Estefanía Ramallo: "Las víctimas de abusos y bullying somos las valientes de la historia"
Escritora y exboxeadora amateur
Víctima de abusos y acoso escolar, la viguesa Estefanía Ramallo acaba de publicar “Heredé el dolor, elegí la libertad”, un libro de reflexión y autoayuda con el objetivo de sacar algo positivo de sus vivencias.
¿Qué le llevó a escribir este libro y qué trata en sus páginas?
Este libro es un libro de sanación, un libro de autoayuda para concienciar a mucha gente de que no somos víctimas nosotros y que se puede salir adelante relativamente porque trata de abusos, de infancia, de maltratos, de bullying y de relaciones tóxicas. Yo viví maltrato de pequeña con mi padre y yo ese maltrato lo normalicé, entonces cuando yo era adolescente me fui juntando con relaciones tóxicas, yo me juntaba con alcohólicas, con gente que se metía droga y yo eso lo veía normal porque yo no sentía que podía estar sola. Y luego el bullying en la ESO fue tan intenso que me autolesionaba. Me llegaron a quemar la mochila, cuando yo me sentaba en el pupitre me retiraban la silla para que me cayera de culo, me pegaban chicles en el pelo, me tiraban por las escaleras... un bullying atroz. Además, de los 9 a los 13 años fui abusada por un familiar. La gente dice que vamos de víctimas, pero lo que pasa es estamos sufriendo algo que nos pasó en el pasado y no podemos, aunque queramos, olvidarlo. Somos las valientes de la historia, no somos las víctimas. A raíz del caso de este mediático de hace una semana, de Sandra Peña, la niña que es el suegidor, quiero recalcar en los institutos que toman más medidas, que una simple palabra, una simple burla o algo, perdón porque me estoy emocionando, por ejemplo, una simple palabra, una simple burla, ya a cualquier niño puede hacerle sentir mal, sabes, o sea, por ejemplo, tonta, o lesbiana, o yo qué sé, o cualquier palabra, cualquier palabra de desprecio, con 14 años te hacen sentir mal, entonces la cabeza no sabe si, en qué momento va a reaccionar, ella lo hizo así y es una pena, ese caso me afectó muchísimo, me afectó muchísimo porque, ojo, no solo hay bullying en adolescentes, también hay bullying en el gimnasio, hay bullying en el trabajo, hay bullying en todos los sitios, hay bullying en todos los sitios.
Fue terapéutico escribir este libro, ¿no?
Sí, en él incluyo cartas de perdón y una carta a mí yo interior, que me ha aceptado tal y como soy, me he aceptado por completo. Me costó aceptar, por ejemplo, que yo fuera bisexual porque hace un par de años, mi padre no aprobaba que yo estuviera con mujeres y me llegó a agredir por ello. Y ahora he aceptado que yo soy bisexual. Tengo pareja, a mi esposo, pero soy bisexual y ahora yo no me escondo de nada porque saqué todo lo que tenía adentro y lo que realmente me ayudó fue el boxeo.
¿Cómo fue su historia con el boxeo?
Mi entrenador, Lee Manuel, me ayudó muchísimo. Cuando yo estaba entrenando con él le comenté lo de mi tío, porque me veía que tenía mucha rabia por dentro, y me dijo que le contara lo que había pasado. Él me sugirió que le escribiera una carta a mi madre antes de ir a entrenar. Y así lo hice, se la dejé en la mesilla y me fui a entrenar. En la carta ponía que cuando llegara no me tocara más el tema, y ahí fue cuando yo le dije que mi tío me había tocado, y resulta que no fui yo la única de la familia, hubo más casos pero se habian callado.
Decía que quería sacar algo positivo de todas las vivencias que cuenta en este libro. ¿Qué le diría a día de hoy en positivo, a una víctima de bullying o de abusos?
Que no se callen y que no pasen. Que denuncien la situación y que si tienen que defenderse que lo hagan. Tienen que cambiar muchas cosas, en este país, tanto a mujeres maltratadas, como a las niñas que le hacen bullying, como a la gente que es abusada sexualmente. Es más, yo a las víctimas de malos tratos les pondría otro medio de protección: un perro entrenado para esa víctima, en vez de la pulsera, la pulsera, que los maltratadores se la pueden quitar.
¿Hay algún tramo del libro que llegó a disfrutar más escribiendo?
Hablar del boxeo, de cómo me ayudó, igual que el yoga. Le dediqué el epílogo a mi profesora de yoga, y a pesar de que dejé el boxeo por una lesión, lo practico en el saco, me ayuda a descargar la rabia. Y el yoga, me ayudó a sobrellevar los ataques de pánico y a llebar mejor la vida y espero que este libro ayude ae mucha gente, sobre todo a ver que se puede salir adelante.
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