Nerea Alamancos: “El día que me fije en las rivales, será el momento de dejarlo”
“Del taekwondo me desvinculé, si entrenas a alquien tienes que dedicarle muchas horas o no funciona", dice la extaekwondista internacional y deportista polifácetica
Nerea Alamancos (Vigo, 4 de julio de 1987) se retiró del taekwondo en el 2000 con múltiples medallas internacionales y ahora hace carrera de montaña, con buenos resultados y alguna victoria, maratones o bicicleta. Lo compagina con el trabajo, dos hijas e, incluso, con ser especialista de cine.
¿Cómo comenzó en el deporte?
Empecé en el ballet, en Copelia. Cuando no podía continuar en Vigo, porque me tocaba irme a Madrid para hacer los cursos de más nivel, que cuando llegó el cambio. Ese verano probé el taekwondo, me enganchó y cambié totalmente. Aunque no lo parezca, tienen bastantes cosas en común.
¿Conocía el taekwondo?
No tenía ni idea de lo que era. Empecé porque un día que salí de casa por la mañana fui a buscar unos cruasanes para más padres y, en el portal, me crucé con un hombre que se me metió dentro. No me pasó nada, pero se lo conté a mis padres y me dijeron lo que probar en taekwondo. El ballet es muy disciplinado, con mucho silencio, y en el gimnasio de taekwondo vi que la gente hablaba, que socializaba… Estaban acostumbrada a estar callada, mientras otros hacían diez repeticiones, yo hacía muchas más y también me funcionó la flexibilidad. Fui avanzando muy rápido.
Tiene sus principales logros en técnica, pero también hizo combate.
Sí, sí empecé en combate. Fui campeona gallega en todas las categorías y terminé bronce júnior en el de España. Después, también hice uno de España en técnica por parejas y, después, bronce del mundo en Corea. A partir de ahí, ya decidí centrarme en la técnica.
¿Cómo es la modalidad de técnica?
Por suerte, las katas de kárate son más conocidas. Y siempre lo comparo que es algo similar, con una serie de puños y patadas realizadas al aire. Yo lo hacía tanto de forma individual como sincronizado en parejas y en trío. También similar a un ejercicio de suelo en gimnasia, pero practicando taekwondo. Los primeros resultados me llegaron con 19 años (2006) y lo dejé en la pandemia (2020), más o menos. Quedé embarazada de Catalina y, después, empecé para preparar un trío pero me rompí el ligamento cruzado. A partir de ahí fue como pasar página.
¿Por qué empecó a correr?
Iba al gimnasio y ahí conocí a unha chica que me preguntó. Y la acompañé un día a correr a Castrelos y así me uní a Asaltamontes. Hasta que llegó un domingo a la mañana en el que propusieron ir hacer el reconocimiento del Trail Orixes de Mondariz. Me presenté con un polar, porque daban frío, y sin avituallamiento ni nada. Me preguntaron si quería hacer 16 kilómetros o 26. Y como tenía toda la mañana, opté por la distancia larga. Y, al terminar, me dije: que divertido es esto. Así, fui a mi primer trail que fue, precisamente, el Orixes.
¿Por qué le gustó?
El contacto con la naturaleza me gustó mucho y, también, porque soy un poco kamikaze, me gustaron las bajadas. Me flipá bajar, creo que es súper divertido. Algunas son peligrosas y creo que son las mejores. El pasado en el taekwondo me ayuda, pero también hay que tener mucha cabeza porque hay carreras que son muy largas, que tardan mucho en hacerse. Pasan los kilómetros y el tiempo y tú sigues ahí en medio del monte.
Pasa de la explosividad del taekwondo a una disciplina de mucha duración.
En la categoría de técnica, sí que es cierto que tienes que trabajar mucho tiempo. Recuerdo cuando comencé en pareja con Alejandro, tuvimos que dedicarle mucho. La gente no se imagina el tiempo que estás para hacer un puño igual, con la misma postura. A la hora de competir, me vuela el tiempo en el monte, no noto que pase tanto tiempo como el que realmente dedico.
Vi que tampoco quiere engancharse demasiado.
Sí, sí, me conozco y sé que puedo llegar a centrarme mucho en una disciplina y no quiero. También me gusta mucho la bicicleta de carretera, el enduro… Ahora estoy preparando la maratón de Sevilla y ya hice la de Madrid. Si veo que me engancha algo, es el momento de cambiar. No quiero dedicarmea una única cosa.
¿Llegó a obsesionarse con el taekwondo?
Ya no es una cuestión de obsesionarse, son muchas horas a dedicar. Luego, dejas de competir por placer y lo haces buscando unicamente un resultado. Y no se disfruta igual.
En taekwondo entiendo que tienen que controlar mucho el peso, ¿cómo lo gestionó?
Lo sigo haciendo, porque en la carrera me sigue pareciendo fundamental para evitar lesiones. Tengo un nutricionista y sigo sus pautas. Al hacer tantos kilómetros, el gasto de calorías es elevado. Es clave.
¿Cómo es su día a día?
Entreno con el Delikia y voy dos días a la semana a Castrelos. También hago dos o tres días de fuerza. Intenté hacer natación, pero no fui capaz. Soy muy mala nadando. Lo hice para intentar hacer triatlón, pero me es imposible. También toco algún día la bicicleta.
Y también trabaja
Y, además, tengo dos hijas. Comienzo muy temprano a trabajara eso de las 6:00. Poco después de las 14:00 ya estoy en casa y ahí ya tengo un rato para entrenar antes de que lleguen las niñas. A mí es lo que me da energía. Incluso, mi hija pequeña dice: no no te vayas a entrenar. Y la mayor la corrige: déjala que si queda, nos riñe mucho. A la pequeña, a Cata, ya le llevo muchas veces a correr porque tiene una bicicleta eléctrica y se viene a mi ritmo. Me diceque es como estar en el sofá pero con vistas. Por la zona de Bouzas ya sí. La mayor ya entrena bastante en taekwondo. De hecho, el fin de semana ya tuvieron competición en la zona del Levante.
¿Usted dejó el taekwondo?
Totalmente, me desvinculé. Solo tengo a las dos pequeñas. Lo echas mucho de menos y, os estoy muy metida, o me cuesta estar entre un lado y el otro. Entrenar a alguien también supone muchas horas. Los taekwondistas le tienen que dedicar mucho tiempo y si eres entrenador tienes que hacer lo mismo o no funciona. Y para eso, preferí yo hacer deporte y dejarlo del todo.
¿Lleva mal el estar parada?
Sí, sí. Y en la pandemia, además, me tuve que operar de una rodilla. Pasé por el quirófano el día 5 y el 12 nos recluyeron. Mis recuerdos fueron tener que ver vídeos todo el rato para ver el dolor que tenía si era normal y lo que tenía que hacer por el médico no te atendía. Además, tenía a la pequeña con unos meses y a Samuel (padre) dando clases online de taekwondo. Mi casa era un poco locura. Me dijeron que no podía caminar, pero unos días después yo estaba pasando el aspirador con una niña medio colgada. Por suerte, la rodilla no se me quejó, por suerte. Fue la única lesión grave de toda mi carrera. Tuve suerte.
En la salida, ¿observa las rivales para ver si puede ganar?
En ese aspecto, todavía no. El que gané, no lo esperaba porque hay mujeres muy buenas, que hacen más calendario, pero sí que noté la diferencia de empezar a entrenar con la gente del Delikia esta año. Hubo un paso adelante, pero todavía no me fijo en las rivales y espero seguir así. El día que comience hacerlo, será el momento de pensar en otra cosa porque sería empezar a sacar la vena demasiado competitiva.
¿Cómo surgió ser especialista?
Hago doblajes de especialista para temas de riesgo. Fundamentalmente es de peleas, pero ya realicé algunas escenas en coche, de explosiciones y así. La opción apareció sin buscarlo, porque me conocían del taekwondo y me vieron hacer una pruba de enduro en bicicleta de montaña. El primer día que me llamaron flipé bastante, pensé que era una broma. Pero no.
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