Ángela Quintas: “La comida no es un premio, ni un castigo, es simplemente comida”

Nutricionista, asesora de cine, presenta su libro “De la boca a tu salud”

Ángela Quintas: “La comida no es un premio, ni un castigo, es simplemente comida”

Nutricionista, docente y asesora de nutrición en el cine, Ángela Quintas es autora de numerosos libros en los que encara una forma sana de alimentación. Visitó el set de Atlántico TV con su última publicación, “De la boca a tu salud” (Planeta).

Este es su quinto libro sobre alimentación. ¿Es tan importante lo que se come?

Es muy importante, piensa que igual que para los coches elegimos la mejor gasolina, para nosotros el alimento es lo que va a hacer que nuestro organismo funcione de manera correcta. Dependiendo de lo que elijamos, funcionaremos mejor o peor.

Parece que ya no es solo comer sano, sino que también hay que saber cómo combinarlo.

Vivimos en un país que tenemos unas materias primas increíbles, pero es verdad que también es importante cómo las combinamos a lo largo del día. El efecto que produce mi cuerpo no es igual si, por ejemplo, solo como hidratos de carbono. Estos nacen de la tierra y si los tomamos con una proteína, mejor.

Ahora además de sobrepeso, también se sufre inflamación. ¿Qué es esto?

Podemos diferenciar dos tipos de inflamación: la visible, tras un golpe, y la silenciosa, que es la problemática. Aquí también hay dos tipos: la que me hincho por gases, es una alteración en la microbiota, es decir, se ha perdido ese equilibrio que tenemos que tener. Comienza la disbiosis, la comida no nos entra bien, empiezan a aparecer intolerancias, algo que no está funcionando. Y luego hay otro tipo de inflamación silenciosa en la que prácticamente no da ningún síntoma. La persona se siente mal todo el rato, le duelen las articulaciones, no consigue bajar peso. En el libro lo describo como un iceberg, solo vemos la punta, pero lo importante es lo que está debajo. Puede llegar a acarrear enfermedades como un síndrome metabólico o incluso como una diabetes tipo 2.

Para ayudar a una vida sana da varias claves. ¿En qué consisten?

En todos mis libros siempre me apoyo mucho en la dieta de control de insulina y se consigue principalmente haciendo cuatro reglas que son muy sencillas. Empezamos combinando siempre el hidrato con la proteína. Hay que tener cuidado con los hidratos de carbono líquido, aquí incluiríamos los zumos y el gazpacho. La tercera regla sería comer cada 3-4 horas. Otra regla podría ser que no pasara más de una hora desde que me levanto hasta que ingiero algún alimento.

¿Cómo se lleva con esto el ayuno intermitente?

El ayuno intermitente a nivel de publicaciones científicas tiene muy buenas consecuencias sobre nuestro sistema. El problema es que estoy viendo que muchas veces se hace una mala interpretación. No vale comer cualquier cosa. A mí no me resultaría fácil hacer un ayuno, porque mis niveles de cortisol por la mañana están más disparados, es cuando tengo mayor actividad laboral, entonces necesito que mi cuerpo no utilice la masa muscular como fuente de energía.

Siempre me habían dicho que la alimentación que se hace de pequeños va a marcar el organismo para el futuro.

Con los niños estamos muy atentos a la alimentación, pero llega la adolescencia, cambia un poco y, de hecho, por eso quería escribir un capítulo en el libro sobre esta etapa. Yo que soy madre ahora de niños adolescentes, de repente me di cuenta que al tener un poco de libertad económica pueden comprar cosas y al final acaban comprando alimentos ultraprocesados, alimentos ricos en azúcares o en grasas, porque les produce una sensación de bienestar. Hay que tener cuidado, porque si inculcamos buenos hábitos a nuestros hijos, son los tendrán cuando sean adultos. Me gusta recalcar que no hay que utilizar la comida como premio o como castigo, porque eso luego yo lo veo en los adultos en la consulta. La comida no es un premio o un castigo, es solo comida.

Para acabar, asesora a actores para cambiar de físico. ¿Se puede hacer de una forma saludable?

Tenemos un control absoluto sobre lo que comen, les hacemos analíticas todo el rato, están totalmente monitorizados. Es verdad que ha habido veces que hemos tenido que decir que no a algún proyecto, porque no lo veíamos, o porque el actor tenía que subir de peso y no era saludable para él; o lo hemos tenido que parar porque a partir de aquí su salud se puede ver perjudicada. Todo está muy controlado.

¿También les ayudan en la recuperación?

Claro, pero eso les cuesta muy poco. Se fuerzan hasta llegar a un peso, por ejemplo, Antonio de la Torre en “Gordos” cogió casi 40 kilos. Veía que no era su cuerpo y que no quería estar así. Entonces, empiezan a comer normal y a hacer ejercicio de forma combinada.

¿El cine es entonces responsable en este sentido?

Sí. También hay casos en los que tenemos que decir que no, como un actor que tras hacer de toxicómano querían que en tres semanas hiciese de Franco. No podía ser. También entramos a formar parte del plan de rodaje. Por ejemplo en “Morir”, el actor aparecía en un primer momento con un buen peso y luego tenía un cáncer y iba llegando a esta parte terminal. Bueno, pues hubo que rodarlo de una manera secuencial.

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