Cuando el maratón nunca termina
El vigués Roberto Rey, de 76 años, entrena cinco veces por semana y compite en pruebas atléticas de larga distancia
Baja las escaleras Roberto Rey, se sienta para la entrevista y ya comienza a contar su planes. “Este año a ver si voy a Ibiza, al Campeonato de España de 10 kilómetros, que quiero ganar”, expresa sin sorpresa, por pura rutina de hacer ordinario lo extradinario. Comenta que irá a la prueba de Érguete y a la siguiente y, para el futuro, alguna que otra media maratón y quién sabe si también una maratón completa. Lisboa está en el horizonte. “Tengo 76 años, en unos días cumplo los 77”, explica el atleta vigués, aunque realmente es deportista multidisciplinar. “Siempre hice bicicleta y la sigo haciéndo, juego a tenis de mesa, jugué a hóckey, a fútbol… El deporte es mi vida y, lo que se me puso por delante, lo hice. Tengo la suerte de tener esa facilidad”, amplía sobre sus capacidades y no desprecia nada porque “me gustan todos, también juego a la llave”, expresa sobre una de sus aficiones recientes.
El término jubilación activa se queda a años luz de lo que realiza Roberto Rey hasta el punto de que es una celebridad ya en Vigo, ciudad a la que llegó hace más de 50 años tras nacer en Ourense. “En la última Vig-Bay hubo gente que vino a pedirme autógrafos. En la vida pensé que iba a pasarle algo así a un corredor popular como yo. Puedo decir que soy campeón de España, de mi edad, claro, pero nada más. Las firmas siempre pensé que eran cosas de campeones de todo como Martín Fiz o Abel Antón”, indica el vigués y amplia que “la gente me decía que sí, que era conocido con la cinta de samurai con la que siempre corro”.
En la actualidad, la vida del olívico gira alrededor del deporte. En un primer momento porque entrena hasta cinco días por semana para mantener la forma. “Hago sesiones de 10, 14 o 17 kilómetros, en función del objetivo que prepare. Si llueve, voy al gimnasio y otros días también ando en bicicleta”, describe sobre su día a día. Una carga física realmente complicada de aguantar para cualquier mortal y que debería complicarse para una persona con 76 años, pero “sí que me siento un privilegiado porque la salud me responde. No tomo nada, salvo un paracetamol de vez en cuando. Y, mientras pueda hacerlo, seguiré adelante. Los médicos, cuando ven mi historial, dicen que es imposible”, explica Roberto Rey y señala, en lo particular, que “no tengo meniscos en las rodillas, pero corro sin ellos. De tanto deporte, hace tiempo que me quedé sin ellos. A veces me dicen que no puedo correr, pero lo hago igual. Y nunca me retiré de ninguna carrera. Llevó infinidad de ellas completadas: maratones, medias maratones y todo. Siempre tiro para adelante y es también mucho de cabeza. Hay que saber escuchar al cuerpo y tampoco se le puede pedir más de lo que te puede dar”.
Si de joven pasó por varias disciplinas, en los últimos años se centró más en el atletismo como integrante del Castrelos 20:30 y del ciclismo, al presidir el Club Ciclista Traviesas. La primera modalidad más destinada a la competición y la segunda hacia las marchas, pero con exigencia. Las pruebas en carretera comenzaron porque “estaba en el Castrelos 20:30 y el entrenador de esa época nos comenzó a plantear lo de hacer una maratón al año. Yo lo dejé hace dos pero cubrí Madrid, Barcelona, Sevilla, Praga, Amsterdam… También puedo decir que las gané todas (en su grupo de edad) salvo la de Amsterdam, que fui lesionado y sin entrenamiento. La terminé como cuarto. Había 50.000 personas allí y estaba yo en el medio. El el Campeonato de España de A Coruña también terminé cuarto, que es un puesto que no me gusta mucho, pero uno no siempre está a tope o el cuerpo no se encuentra ese día bien”, relata el fondista vigués. Entre las experiencias destaca “el ambiente que viví en Praga, que era excepcional”. También destaca la gran labor que se está realizando en Valencia en los últimos años: “Paralizan la ciudad, quieren que sea una de las mejores de Europa”. Y, como espina clavada quedó Berlín, ya que “íbamos a ir, pero a última hora no pudimos hacerlo. Es una pena que tengo ahí”.
Como no podía ser de otra forma, Roberto Rey, es un habitual de la Vig-Bay. “Solo falté un año”, reconoce y fue por otro desafío atlético. “En todas las ediciones que corrí fui primero o segundo, siempre en mi grupo de edad", precisa. Y, a partir de ahí, analiza que “en Vigo el maratón nunca terminó de funcionar. Se hicieron varios, pero la gente no se anima. Sin embargo, la media es un notable éxito”.
Atleta conocido, rostro visible en el atletismo vigués y, quizás por eso, “la gente me llama para organizar eventos. Siempre me dicen: tú que sabes, cómo es esto", razona Roberto Rey y él ayuda porque “el deporte es mi vida y en lo que puedo ayudo, sin cobrar nada. Aún me cuesta, que pagas un café por aquí, otro por allá”. Siempre hay proyecto, ilusiones, planes… Entre ellos, uno de los próximos es que “estamos viendo si podemos traer algún Campeonato de España a Vigo, que es una ciudad de deportes, y no tenemos un evento así que hay en sitios pequeños como Ames. Ahora estamos intentándolo”, expresa el atleta.
Como veterano, Roberto Rey, lleva corriendo por las calles de Vigo mucho antes de la explosición del atletismo popular de los últimos veinte años. “Iba por la calle y me decían: quién corre detrás tuya y así. Poco a poco, la gente se fue dando cuenta de que el atletismo no es un deporte caro, salvo que te metas en muchas carreras, y que puedes hacer así deporte. Lo más importante es comprarte unas zapatillas más o menos buenas y, después, la ropa ya da más igual. Es como para andar en bicicleta, que la camiseta vale cualquiera, pero el culotte es más importante porque el apoyo es lo que más sufre".
La visión de un deportista global y atleta en particular que “puedo decir que soy campeón de España, de mi edad, claro. Mientras el cuerpo me permita seguir corriendo, yo lo haré. Mis hijos me dicen a veces: te va a dar algo. Hay a gente que le da y sin hacer lo que le gusta”, concluye
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