Diego Diz: "Ojalá esta fase de ascenso tenga el mismo final que la de 2017"
Diego Diz, futbolista del Rápido de Bouzas
Diego Diz (Vigo, 1991) persigue su segundo ascenso con el Rápido de Bouzas, tras el histórico logrado en 2017. El centrocampista ha regresado de su periplo por Islandia, Georgia y Finlandia pleno de experiencias vitales.
Otra promoción de ascenso con el Rápido unos años después. ¿Quién se lo iba a decir?
Ojalá que con el mismo final. La afrontamos con la misma ilusión y con las mismas ganas. Aquellos fueron de los mejores momentos de mi carrera. Y somos varios en el equipo de ahora que lo vivimos entonces. Somos un grupo más veterano en esas situaciones.
¿Cómo llegan?
A la vista está que llegamos muy bien. Llevamos 20 partidos sin perder y el equipo, ahora mismo, cree mucho en sí mismo. Está claro que el Vilalbés es un rival muy complicado y allí ya lo pasamos mal, aunque empatamos. Va a estar muy igualado.
¿Cómo es este Rápido de gente con años en Bouzas, algún veterano y un técnico, David de Dios, al que le gusta el fútbol combinativo pero en un campo que no se presta?
Es una combinación de gente que volvimos de otras épocas, gente que ya lleva años y chavales jóvenes que nos están dando mucho. De momento, esa combinación está saliendo muy bien. Nos conocemos perfectamente a estas alturas y todo funciona bien tanto dentro como fuera del campo. En cuanto a juego, sabemos que el Baltasar Pujales no ayuda a ese juego de pases pero ahora en la ida vamos a Vilalba para demostrar que también podemos hacer otras cosas.
Ese campo, A Magdalena, es justo lo contrario que el Pujales: inmenso, tal vez demasiado grande para cualquier equipo de la categoría, y con césped natural.
Nosotros conocemos muy bien nuestro campo y explotamos las virtudes que nos da. El Vilalbés hace lo mismo con el suyo: te crea peligro al espacio, combina bien por dentro… Pero nosotros no hemos perdido ningún partido fuera de casa en toda la Liga, sólo perdimos dos en Bouzas. Así que eso de que nos hacemos fuertes en casa, este año hay que decirlo con la boca pequeña. Nos ha ido mejor fuera.
David de Dios viene de la cantera del Celta, de un fútbol de toque, pero en Bouzas se tiene que adaptar a lo que puede hacer.
Claro. El primer año que estuvo en el Rápido venía con la idea del Celta y es complicado llevarla a cabo en Bouzas, incluso por los jugadores. Le costó un poco adaptarse pero cuando lo hizo, el equipo empezó a crecer. Y esta temporada ha vuelto continuando esa línea que ya tenía, que funcionó el año pasado y que en éste, con un par de retoques, está funcionando.
¿Y cómo se encuentra usted en la categoría? Se puede decir que ya es un veterano…
La verdad es que sí. En Bouzas ya pasé muchísimos años y es como mi casa. Hacía tiempo que no estaba pero es un club muy familiar y los que pasamos en él muchas temporadas sabemos cómo funciona. Tiene, como todo, sus ventajas y sus desventajas pero, al final, lo sientes como algo tuyo. Cuando estaba en otros clubes, seguía al Bouzas como si fuese mi equipo. Al regresar, no noté diferencia.
Sí ha cambiado el presidente.
Sí. Yo no lo conocía. Cuando me fui aún estaba Manuel Seoane. Están haciendo las cosas muy bien y hay una directiva que apoya al presidente (Alfonso Caneiro), que siempre hace falta. De momento, está muy convencido en el proyecto y nosotros tenemos que darle alas.
¿Cómo se planteó su regreso?
El año pasado estuve en Vilagarcía y, francamente, compaginar un trabajo con jugar allí muy poca gente puede hacerlo. Cotilla, que es un superhéroe prácticamente, y pocos más. En Bouzas me conocen perfectamente y yo los conozco a ellos, sé que voy a estar a gusto. Sabiendo que iba a ser muy exigente para mí porque es la primera vez que compatibilizo trabajo y entrenamientos. No tenía claro cómo lo iba a llevar y, de momento, está funcionando estupendamente todo.
Llega un momento en que hay que buscar una salida laboral. El fútbol no es eterno y menos en estas categorías. Si estuviese en Primera igual podría mirar sólo el presente, que el futuro seguro que vendría. Pero jugando en estas categorías, llega una edad en la que tienes que ver cómo será tu vida después. Y ahora estoy intentando compatibilizarlo de la mejor de las maneras.
¿Y va bien?
Bueno, he de decir que en pretemporada sufrí un poco. Llegaba a entrenar que no era ni persona. Tengo que entrar muy pronto a trabajar para poder llegar a Bouzas a las cuatro. Hasta que el cuerpo se acostumbra, duermes poquísimo y la pretemporada siempre es dura. Lo pasé bastante mal. Al final, el cuerpo se acostumbra a todo y lo vas llevando. Viví demasiado bien como para ahora ponerme a vivir mal de repente (bromea).
¿Qué tal su experiencia fuera de España?
Después de hacer un año muy bueno en Segunda B en Bouzas, decidí quedarme otro más y fue en el que bajamos. Tenía claro que quería salir, hacer otra cosa. Me dieron la oportunidad de ir a Islandia y me cuadraba perfecto. Me dije: es ahora o nunca. Era el momento de marcharme y vivir esas experiencias. Estuve en Islandia y después encadené Georgia y Finlandia. En los tres lugares estuve de diez. Cada uno muy diferente al otro, experiencias diferentes… Pasé mucho frío, en eso se parecen. No me arrepiento para nada. Pero no puedes estar así para siempre y tienes que pensar en el futuro. Porque yo sé que quiero vivir en Vigo y sabía que iba a volver. Pero lo disfruté lo máximo que pude.
¿Cómo es el fútbol en Islandia? Jugando en verano, supongo.
En invierno juegas en indoor. Pero he de decir que pasé más frío en Finlandia. Estaba en Laponia, al ladito de donde vive Papa Noel, y allí entrabas en el campo indoor y caía hielo del techo hasta que se calentaba. Fuera estabas a -20 y dentro, a bajo cero. Pero poco a poco se va calentando y se puede jugar perfectamente. En Islandia sí que fue más en verano, aunque llovía todos los días. Se jugaba fuera y era una temperatura más normal para hacer vida.
¿Se vive tanto el fútbol en esos países como aquí?
No. Es muy diferente. Incluso en Bouzas, que tampoco es que estemos llenando la grada cada fin de semana precisamente, la gente lo vive mucho más intensamente. En esos países, es algo más secundario. Estando fuera de casa, sí que es cierto que los momentos buenos los disfrutas mucho y los malos los sufres mucho. En casa tienes más vida pero si te vas fuera, lo único que haces es jugar al fútbol. Aunque si vas a un equipo, siempre es más fácil encontrar gente como tú en la que te puedes ayudar. De hecho, hice amigos de todas las nacionalidades que conservo.
¿Y Georgia? Tierra de rugby.
Allí pasé la pandemia. A veces, entrenábamos en un campo en el que jugaban a rugby. Imagínate cómo estaba. Allí el rugby es deporte nacional, pero la gente es caliente y, en el fútbol, viví momentos muy tensos cuando las cosas fueron mal. El presidente del equipo es el padre del exfutbolista Khaka Kaladze, que es el alcalde de la ciudad. Y en algún partido de ir perdiendo bajaba en el descanso al vestuario… Por suerte, no entendía nada pero gritaba y las caras eran… Pero también si ganábamos un partido importante nos llevaba a cenar a los mejores sitios de la ciudad. En otra ocasión, nos metieron en una sala con los ultras y ahí sí que pasé miedo. Al final, salimos adelante. Conocí bien el país. Tibilisi es una ciudad muy europea y vivíamos allí, pero el equipo era de otra ciudad cercana en la que veías cerdos por las aceras. Mucho contraste.
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