María Oruña: “Con el esfuerzo que cuesta escribir una novela, tiene que ser una buena historia”

MARÍA ORUÑA. Escritora viguesa, presenta “El camino del fuego”

Publicado: 21 may 2022 - 00:15 Actualizado: 21 may 2022 - 11:51

María Oruña, en el set de Atlántico TV, con su última novela.
María Oruña, en el set de Atlántico TV, con su última novela.

María Oruña (Vigo, 1976) pertenece a la nueva generación de escritores vigueses de la que también salió Domingo Villar, cuya prematura muerte, aún le conmociona: “Nos conocemos todos, hasta compartimos un chat; Domingo era muy buena persona, todos lo teníamos como un ángel”, afirmó en su visita al set de Atlántico TV. En plena campaña de promoción, acudió a presentar su última novela “El camino del fuego”, la quinta entrega de la saga de la teniente Valentina Redondo.

Llega con una novela de una misma serie, pero completamente diferente los anteriores.

Todos los libros de la serie son independientes y anticonclusivos. Me gusta hacer un guiño a modelos narrativos distintos y algo innovadores, si el anterior era un homenaje a la habitación cerrada, en esta es a las novelas domésticas. En ellas la investigación está a cargo de un personaje que no es policía, aquí la particularidad es que Valentina es teniente de la Guardia Civil, pero está de vacaciones. La mandé con su novio Oliver a Escocia, donde se puedan quitar sus roles, sus chaquetas y sus profesiones, que sean solo una pareja de vacaciones, aunque hay un crimen y les va a tocar investigar sin los recursos oficiales.

Lo que sí es común es la puesta en valor del patrimonio inmaterial, en este caso escocés.

Sí, pero sobre todo están presentes los libros. Es un viaje metaliterario por los escritos censurados y prohibidos, todas las historias que no pasaron el filtro en su momento. Suelen ser la que suponen un tributo a lo erótico, al humor que cuestiona a los poderosos y las memorias o autobiografías como es el caso. Aquí descubren un cuarto oculto con la que parecen ser las memorias del carismático y controvertido Lord Byron que sobrevivieron a la quema tras su muerte.

¿Por qué escogió a Byron para esta trama?

Ya que mandaba a mis protagonistas de vacaciones con la familia y desde el inicio de la saga insistimos en que eran escoceses, Byron es un Gordon, del clan Gordon (de Oliver). Además, necesitaba un autor muy carismático, que perdurara en el tiempo y en la memoria, sin diluirse. Eso es difícil de encontrar, hay un Oscar Wilde, Lord Byron o Mary Shelley, merece la pena investigarlo.

Esta es la quinta entrega protagonizada por Valentina Redondo, ¿cómo se encuentra el personaje?

Está relajada y de vacaciones, no la iba a atormentar más. El personaje no está en constante evolución, porque nosotros en la vida real tampoco lo estamos o seríamos listísimos. A veces vamos en retroceso, no siempre estamos en la cresta de la ola. Mis novelas son corales y cada una tiene su universo propio. Valentina no siempre es el centro de atención. Aquí vamos a ver su lado más personal, también el de Oliver, vamos a ver cómo se manejan en un ambiente que no es el suyo.

¿Los personajes son entonces una excusa para la trama?

Todos mis libros son un ejercicio narrativo distinto, pero también una retrospección e investigación en el tiempo. La voz del siglo XIX en Escocia es distinta, además utilizo algo que no había usado nunca, la narrativa con documentación epistolar. Incluyo una carta y otra varios meses después y entre medias el lector debe deducir no lo que pasó. Me gusta porque da agilidad y hace trabajar un poco al lector.

¿Tendremos entonces Valentina Redondo para rato?

No digo que mucho, ni que poco. Es una serie en la que yo jamás hablé de trilogía o tetralogía, cada libro es un misterio en sí mismo. Ya estoy trabajando una sexta entrega. Con el esfuerzo que cuesta escribir una novela, tiene que haber una buena historia que merezca la pena; por fortuna, yo sigo teniendo historias.

Para finalizar, ¿hay alguna novedad con los anillos de “El bosque de los cuatro vientos”?

Hubo bastante de magia con estos anillos, nadie creía que existiesen e investigar fue muy fácil. En el obispado me ayudaron mucho, pero cuestionaban incluso que hubieran existido. Llamé a muchas puertas hasta conocer a la restauradora de San Estevo de Ribas de Sil. Cuando encontraron la bolsa de los anillos, ya había leído mi novela; en principio el cura le negó el permiso para abrirla, ¿habría insistido si yo no hubiera escrito la historia? La bolsa tenía nueve nudos y al abrirla encontraron un papel y pergamino con los anillos que explicaba que eran los que quedaban. La sacristía donde aparecieron, de 1640, ya está restaurada; sé que la idea es musealizarla para que los anillos puedan volver a San Estevo, pero tienen que resolver problemas como la ambientación y la seguridad. Yo seguiré investigando dónde están los cinco que faltan.

¿Habrá una segunda parte del misterio de los anillos?

“El bosque de los cuatro vientos” está concluido. Estuvo pensado por y para Galicia, para mostrar cómo vivo mi tierra y cómo la respiro, lo qué es la morriña. Para mi sorpresa muchos me piden otra aventura de Jon Bécquer. Ya le daré una vuelta.

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