El bloqueo en la constitución de la AECT deja a Vigo sin sede de la capital de la eurorregión
La Agrupación Territorial de Cooperación Transfronteriza Galicia-Norte de Portugal gestionaría 97 millones en fondos europeos
Hace más de un año que Vigo debía haberse convertido en la sede de la capital de la eurorregión, un objetivo marcado por el anterior presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, tras el anuncio de la creación de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial entre Galicia y el Norte de Portugal, el premio de consolación otorgado por el anterior gobierno autonómico tras perder en favor de Badajoz la Oficina Luso-Galaica. La Xunta ha confirmado que este organismo, para el que se habían fijado 350.000 euros de presupuesto para 2009, no se ha constituido y su futuro es incierto.
Vigo tuvo la ocasión de convertirse en el auténtico epicentro de la Comunidad de Trabajo Galicia Norte de Portugal, al optar a la Oficina Luso-Galaica, donde se establecen los criterios para gestionar los fondos europeos destinados a la eurorregión. La decisión de radicar dicha oficina en Badajoz en detrimento de Vigo obligó a la Xunta de Emilio Pérez Touriño a prometer una compensación a la ciudad. Hace un año, Galicia y Portugal sentaban las bases para crear la Agrupación Europea de Cooperación Transfronteriza Galicia Norte de Portugal y Touriño anunciaba que su sede se radicaría en Vigo, primero en el mes de septiembre y después, tras las navidades de 2008. El objetivo sería el de gestionar los 97 millones en fondos comunitarios hasta 2013, convirtiendo así a la ciudad en capital de la eurorregión y llegando en total a poder manejar hasta los 200 millones. Un año después, fuentes de Relacións Exteriores de la Consellería de Xustiza han confirmado que la AECT Galicia-Norte de Portugal no se ha puesto en marcha, ni tampoco su sede, y que su futuro es incierto. El anterior presidente de la Xunta había asegurado que comenzaría a funcionar en 2, con un presupuesto inicial de 350.000 euros, de los que no hay constancia. Tampoco la hay de la supuesta oficina que el propio alcalde de Vigo, Abel Caballero, aseguró que se instalaría en una de las dependencias del edificio de la antigua Alcaldía de Areal. El gobierno vigués aprobó en junta local en diciembre del año pasado ceder un espacio de la primera planta del mencionado edificio. Estaba previsto que entre ocho y diez personas y que sólo restaba saber quién sería su director. El ex secretario xeral de Relacións Exteriores, Julio Fernández Mato, llegó a firmar con Abel Caballero el convenio de cesión de oficinas. Fernández Mato recordó entonces que la de Vigo sería la primera sede de una AECT que se abre en la Península Ibérica, la tercera en la UE, después de la francobelga y la húngaroeslovaca, y que su función no sería la de duplicar administraciones, sino la de canalizar las ya existentes para acercalas a la ciudadanía. Los actuales responsables de la Xunta desconocen qué es lo que va a ocurrir con la AECT.
El Eixo Atlántico reivindica su puesta en marcha
El Eixo Atlántico es uno de los organismos que tradicionalmente ha defendido la constitución de la AECT Galicia-Norte de Portugal. Desde su punto de vista, es necesario que se cree como instrumento no sólo para la reflexión sino para la cooperación transfronteriza, de ahí, que según señalaron fuentes de la mencionada entidad, instaran a la Xunta a su puesta en marcha. En síntesis la AECT es un nuevo instrumento jurídico europeo que permite a los entes territoriales de los distintos Estados poner en marcha grupos de cooperación dotados de personalidad jurídica. Su cometido es organizar y gestionar acciones de cooperación como la organización de un servicio sanitario o de transporte transfronterizo, la gestión de un programa cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), la gestión de un proyecto incluido en el programa marco de investigación y desarrollo tecnológico, etc. Entre las acciones que quedan fuera de la AECT están los poderes policiales. Tampoco podrá ejecutar, según la Ley, ninguna misión en el ámbito de la justicia, ni de la política exterior.
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