El legado de la tradición navideña
Paula Pérez se ha convertido en defensora de la magia de estas fiestas a partir de El Belén de Manolo, que creó su padre en 1982, y podría ser reconocido como Fiesta de Interés Turístico de Galicia
Paula Pérez se ha convertido en defensora de la la magia navideña a partir de El Belén de Manolo, tradición que va a ser reconocida como Fiesta de Interés Turístico de Galicia. El Nacimiento, creado en 1982 por su padre, el artesano Manuel Pérez André, se expone al lado de Balneario de Mondariz. Un referente de la identidad cultural de Mondariz que atrae a numerosos visitantes y que cuenta con 50 metros cuadrados, más de 300 piezas de barro, sonidos ambientales, ciclos de luz y flora autóctona.
-¿Cómo llegó al mundo de la artesanía?
-En concreto al mundo del belenismo, de la mano de mi padre. Allá por el año 1982, cuando nací, comenzó lo que hoy es el Belén de Manolo y durante mi infancia he vivido esa afición que él tenía. En nuestra casa montar el Belén era un “ritual”: desembalar las figuras, preparar el espacio, ver a mi padre construir nuevas casas, ir los domingos por la mañana al monte a coger musgo y volver a casa con ese olor inconfundible en las manos. Aún hoy ese olor a musgo me lleva a aquellos años. Poco a poco el Belén fue creciendo hasta convertirse en lo que es hoy. Manolo nos dejó hace casi 9 años y desde entonces he cogido el testigo de seguir construyendo algo maravilloso. Y ese “ritual” de mi infancia se ha convertido en una pasión que me ilusiona.
-¿Cómo definiría su proyecto actual?
-Ahora mismo el Belén de Manolo tiene unas dimensiones de cerca de 50 metros cuadrados, en él podemos encontrar más de 300 piezas de barro lienzado, figuras artesanales de talleres granadinos, murcianos, valencianos) algunas de ellas en movimiento. Además de puestos, casas, puentes, miniaturas… realizados a mano. Es un Belén tradicional con oficios de la época: alfareros, herreros, carpinteros, cesteros…Sin modernidades, de los de toda la vida. Tiene sonidos ambientales, ciclos de luz: amanece, anochece… estrellas de fibra e incluso luna. La flora es “autóctona” del Belén ya que yo misma planto semillas que van creciendo durante los meses en los que está encendido.
-¿Cuál es la motivación de su trabajo?
-Que el legado maravilloso que mi padre nos dejó siga vivo y que la gente conozca el Belén y convierta su visita en parte de su tradición navideña y que no se pierda esa tradición de montar el belén en cada casa. Nos hemos acostumbrado a poner el árbol de navidad, a llenar todo de adornos y luces y poco a poco hemos perdido esa ilusión por poner el Belén, y no hacen falta 50 metros, cada Belén por pequeño que sea tiene su encanto y me ilusiona ver qué muchos niños (y no tan niños) cuando salen del belén de Manolo les dicen a sus padres que quieren poner el belén al llegar a casa, y muchos de ellos cuando vuelven al año siguiente me enseñan fotos de sus belenes que con tanta ilusión han montado. Hay adultos que me comentan que por añoranza de los que ya no están, han dejado de ponerlo y yo siempre les digo que la mejor forma de recordarles es haciendo esas pequeñas cosas que nos hacían felices junto a ellos, como por ejemplo montar el belén cada Navidad.
-¿Valores por los qué destaca el Belén de Manolo?
-El valor inmaterial por el que destaca el Belén es la tradición. Además, cabría destacar que es un belén realizado por una sóla persona, antes mi padre y ahora yo, a diferencia de muchos belenes expuestos al público en los que en su confección participan muchas personas. También destacaría la antigüedad, ya que son 43 años ininterrumpidos. La capacidad de innovación ya que cada año intento sorprender sin perder la esencia del belén. Y como valor fundamental, la cercanía: me gusta en cada visita pararme con la gente, contarles la historia del belén, hablarles del proceso de montaje. Quiero que esa visita les marque y quieran volver a visitarme al año siguiente.
-¿Un pequeño recorrido por su trabajo hasta ahora?
-Desde que comencé a realizarlo yo, he aumentado unos 20 metros la superficie y he distribuído el espacio para que se pueda ver alrededor, antes sólo tenía vista frontal, lo que permite disfrutar de distintas vistas y perspectivas. Voy añadiendo innovaciones cada año, una de las que más han gustado en estos últimos años han sido las “termas”, ya que el Belén está en el Balneario de Mondariz y quise hacer un pequeño guiño a su municipio. Cada año invierto en nuevas piezas, este mismo año he ido al mercado navideño de la Plaza Mayor de Madrid a comprarlas, ya que me es un poco complicado encontrar piezas que no tenga y que casen con el estilo tradicional del belén. Además confecciono escenas que no se encuentran en el mercado como la apicultura. Como curiosidad decir que escondo miniaturas para que los niños (y a veces los mayores) pasen un rato divertido buscándolas, desde un ratón hasta una tortuga. Es una manera de motivarles y de que se fijen en todos los detalles. E incentivar las ganas de volver a visitar el Belén para ver que cosas nuevas hay escondidas.
-¿Proyectos futuros? ¿A dónde quieres llegar?
-Pues me encantaría crear una asociación sin ánimo de lucro de amigos del Belén de Manolo para acercar el belenismo a la gente, poder impartir talleres, organizar visitas a otros belenes, crear una ruta que abarque esos belenes particulares que con tanto cariño se hacen y que muchos no conocemos. Y ya el gran logro sería lograr el reconocimiento a nivel autónomico como tienen el belén de Valga o el de Begonte. Y sobretodo me gustaría seguir acogiendo a todas esas personas que con ilusión acuden anualmente a visitarme. Como digo siempre: “la luz al Belén la dais los que lo visitáis”.
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