“De la astronomía nadie pasa totalmente; los niños ya traen la curiosidad puesta”

Así, esta Navidad presentó "Desde el jardín, las estrellas", un relato donde cuenta la historia de amistad entre un niño, Mateo, con un lagarto. Como telón de fondo, todo un mundo de conocimientos sobre astronomía y biología.

¿Cómo surge la idea de escribir para niños?

Hace años que le llevo dando vueltas. Realizo desde hace tiempo trabajos de divulgación con familias, y el interés que muestran los niños es especial. Me planteé este libro con el mismo rigor que un proyecto, y así me involucré en la investigación la naturaleza de los lagartos.

Al combinar la ficción con la ciencia, ¿qué prima más: el universo real o su cara más mágica?

La visión del protagonista es más realista con conceptos científicos. El lagarto representa el gusto por las estrellas más infantil e imaginativo. Es una propuesta lúdica y entretenida, para disfrutar leyendo y al mismo tiempo dejar caer conocimientos de astrofísica para reforzar el interés por el tema.

En la historia aborda la diferencia entre astronomía y astrofísica. ¿Crea confusión la relación entre estos dos conceptos?

Es una de las cuestiones que se trata en el libro. La astronomía es la ciencia más antigua. Depende de cómo se trate, la astrofísica puede ser una de sus ramas o una ciencia moderna. En la narración toco algunos aspectos que pueden ser entendidos por los niños, pero dejó una línea abierta para hacer preguntas y buscar información. Está claro que de este tema hay material para escribir veinte libros.

¿El público infantil es un receptor agradecido?

De la astronomía nadie pasa totalmente. Los niños ya traen la curiosidad puesta. En las actividades de divulgación que realizo con ellos se les ve el interés en los ojos. Siempre se les surgen preguntas, incluso a los adolescentes, con unas edades más complicadas para enganchar. Hay libros preciosos de sobre astronomía, pero no de una forma novelada dirigida a estas edades.n