Iago Castro: “Tiene que haber una regulación justa del butano”
“Demandamos 1,80€ por cada bombona que entregamos, que es el déficit que arrastramos, y la propuesta del ministerio es de 30 céntimos”, explica el presidente de la Federación Española de Distribuidores de Gases Licuados del Petróleo
Iago Castro es gerente de Gas Cíes y preside la Federación Española de Distribuidores de Gases Licuados del Petróleo, las empresas que distribuyen el butano. A finales de año iniciaron acciones para llamar la atención sobre lo que consideran un precio injusto de un producto regulado por ley. Quieren que se revise para poder mantener sus empresas. Una asamblea decidirá si suspenden el reparto a domicilio a partir de febrero.
En este momento están en una negociación tensa ¿cómo está la situación?
La federación aglutina a unas 250 empresas que nos dedicamos, desde hace más de 60 años, a repartir la bombona de butano. Más de 6 millones de hogares se benefician de esta energía. Podemos estar hablando de unos 4.000 trabajadores. Esto no es un problema que viene de ahora, viene desde hace una década. Estamos hablando de una normativa que es del año 2015, que la propia CNMC y el ministerio llevan más de una década intentando buscar soluciones. Pero no llegan y los últimos dos o tres años han sido la tormenta perfecta de acontecimientos inesperados, como la pandemia o la propia guerra y el proceso inflacionario, que ha abocado a las empresas a una situación insostenible.
¿Cuál es en este momento la negociación?
Llevamos tiempo trabajando con las administraciones. En junio se abrió una consulta pública para modificar la normativa con promesas que no llevaban a nada y en noviembre y diciembre propusimos suspensiones del servicio, como llamada de atención. Coincidiendo con el primer día, el 5 de noviembre, pasan esa consulta pública a borrador ministerial, un avance histórico, que se agradece. Creo que hasta ahora hemos sido responsables, pero, si bien el 100% del mensaje del borrador empatiza con nuestras demandas, en cuanto a la necesidad urgente e inminente de corregir esa regulación, en cuanto a la traducción a números, se queda muy lejos de la realidad. Nosotros estamos demandando 1,80€ por cada bombona que entregamos, que es el déficit que llevamos arrastrando en esta década, y la propuesta del ministerio es de 30 céntimos. Desde el 25 de noviembre que finaliza el plazo de alegaciones no hemos vuelto a saber nada.
¿En qué sustentan la propuesta económica?
En números. La media de retribución por una entrega a domicilio en el año 2025 es de unos 3€, por un producto de 25kg a domicilio, realizar la comercialización y asumir el riesgo de todo el proceso. Cualquiera que compre en internet, cualquiera que vaya a un supermercado, cualquiera que compre una pizza y quiera que se la lleven a casa, entiende que esos números están alejados de la realidad. Ya en el año 2018 consultoras independientes decían que era insostenible. Entre los 0,30€ y el 1,80€ hay un camino muy grande para sentarse e intentar llegar a un acuerdo. Hay un avance en el borrador que, por lo menos, lo que predice en el futuro es una revisión anual o bianual, supervisada por la propia CNMC, de la estructura de costes. Creemos que con esas dos variables deberíamos de poder llegar a un entendimiento.
El precio de la bombona de butano está regulado, ¿cómo se halla?
El precio cambia cada dos meses, pero lo que cambia es el 70% del coste que viene influido por las materias primas, por el euro dólar y por los fletes. El otro 30% es lo que nos influye a nosotros y se actualiza una vez al año. El año pasado fue un céntimo en botella. A todas luces, demuestra que la fórmula está obsoleta. Ese gap multiplicado por cada uno de los 10 años es lo que vamos arrastrando.
Y para las empresas los costes suben a precios de mercado.
Son costes salariales, sustitución de vehículos o combustible. Lo que estamos defendiendo es una regulación justa. Porque la bombona más barata de Europa, que así somos, no tiene que ser síntoma de precariedad. Tendremos que renovar flota para entrar en zonas de bajas emisiones, tendremos que hacer inversiones, tenemos obviamente que cumplir nuestras obligaciones con los trabajadores, hay subidas de los salarios. Cualquiera que haga una suma y una resta entenderá que está lejos de la realidad.
En los núcleos urbanos se ha ido sustituyendo el butano por otras energías para los domicilios. ¿Cómo está la situación?
Ahí tenemos una idea preconcebida y no es del todo cierta. Es cierto que en los 2000, con la entrada del gas natural y de las redes, el sector sufrió una caída de la mitad de sus unidades de venta. Pero en la última década la demanda ha estado estable. Somos un sector que llega donde no llegan otras energías, a donde no llegan las redes de distribución. Un sector, además, que con un producto regulado y un servicio de calidad, estamos llevando una energía de 25 kilos al cuarto, al tercero, a la aldea de A Cañiza o al piso de Vigo. El cliente se ha mantenido fiel y a la vez han surgido nuevos usos del producto, como puede ser en hostelería, todo el tema de las estufas de exterior.
¿Quiénes son los clientes de butano?
La idea preconcebida de que es la persona mayor no es cierta. Ahora mismo, por orden de magnitud, está principalmente en zonas alejadas de las redes de distribución y después en zonas urbanas sigue habiendo un consumo importante. Pero ya está más centrado en perfil profesional, hostelería, incluso gente joven, que va a un producto de uso instantáneo. Necesito calefacción en ciertos momentos, una estufa, no depender de los costes fijos o de domiciliar un recibo. Podemos estar hablando de que Gas Natural tiene 7 millones de puntos y nosotros estamos llegando a 6 millones de hogares.
¿Y aquí en el área de Vigo cómo está la situación? Porque Gas Cíes ha aglutinado a muchas empresas del sector.
Ha habido una concentración forzada de supervivencia de la gran mayoría de empresas del sector. El sector tenía miles de agencias y ahora estamos en 250. Lo que sí que está claro es que la economía de escala o la concentración llega a un punto que ya no hay mucho más. No va a irse a distribuir el de Vigo a Ourense. Por eso creemos que tiene que haber una regulación justa. Y repito, justa para las empresas y justa para el consumidor.
¿Gas Cíes, a cuántas empresas ha aglutinado?
A las empresas de Vigo, que en su día eran tres y se quedó una. Las empresas de la zona de Porriño, Valmiñor, Cangas y Redondela.
¿Cuántos trabajadores tiene Gas Cíes y qué volumen de botellas de butano reparten al año?
Al año estamos repartiendo en el torno de 900.000 botellas y somos unos 60 trabajadores.
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