respetando su tiempo”.
La escultura del vendedor de periódicos Manuel Castro en Príncipe, obra de Jandro Rodríguez, es otra de las dianas habituales de destrozos que suelen acabar con la amputación del dedo en el que hacía bailar los ejemplares. Pero no solo el arte es vandalizada, sino también todo tipo de monumentos que sucedió con el levantado por la memoria histórico en O Castro. El spray cubrió las piezas que recuerda a los 136 fusilados en ese lugar por los franquistas.
Traslados o tapados, riesgos del arte urbano
Efímero es lo que define al arte urbano. Ni medianeras populares como la de Lula Goce en la curva de San Gregorio se salva de ser tapada con una nueva construcción. “Asumo que los espacios son cambiantes, pero tendría que planificarse a largo plazo”, declaró la artista cuando se supo que iba a ser tapada sólo cuatro después de ser pintada. Esculturas como los “Aros Olímpicos” de Xuxo Vázquez en Balaídos o el “Monumento ao mar”, de Xoán Piñeiro en el Puerto fueron retirados de su ubicación original. En el primer caso, acabó desmontada en el depósito municipal y en el segundo, trasladada sin rigor. Ramón Conde no aprueba el cambio planteado de “Os Redeiros”, de Gran Vía a Isaac Peral. “Esta pieza está concebida para este lugar, para ser vista con esta inclinación”, apuntó en su día.
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