Educación
Una figura esencial en las aulas
La Xunta hizo oficial recientemente la entrega de los premios de fin de carrera para los estudiantes que terminaron el pasado curso enseñanzas artísticas. Se trata de un reconocimiento a los mejores expedientes en estas carreras que, aunque están configuradas como un grado universitario y su titulación equivale al mismo, todavía no tienen una equiparación real a efectos académicos, lo cual la Ley de Enseñanzas Artísticas aprobada en 2023 y que todavía se está desarrollando está llamada a corregir.
En total, la Consellería de Educación entregó este año 6 galardones en cuatro modalidades: Arte dramática, Conservación y Restauración de Bienes Culturales, Diseño y Música. Dos de ellos corresponden a alumnos de escuelas de arte superior de Vigo: la ESAD y el Conservatorio Superior, que recayeron en el pianista Manuel Muñiz y la actriz Sophia Fernández. Además, en la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Pontevedra, la escultora Susana Quintás también recibió este premio, que consiste en una cuantía de 3.500 euros.
Manuel Muñiz empezó con el piano siguiendo los pasos de su hermana, que ya tocaba este instrumento, cuando sus padres lo apuntaron a clases de música: “Era la opción natural”. Con los años, aprendió a apreciarlo mucho más hasta entusiasmarse de verdad: “Lo que más me gusta es su variadísima y amplísima literatura y su enorme capacidad para ofrecer al intérprete una cantidad casi infinita de colores, texturas y timbres”. Aunque nunca dio por sentado que le iban a conceder el premio, sabía que con su gran expediente tenía muchas opciones. Con todo, “fue una sorpresa muy grande y gratificante”, comenta. Para Manuel, su paso por el conservatorio supuso “un enorme esfuerzo y un trabajo constante”, ya que apunta que “esta me parece una carrera verdaderamente difícil que demanda un nivel de dedicación y autoexigencia muy elevado”.
Ahora se encuentra haciendo un máster y tiene claro que invertirá los 3.500 euros del premio en “seguir formándome, tanto para profundizar en mi desarrollo interpretativo como en el ámbito pedagógico o incluso en la investigación musical”.
Lo de Sophia Fernández, alumna de la ESAD premiada en la especialidad de interpretación textual, es auténtica vocación. “Desde que tenía 9 años me encantaba ver películas e ir al teatro y sabía que quería dedicarme a esto”, cuenta la joven actriz, que agradece todo el apoyo y facilidades que le dio su familia desde que les dijo que quería hacer Interpretación.
Con raíces en Vigo, pero afincada en Costa da Morte, Sophia recibió como una “gran sorpresa” la concesión del premio de fin de carrera. Su paso por la ESAD fue muy satisfactorio y reconoce que “es una gran suerte tener una escuela como esta en Galicia”, en el sentido de que “es pública y con muy buena formación, ya que hay muchas otras escuelas buenas, pero con precios que no son accesibles para todo el mundo”. Asegura que el tiempo y esfuerzo invertido en este grado “valen la pena” al haber conectado bien con los contenidos y su profesorado.
Aunque quiere seguir formándose, Sophia cuenta que el dinero del premio “irá directo a la hucha”, para ahorrar mientras comienza a buscar trabajo y enfilar su carrera artística.
Natural de Santiago, Susana Quintás recibió el premio de fin de carrera tras terminar sus estudios en Escultura en la Escuela de Restauración de Bienes Culturales de Galicia, situada en Pontevedra. Esta joven cuenta que se decidió por esta carrera al terminar su grado en Historia del Arte por la USC: “Al acabar no sabía muy bien por dónde tirar, así que decidí buscar algo más práctico como la restauración. Me interesaba mucho hacer trabajo de campo con mis propias manos”.
Muy contenta tras sus cuatro años en la Escuela, ahora mismo se encuentra haciendo una estancia Erasmus en República Checa: “Aunque todo es muy diferente por el idioma o el tipo de arte, el trabajo es familiar”, explica sobre su labor en esta experiencia.
Su siguiente paso será buscar trabajo en un campo que, reconoce, está muy invisibilizado: “Es un mundo al que le falta tener más voz y estar más profesionalizado. Muchas veces, por desconocimiento, la gente no valora el trabajo de los restauradores”, cuenta.
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