Sergio Pazos: "Si se continúa con esta línea ascendente, se debería plantear la presencia en la ciudad"
Tomó la presidencia del Círculo Mercantil en 2023 y ya superó los 3.000 socios registrados
El Círculo Mercantil vivió tiempos oscuros, pero se encuentra en un ‘renacer’ de la mano de Sergio Pazos. Tomó la presidencia en 2023 y ya superó los 3.000 socios registrados. Buenas cifras para una entidad que abandonó el centro de la ciudad en 2018 por problemas económicos y se asentó en Mos, entre la Universidad de Vigo y la ciudad deportiva del Celta.
Recientemente, se superó la barrera de los 3.000 socios. ¿Cómo se consiguió dar ese nuevo aire al Mercantil?
Teníamos un club a la baja hace dos años. Con mucho trabajo, ideas e iniciativas hemos conseguido revertir la situación e ir para arriba. Ahora mismo estamos en 3.100 socios. Eso no se repite desde el año 2018 y se puede decir que es el mejor momento en años. Lo conseguimos con la premisa de que cada persona de la familia tenga algo que hacer en el club. Por ejemplo, que la madre haga pádel, el padre acuda al gimnasio, un niño a tenis y otro a artes marciales. Bajo esa directriz y con un formato de invitaciones en verano, hemos podido ir poco a poco hacia arriba. Y seguiremos. En septiembre comenzamos con una escuela de fútbol y con clases de gimnasia acrobática, que no hay tantas en Vigo.
No hace mucho el Mercantil vivió momentos tormentosos.
Somos un club con 134 años de historia. Eso pocos lo pueden decir en Vigo. Pero a lo largo de su historia se han dado muchas vueltas. El momento más complicado que recuerdo ha sido la venta de la sede de Príncipe. El club se ha reinventado, ha pasado de ser una entidad con mucho arraigo en el centro, con su parte cultural, a convertirse en un club deportivo y social.
¿Volverá a estar presente la entidad en el centro de Vigo?
Me gustaría decir que sí, pero por el momento no son más que sueños. Todavía estamos lejos de eso. Igual yo no lo veo, pero si se continúa con esta línea ascendente, se debería plantear la presencia en la ciudad. Irse fue un momento crítico, lo recuerdo como espectador y socio. El club pasó un momento malo después del ladrillo y se generó deuda. Entonces, o se vendía la sede o podía entrar en liquidación después de 100 años. Ha sido una pequeña travesía en el desierto, pero estoy convencido de que estos clubes tienen un futuro de esplendor en una ciudad dinámica como Vigo.
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