Los reyes conmemoran en Mauthausen los 80 años de su liberación
Felipe VI y Letizia participan en Austria en una ceremonia marcada por la memoria, el dolor de los descendientes y el compromiso con los valores democráticos
Los reyes Felipe VI y Letizia han asistido este domingo a la conmemoración del 80º aniversario de la liberación del Campo de Concentración de Mauthausen, en Austria. El acto, organizado por el Comité Mauthausen Austria, reunió a delegaciones internacionales bajo el lema "¿No dijimos que nunca más?", con el objetivo de que las nuevas generaciones comprendan el horror del nazismo.
Durante el evento, los monarcas encabezaron la delegación española, en la que también participaron el ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, y el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez. El acto central incluyó un desfile ante el monumento a las víctimas y una ofrenda floral de los reyes, al tiempo que sonaba la canción Yo me enamoré de un aire.
Uno de los momentos más emotivos se produjo antes del acceso al recinto, cuando la reina Letizia abrazó a Dolors, hija de Josep Pont, uno de los más de 5.000 españoles asesinados en campos de concentración nazis. La presencia de familiares, muchos de ellos con banderas republicanas, reforzó el simbolismo del homenaje.
La implicación de los reyes en este tipo de conmemoraciones no es nueva. Estuvieron presentes en Auschwitz este mismo año y también en el 75º aniversario de su liberación. Ya en 2020, Felipe VI participó en el Foro Mundial del Holocausto en Jerusalén, reafirmando el compromiso de la Casa Real con la memoria histórica.
Durante su intervención, el ministro Bustinduy pidió "perdón en nombre del Gobierno de España" por la tardanza en reconocer el sacrificio de los héroes antifascistas. En su discurso, rindió homenaje a quienes defendieron la República y fueron posteriormente perseguidos y asesinados por los nazis. Hombres y mujeres "que siguen desaparecidos en fosas comunes o cunetas", subrayó con firmeza.
Bustinduy destacó también la necesidad de combatir los discursos de odio, alertando sobre el auge de ideologías neofascistas y ultranacionalistas. “La memoria es una obligación política y moral”, afirmó, instando a repensar nuestras democracias para que no vuelvan a caer bajo el peso del odio y la incertidumbre.
El campo de concentración de Mauthausen, situado en Austria, funcionó entre 1938 y 1945. En ese tiempo, pasaron por él y sus subcampos más de 190.000 prisioneros, de los cuales cerca de 90.000 murieron, muchos en los últimos meses de la guerra. Fue el único campo clasificado como de Categoría III, la más severa del sistema nazi.
Miles de víctimas fueron ejecutadas por golpes, tiros, inyecciones, exposición al frío o en cámaras de gas. Pero la mayoría murió como resultado del trabajo esclavo en condiciones infrahumanas, sin apenas alimento ni atención médica. Entre los prisioneros hubo polacos, soviéticos, húngaros, franceses, españoles y ciudadanos de otras 40 nacionalidades.
Este aniversario no solo recuerda una tragedia del pasado, sino que se proyecta hacia el futuro como un llamado a la conciencia colectiva. Mauthausen no es solo un lugar de memoria, sino un símbolo de resistencia, dignidad y responsabilidad democrática.
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