Ana Bernabéu: “Nueve años después, aún había fuel enterrado en las playas”
La catedrática del Departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio de la UVigo, estudió el impacto del vertido en los arenales de la costa gallega
Los efectos del vertido del Prestige se dejaron ver prácticamente de manera inmediata con una gran marea negra que apareció en un importante número de playas de la costa atlántica gallega. Aunque el incansable trabajo de los voluntarios contribuyó a que ese mismo verano los arenales lucieran tan limpios como siempre, investigaciones posteriores demostraron que, debajo de la arena, todavía se podían encontrar restos de fuel.
Así lo explica Ana Bernabeu, catedrática del Departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio de la Universidad de Vigo e investigadora del CIM (Centro de Investigaciones Marinas), que en los ocho años siguientes a la marea negra participó en una serie de estudios en playas para determinar qué ocurrió con estos restos de ‘chapapote’ que los voluntarios no pudieron retirar directamente. “El fuel poco a poco se fue enterrando porque las playas son ambientes muy activos, por lo que no se podía quitar a mano quedaba tapado por la arena”, apunta.
Las prospecciones que este equipo de investigación realizó entre 2003 y 2011 revelaron que, incluso nueve años después del desastre, todavía restos de fuel enterrados en las playas. “La arena lo iba enterrando cada vez más y llegamos a detectar fuel hasta a tres metros y medio de profundidad”, señala Bernabeu.
El estudio arrojó varias conclusiones, de acuerdo con esta investigadora. “La que más nos preocupaba era que, después de nueve años, seguían apareciendo las playas llenas de ‘galletas’. No éramos capaces de identificar si ese fuel venía de zonas que no se habían podido limpiar en su día, como acantilados y sitios de difícil acceso, o si venían del propio pecio del Prestige”, explica. Además, las múltiples prospecciones realizadas a través de esos años les permitieron conocer un comportamiento del fuel que contradecía todos los manuales y trabajos hasta el momento: “Por aquel entonces se despreciaba la cantidad de fuel que se podía enterrar porque asumían que no podía ir más allá del medio metro, mientras que nosotros lo encontramos hasta a tres metros y medio de profundidad, por lo que los mecanismos de limpieza debían adaptarse a esto”, concluye Bernabeu.
2002 fue el tercer año con más crudo vertido al mar de las últimas dos décadas
El desastre del Prestige no fue el último, ni siquiera el penúltimo gran vertido de fuel en el mar de los últimos 20 años. Se estima que el petrolero que se partió en dos a 130 millas de la costa de A Coruña virtió cerca de 64.000 toneladas de crudo en el Océano Atlántico, una cantidad que palidece al lado del que hasta ahora es el mayor desastre ecológico de la historia en el mar, el incendio de la plataforma petrolífera semisumergida “Deepwater Horizon” en 2010, que virtió unas 779.000 toneladas de fuel en el Golfo de México. Ocho años más tarde, el petrolero “Sanchi” se hundió entre China y el sur de Japón dejando más de 130.000 toneladas de crudo en el Pacífico.
Tal y como muestra el instituto Cetmar en su página web, cada año se vierten varias toneladas de petróleo al mar por diversas causas, aunque estas cantidades se han ido reduciendo con el paso del tiempo. Si bien en la década de los 70 se habrían vertido más de 3 millones de toneladas, entre el 2000 y el 2009 la cifra descendió a 261.000, de las cuales más de 60.000 corresponden sólo al naufragio del Prestige. De hecho, el 2002 es el tercer año con mayor cantidad de fuel vertido al mar de las últimas dos décadas, sólo superado por 2010 y 2018 a causa de los dos desastres ecológicos mencionados anteriormente. Desde 2010 y hasta 2020, la gran parte del millón de toneladas vertidas al mar se concentra en el naufragio del “Sanchi” y el incendio de “Deepwater Horizon”, pues en el resto de años la cantidad de petróleo que acabó en el mar pasó de las 2.000 toneladas solamente en cuatro ocasiones.
En números totales, el vertido del Prestige es el 21º mayor de la historia según los datos recopilados por Cetmar.
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