El apoyo social eleva la supervivencia de los enfermos con cirrosis hepática
La especialista en Aparato Digestivo del Cunqueiro, Natalia García Morales, obtuvo el doctorado con sobresaliente cum laude por la Universidad de Santiago con una tesis que investigaba el impacto del apoyo social en la supervivencia de los pacientes con cirrosis hepática descompensada. Su estudio concluyó que “los aspectos psicosociales juegan un papel en la supervivencia de estos enfermos, por lo que deberían implementarse medidas para su detección, análisis y, en caso necesario, una intervención". Asegura que "un apoyo social adecuado se asocia a una mayor supervivencia, independientemente de otros factores clínicos, como la edad, la función hepática o la presencia de hepatocarcinoma”.
La investigación se basa en un estudio multicéntrico con 127 pacientes, de los que el 79,5% eran hombres con una edad media de 60 años. Tuvieron en cuenta datos epidemiológicos, clínicos y sociales (apoyo social y riesgo social). La etiología (o causa) más frecuente de cirrosis fue el alcohol (74,8%).
En la valoración del apoyo social se detectó que la mayoría de los pacientes (92,2%) tenían un apoyo global adecuado. Sin embargo, la supervivencia al año en pacientes con apoyo social global inadecuado fue del 30%, frente al 73,5% de los que presentaban apoyo adecuado, por lo que, aunque sean una minoría, los enfermos con apoyo social inadecuado deben ser identificados lo antes posible, para poder intervenir y mejorar su previsión vital.
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica de elevada morbimortalidad. Su evolución natural consta, por lo menos, de dos fases bien definidas: cirrosis compensada y descompensada. La transición entre estas dos fases aparece cuando el paciente desarrolla complicaciones como ascites (acumulación de líquido en el abdomen), encefalopatía, o hemorragia digestiva, entre otras. La aparición de descompensación se asocia a un notable descenso de la supervivencia. Se describieron numerosos factores pronósticos clínicos en estos pacientes, como el deterioro de la función hepática, el desarrollo de hepatocarcinoma (tumor maligno en el hígado), o la presencia de comorbilidades. Además, los factores sociales fueron ampliamente estudiados tanto en población general como en pacientes con enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, demostrando tener valor pronóstico e impacto en la supervivencia. La doctora desarrolló una escala adaptada y abreviada de medición de factores psicosociales basada en la escala validada SIPAT, y denominada “SIPAT-11”, que valora el apoyo sociofamiliar, el estilo de vida, la adecuación al entorno y la preparación o afrontamiento de la enfermedad.n
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