Jorge Gómez: “Cuando entras en el servicio secreto mientes a todo el mundo, pasa a ser tu arma”

Ex miembro del servicio de inteligencia español (CNI)

Entrevista a Jorge Gómez. | Atlántico

Jorge Gómez, natural de Redondela, dedicó 26 años de su vida a trabajar en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Sabe muchos secretos que, obviamente, no puede contar. Lo deja claro. Los que sí puede, los plasmó en el libro “Los secretos de la contrainteligencia”. La primera parada para su presentación fue su tierra natal en el día de ayer. Y el próximo 28 de marzo estará en A Guarda. Gómez ha sido reconocido en numerosas ocasiones, incluyendo las cruces al mérito naval, terrestre, aéreo y policial, así como la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Echa la vista atrás e imagino que ha sido una vida llena de historias. ¿Recopilarlas es el objetivo del libro?

Pretendo con él y con mi vida representar una esperanza para muchos jóvenes. Yo nací en Cesantes, corría por allí, estudié en un colegio público, en el instituto, no fui a ningún colegio privado y llegué a la élite de la nación, a los servicios de inteligencia y a ser oficial de la Armada de la Reserva. Yo creo que eso es interesante. Y al final, con el libro “Los secretos de la contrainteligencia”, no pretendo hacerme famoso, sino divulgar la cultura de seguridad, defensa e inteligencia. Creo que es muy importante que las poblaciones tengan este concepto y que no desliguen libertad de seguridad, porque están íntimamente unidas. Si no tenemos seguridad, no tendremos libertad. Y creo que corren tiempos que lo estamos notando. 

La contrainteligencia. ¿Qué significa ese concepto?

El libro toca una parte de terminología que, desgraciadamente esta profesión, está muy influenciada por la literatura anglosajona y por el cine americano. Los términos que utilizamos a veces no son correctos. Uno los objetivos del libro, para que lo entendiera todo el mundo, es que la propia actividad de un servicio de inteligencia tiene dos facetas. Una ofensiva, que se denomina inteligencia, y otra defensiva, que se denomina contrainteligencia. Nosotros estamos para proteger, para defender nuestros secretos, para que los agentes extranjeros no operen en nuestro territorio, para detectar los topos y para destapar actividades de otros oficiales de inteligencia. La labor es muy dura, porque nosotros nos enfrentamos a agentes de inteligencia de otros servicios que están igual o mejor preparados que nosotros. Un ejemplo. Imagínate que eres presidente de Gobierno y te informo desde el punto de vista de la inteligencia de cómo van las operaciones en la guerra de Ucrania. Ahí te presento mapas, te informo… Ahora imagínate que tengo que decirte que tu secretaria trabaja para los rusos. Eso no le gusta a nadie, estamos mal vistos. 

¿Cuánto de necesario es la contrainteligencia para un Gobierno?

Si dejamos que aquí todo el mundo opere y se lleve nuestros secretos, no solo los de Estado sino también empresariales, pues estaremos perdiendo capacidad como Estado y como sociedad. Entonces alguien tiene que dedicarse a esto. Yo utilizo siempre una frase que dice que para que unos viváis en la luz, otros tenemos que vivir en las tinieblas. En el libro toco ejemplos concretos como como Pegasus, la Red Echelon… Pero no de las operaciones. No tenemos que explicar cómo obtuvimos tal información, pero sí que la obtuvimos y fue un éxito. También hablo de la inteligencia Huming, que es la que obtenemos de fuentes humanas. Es la inteligencia clásica, la que todo el mundo conoce, pero también la que aporta datos de mayor importancia. ¿Qué pagaríamos porque uno de los amigos, asesores del círculo íntimo de Putin, fuese nuestro?. Esa información daría valor a lo que ya hayamos obtenido por otro tipo de métodos, como la tecnología. Además, ya adelanto que Putin pagaría porque Trump fuera un agente suyo. 

La figura del espía. ¿Es tal y como se conoce en la sociedad?

No. Las películas distorsionan nuestra profesión. Además tenemos un problema, y es que tenemos una ley de secretos oficiales tan restrictiva que a un investigador español le resulta más fácil hacer un trabajo de investigación sobre la CIA, el Mossad o el MI6 que sobre el CNI, porque hay más informaciones desclasificadas sobre esos servicios que sobre el nuestro. Yo estuve en la CIA y me asombraron tres cuestiones. La primera, el escudo que está en el suelo. No sabía si pisarlo o rodearlo. La segunda, el muro de las estrellas. Y la tercera, es que allí dentro estaban grabando una película. Los anglosajones, en general, han utilizado muy bien la propaganda y han convencido al mundo que en la conquista de América los malos éramos nosotros. Y es una pena que no exista literatura en España porque hemos hecho grandes operaciones como ellos que se podrían, después de un tiempo, contar cuando no corra riesgo nadie. Y que el ciudadano vea ya realmente qué es lo que se hace por él.

El sacrificio personal debe ser brutal. 

Hay gente que se juega la vida, literalmente. Hay que creer mucho en la defensa de tu sociedad y de tu país para llegar a eso. Algo que también hay que traer a los ciudadanos es que nos espiamos todos y nos aliamos cuando hay un interés común. Cuando desaparece, ya no somos aliados, somos adversarios o enemigos. Aquí no hay amigos.

¿Se convive bien con el secretismo?

No puedo hablar de operaciones en el libro porque me lo prohíbe la ley, pero sí hablo de esencias. Te grabas lemas a fuego en tu cabeza y entiendes que mintiendo se maneja el secreto. Y pasa a ser una parte importante de tu vida. Vas a mentir a todo el mundo: amigos, familiares, seres queridos… Porque mintiéndoles, se protege. Yo puedo ser responsable de hacer una actividad de infiltración de un grupo criminal, y el riesgo lo puedo asumir yo. Pero mi familia no tiene que asumir ningún riesgo. Entonces tengo que aislarlos, alejarlos. Imagina cuando llegas a casa y tu pareja te pregunta cómo fue el día. No puedes decirle absolutamente nada. Es difícil mantener una relación cuando tu pareja observa que tiene a alguien a su lado del que una parte no conoce. 

¿Hay algún episodio polémico y controvertido en el libro?

En el libro cuento una anécdota con mi hija en Santo Domingo. Quería hacerme una pregunta y pedirme una cosa y tenía que decirle la verdad. Me preguntó ¿tú has matado a alguien?. Le dije que no. Y lo segundo era que, sin meterme en líos ni hacer daño a nadie, escribiese un libro sobre mí. El libro de mi vida, porque ella solo conoce la mitad de su padre. Y me fastidiaría que un día me fuese y que alguien le contase quién era su padre realmente. La mitad ya está escrita, pero no verá la luz. Será para ella. 

¿Qué sentía cuando se encontraba en alguna misión de importancia?

Tienes que saber que la mentira es tu arma, porque mientes a todo el mundo. En estos trabajos, la misión es lo más importante. Es más importante que todo lo que tienes a tu alrededor. Y de hecho, por el camino, muchos se dejan la vida o vivien con daños irreversibles en muchos casos. Los españoles que pueden estar tranquilos, tienen un servicio de inteligencia potentísimo. No porque disponga de los medios necesarios, sino porque dispone de un personal que lo entrega todo. El sueldo no está relacionado con las horas de trabajo, ni con los sacrificios. Pero está algo más importante, que es defender a tu país. Aportar cosas que pongan a tu país en un escalón por encima de otros. Yo traslado en el libro las vivencias de como viví ciertas cosas. Qué sentí yo cuando entré por esa puerta. Recuerdo que me paré, hablé con mi padre, que falleció hace tres años, y le dije era increíble como alguien de Redondela, sin padrino ni nada, había llegado hasta allí. 

 Abandonó en 2018 el CNI y ahora desarolla su labor en una empresa privada de inteligencia. ¿Retos futuros?

 Seguir divulgando la cultura de la inteligencia, la seguridad y la defensa. Tal vez no se pueda ser transparente en los secretos, pero se pueden publicitar muchas cosas. Sería genial que la sociedad comprendiese un poco de qué va el trabajo de la contrainteligencia y qué es lo que les aporta.

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