Daniel Formoso: “Un abogado eficaz debe dominar la comunicación y las técnicas procesales”
Letrado, autor de “El maravilloso mundo de ejercer la abogacía”
Tras años impartiendo cursos a sus compañeros letrados sobre oratoria, Daniel Formoso ha materializado esa formación en un libro que, bajo el título “El maravilloso mundo de ejercer la abogacía”, recopila todas las técnicas y conocimientos para manejarse en el mundo judicial. Lo presentará este jueves a las 19:00 horas en la Casa del Libro, con la magistrada del Registro Civil de Vigo, Mercedes Cosmen del Río como madrina.
¿Cómo surge la idea de escribir este libro?
Más que un libro son 14 años de experiencia en impartir cursos de oratoria procesal por toda España y nace de la necesidad que yo observo de ofrecer habilidades en materia de comunicacion y oratoria. En nuestro país tenemos un problema muy serio y grave, y es que en las facultades de derecho no forman abogados, sino licenciados, es un sistema de enseñanza absolutamente cognitivo en el que nos enseñan a memorizar, a entender, a retener, pero no a transmitir los conocimientos adquiridos. En el caso de los abogados es todavía más notorio, porque tenemos un activo principal, que es la capacidad de persuadir tanto al juez, como al cliente o al abogado contrario y sorprende que en ningún sistema de enseñanza que yo conozca en materia de formación de abogados conste la oratoria como asignatura.
Hasta ahora y viendo la demanda existente de sus cursos ¿nadie había publicado uno similar?
Sí, hay compañeros que han publicado libros muy buenos y recomendables, pero en este lo que se intenta es, de una manera sencilla y práctica, reunir las tres materias que nosotros consideramos que debe dominar un abogado eficaz: la preparación mental, las herramientas de comunicación y las técnicas procesales, es decir cómo preparar un pleito, cómo controlar los nervios, cómo interrogar y en ese sentido sí es un poco un libro más novedoso.
Incluye ejemplos prácticos y ¿anécdotas?
Hay muchas. Al igual que todo lo que aprendemos en las facultades, con el paso del tiempo lo olvidamos, una habilidad que adquieres no la olvidas nunca, es como andar en bici o aprender a nadar. Una de las anécdotas hace referencia al famoso nadador Micahel Phelps y a cómo el trabajo de preparación mental y técnica de la visualización, le sirvió para ser campeón olímpico en Pekín a pesar de tener la mala suerte de entrarle agua en las gafas al zambullirse, que es lo peor que le puede pasar a un nadador. Pero él cerró los ojos y empezó a nadar. Gracias a esa preparación mental, a esta técnica de visualización, logró finalizar la prueba, había nadado 200 metros mariposa con los ojos cerrados.
¿A quién va más dirigido este libro a futuros abogados o a los ya ejercientes?
A mí encantaría haber tenido un libro como este cuando yo empezaba a ejercer la abogacía. Está dirigido a alumnos, a abogados que empiezan a ejercer la profesión, pero también a los que ya tienen experiencia y quieran mejorar sus prestaciones en el ejercicio de la abogacía. Los letrados es que no sabemos casi nada. Nosotros nos movemos en el enorme océano del universo jurídico, de infinidad de leyes, infinidad de doctrina, infinidad de jurisprudencia… Así que una de las mejores cualidades que podemos tener es la humildad de reconocer que estamos y tenemos que estar constantemente aprendiendo.
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