Ana Pardo: “Galicia necesita la llegada de emigrantes, es una gran oportunidad”

Ana Pardo. Directora de la ONG Provivienda en Galicia

Ana Pardo, responsable de Provivienda, durante la entrevista en el set de Atlántico.
Ana Pardo, responsable de Provivienda, durante la entrevista en el set de Atlántico.

Ana Pardo es la directora de la ONG Provivienda en Galicia, con sede en Vigo, especializada en dar alojamiento a desplazados, como el caso de afganos o ahora ucranianos. Trabaja desde 1989 para que todas las personas disfruten del derecho a la vivienda en igualdad de condiciones. En Vigo desde 2017. La asociación cuenta con viviendas propias y ayuda a conseguir alquileres para dar respuesta a las necesidades residenciales, especialmente de las personas en situación de mayor dificultad. Han alojado a cientos de miles de personas en toda España.

¿Cómo funciona Provivienda?

Somos una entidad social que nos dedicamos a intentar acercar a esas personas y colectivos que están en situaciones vulnerables a un derecho como es la vivienda. Desde ahí desarrollamos diferentes programas. Uno de los que nos ha dado más a conocer aquí fue dentro del marco de protección internacional, con otras entidades sociales, pero sí es verdad que tenemos otros programas que también se nos demandan y nos piden ayuda, como el programa Fogares, que al final lo que ayuda es a personas a conseguir vivienda, a propietarios a que depositen sus pisos en alquiler para programas sociales e incentivar ese parque de viviendas.

Ustedes se hicieron famosos en Vigo al acoger, en colaboración con el Gobierno, a chicos africanos rescatados por el “Aquarius”. ¿Sabe cómo les fue después?

Realmente aquella situación nos puso en el foco mediático porque coincidió con ser la única entidad que acogimos en Galicia a ocho chicos. El proceso de acogida de ellos no distó del proceso de cualquier otra persona. Al final nos encontrábamos con chavalitos muy jóvenes que venían buscando una oportunidad de vida, que querían apoyo, que no sabían el idioma y no tenían interiorizados ciertos patrones culturales. Esto es lo mismo que les pasa a otras personas cuando llegan, cuando dejan sus países de origen y tienen que iniciar otro proyecto vital en otro espacio diferente. Con ellos en cierta medida fue una experiencia fácil porque tenían una mirada desde una apuesta de recuperar espacios en el rural. Consiguieron empleo en esas zonas, se han asentado por allí y algunos viven y trabajan allí asentados.

¿Se instalaron aquí? Un éxito

Totalmente, algunos están en Vigo ciudad y alrededores, pero otros se han ido a entornos rurales y ahí se han mantenido.

¿Y los afganos que llegaron escapando de los talibanes?

La acogida de Afganistán nos recordó mucho a una anterior que tuvimos con acogida de familias sirias. Son situaciones muy similares: familias grandes, es complejo el proceso porque hay mucho arraigo, han tenido que dejar situaciones en que las familias se desvirtúan, y a veces tienen un proyecto de vida que no está afincando en Galicia o España, son situaciones como de tránsito. Tenemos que ser comprensivos ante esto, tienes que dejar todo lo tuyo y sobre la marcha fraguar hacia dónde ir. Hay familias que aún siguen con nosotros, que se están asentando, y otras para las que hemos sido un paso.

Ahora tienen casi 200 personas de Ucrania, un grupo enorme, y es difícil que puedan volver.

Creo que no hay diferencias, todos somos personas y necesitamos lo mismo. Es importante interiorizar ciertos matices culturales. Todos tenemos ciertos códigos, yo como gallega veo que todo es así, pero no es todo así y eso lo podemos ver incluso dentro de España, si vas a Cataluña o Andalucía hay ciertos patrones en cultura que son diferentes. Cuando hay miles de kilómetros por el medio, cuando han atravesado un conflicto latente durante mucho tiempo, todo eso también marca. Los equipos que les acompañan son multidisciplinares, capacitados y formados para dar la mejor respuesta a las personas teniendo en cuenta una forma de trabajar la integración activa y de entender la diversidad como parte de los procesos. No hay una gran diferencia en cómo es la acogida de la población ucraniana sobre la afgana o la siria. Al final son procesos donde tenemos que dar tiempo a las personas, intentar la integración bidireccional, con ellos y también con la población donde llegan, en este caso a Vigo y en Galicia en general. Y tratar de convencer de que Galicia necesita de la llegada de emigración, igual que España. No hay que ver esto como una dificultad sino como una oportunidad para ellos y nosotros.

¿Cómo se encuentran?

Este conflicto nos toca muy de cerca a todos. Al final quizá en otras situaciones ha habido menos atención porque nos cae más lejos, aquí es más cerca y lo tenemos muy presente en el día a día. ¿Cómo están? Con mucho dolor, es muy complejo, con situaciones difíciles. Es verdad que en algunos casos, pueden volver a zonas donde se ha relajado algo la situación, aunque no era donde vivían. Tienen intención de volver, es totalmente lícito y lógico, lo que haríamos cualquiera de nosotros. Hay otros casos donde se plantean asentarse y desarrollar un proyecto aquí en España. Tienen peques, están escolarizados, están contentos. Hay otras personas que todavía están aterrizando en todo esto, porque cuando vienes de un conflicto tan potente como es este, realmente puedes comenzar a trabajar con la persona cuando pasa un tiempo.

¿Cómo se mantiene Provivienda, cuáles son sus fuentes de financiación?

Bueno, depende. Tenemos diferentes vías, en general el programa de protección internacional está financiado con recursos del Ministerio. Trabajamos también con la Xunta, tenemos algunos convenios con ayuntamientos que apuestan por programas de vivienda para mejorar la situación de personas vulnerables, así que nuestras fuentes de financiación son diversas,

¿Cuántas acciones realizan en vivienda para gente de Galicia?

Uno de nuestros programas en el territorio es Fogares, con Emaus Fundación Social, y lo hacemos actuando como avalistas de aquellas familias o personas que realmente no cumplen los requisitos que el mercado inmobiliario marca. Entonces lo que conseguimos es que ese mercado que de base es muy excluyente y frío, que solo busca unas garantías muy estrictas, se acerque a personas que tienen una situación diferente y nosotros le damos esa garantía. Lo que hacemos es darle más flexibilidad a esas personas, que a lo mejor cobran un subsidio el día 10, y no pueden pagar entre el 1 y 7. O apoyamos a una persona que no puede justificar todos los ingresos económicos, pero que puede sostener una vivienda, así que somos mediadores y avalistas de aquellas personas que de primeras se quedarían fuera.

¿Es muy duro lo que se encuentran?

El trabajo en el tercer sector y la intervención social es duro de base porque lo que intentamos es acompañar y apoyar a aquellas personas que por desgracia se están quedando fuera del sistema y de los derechos. Cuando hablamos del derecho a una vivienda, creo que es tan fácil como ponerte en los zapatos de lo que supone que si hoy al terminar tu trabajo no tienen dónde ir.

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