Paloma Sánchez-Garnica y Beatriz Serrano: “Los libros nunca compiten entre sí, si son buenos invitan a buscar otro”
"Son dos novelas diferentes, pero el trasfondo es el mismo, trata de los sentimientos universales del ser humano", aseguran la ganadora del Premio Planeta con “Victoria” y la finalista con “Fuego en la garganta”
En plena promoción de los Premios Planeta, su ganadora, Paloma Sánchez-Garnica (PSG) y la finalista, Beatriz Serrano (BS), visitaron el set de Atlántico TV para presentar las obras galardonadas, “Victoria” y “Fuego en la garganta”, respectivamente.
Viven una de las promociones más intensas del sector. ¿Cómo se lleva tanto tiempo juntas?
PSG. Nos compenetramos y nos llevamos muy bien, ya nos empezamos a contar nuestra vida. Son dos novelas diferentes, pero el trasfondo es el mismo, trata de los sentimientos universales del ser humano. Son épocas diferentes, pero con las mismas contradicciones, dilemas vitales, lo que clama el corazón. La base de las dos novelas es la misma.
¿En sus presentaciones comparten público?
BS. Sí, podríamos tener los mismos lectores, aunque Paloma tiene una mayor trayectoria con nueve libros publicados.
PSG. Creo que “Fuego en la garganta” es una novela que se puede presentar para un público más joven, pero yo creo que no. Con la segunda parte se pueden identificar mujeres de mi generación, en los 90 era cuando teníamos 30 años, rompimos con las costuras de ser únicamente amas de casa y nos convertimos en super-woman, teníamos que ser las mejores en todo y esa es la contradicción que vive la madre de Blanca. En las novelas hay que meterse un poco virgen y ver lo que nos cuentan.
¿Existe esa fidelidad del lector de los Premios Planeta?
BS. Se espera del sello que les descubran autores que podían no estar en el radar. Hay gente que va a las presentaciones porque se fía del premio.
PSG. Además, es que estamos en todos los sitios, es una promoción enorme. Los libros nunca compiten entre sí, si son buenos invitan a buscar otra lectura. Se trata de formar lectores que vayan a las librerías. Es la forma de salvar a la sociedad. Una sociedad leída es una sociedad que no se deja engañar. Es un mecanismo muy poderoso y accesible a todos.
Una edición de los Planetas muy femenina tanto por las autoras como por las protagonistas.
PSG. Por las autoras sí, ya que somos dos mujeres y de dos generaciones diferentes. Pero en mi caso, aunque las protagonistas son mujeres fuertes, el papel de los personajes masculinos también es muy importante.
Se trata de dos obras muy diferentes. Frente a la finalista, una novela contemporánea, “Victoria” es de ambientación histórica, localizada donde lo dejó en “Últimos días en Berlín”, con la que precisamente quedó finalista de estos premios en 2021.
PSG. De esa novela nació la necesidad de escribir sobre cómo se fraguó la Guerra Fría. Empieza en 1946, 15 años antes del muro, donde los berlineses se manejaban en una ciudad ocupada, destruida y hambrienta, en la que podía moverse por todas partes. Más adelante me surgió la oportunidad de llevar la historia al otro lado del océano, a Nueva York y a Alabama con el conflicto racial.
Es el Berlín de los espías.
PSG. Berlín era la ciudad más peligrosa del mundo y donde había más espías por metro cuadrado. Fue el núcleo de la Guerra Fría, donde comenzó todo. Al acabar el nazismo, Estados Unidos y la URSS se erigen en grandes enemigos que pugna por la hegemonía mundial.
¿Cómo equilibra los personajes ficticios con los reales?
PSG. La primera chispa de la forma de estar en el mundo de Victoria es Hedy Lamarr, que inventó el sistema precursor del wifi. La llamaba el animal más bello del mundo porque era una actriz muy guapa, que además tenía una inteligencia superior a la media. Protagonizó el primer desnudo en el cine y también fue la primera en simular un orgasmo en la gran pantalla. Tuvo que huir de Europa de un marido muy celoso y triunfó en Hollywood. Le pasó lo que le sucedió a muchas mujeres, que se apropiaron de sus logros. Al principio no hicieron caso a su invento, pero lo recuperaron con la crisis de los misiles, aunque no le reconocieron su autoría hasta mucho después, cuando, según ella misma dijo “era demasiado tarde”. Mi personaje vive la guerra y crea un lenguaje cifrado, al tiempo que canta por la noche en un club nocturno.
“Fuego en la garganta”, ambientada en los 90, la trama va por otros derroteros con los peligros de un incipiente internet.
BS. En mi anterior novela, “Descontento”, contaba el desencanto generacional de unos jóvenes que después de hacer sus carreras y cumplir los preceptos se encuentran con un mundo que no los hace felices. Pensé en esa arqueología, de cómo llegamos hasta aquí. Para explicar el aislamiento de Marisa en mi primer libro, busqué en mis propios orígenes. Internet me interesa mucho desde el punto de vista de cómo cambiamos. Esta es una novela iniciática de una adolescente que descubre un mundo cuando internet llega a su casa. Lo que más odiaba, cuando la conexión se cortaba con una llamada.
Sorprende la madurez de Blanca, su protagonista.
BS. La historia empieza el día que el padre le dice a Blanca que su madre se fue de vacaciones cuando en realidad los abandonó. Se convierte en la niña perfecta por miedo que también se vaya su padre. No le explican por qué se marchó y se culpabiliza. Su madurez también se enmarca en detalles con los que disfruté, me gusta pensar en formatos y formas de contar como que Blanca era la única que escribía sin faltas de ortografía.
Apunta de lo importante de la comunicación con los hijos.
BS. El libro va sobre la enorme carga de los silencios en la familia. Blanca hace en internet las preguntas que no puede hacer en su casa. Todas las generaciones lo hemos vivido, hay un momento en que no sabemos hablar con los padres.
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