Los psicodélicos, nueva terapia para trastornos psiquiátricos

Un estudio analizó el estrés mediante nuevos mecanismos neurobiológicos

Un hombre consume una dosis en papel de LSD.
Un hombre consume una dosis en papel de LSD. | EP

Un artículo de opinión revisado por pares por el Instituto de Química Aplicada de Changchun (CIAC) de la Academia China de Ciencias (China), publicado en “Psychedelics” examinó el potencial terapéutico de las sustancias psicodélicas para el tratamiento de trastornos psiquiátricos relacionados con el estrés mediante nuevos mecanismos neurobiológicos.

El análisis sintetizó la evidencia actual sobre cómo compuestos como la psilocibina, la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) y el MDMA podrían alterar radicalmente los paradigmas de tratamiento para la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Los autores enfatizaron que el estrés crónico contribuye significativamente a las enfermedades psiquiátricas en todo el mundo, con una activación persistente del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (HPA) que provoca cambios estructurales en el cerebro. Los tratamientos tradicionales, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y la terapia cognitivo-conductual, si bien son útiles para algunos pacientes, dejan a muchos con síntomas residuales o efectos secundarios significativos. Esta brecha terapéutica ha renovado el interés científico en los psicodélicos, sustancias que se estudiaron ampliamente antes de que las restricciones regulatorias de la década de 1970 detuvieran la mayor parte de la investigación.

Receptores de serotonina

El profesor Xiaohui Wang de la Academia China de Ciencias y sus colaboradores describieron cómo los psicodélicos actúan principalmente a través de los receptores de serotonina 2A (5-HT2A), altamente expresados en las regiones cerebrales que controlan el estado de ánimo, las emociones y la cognición. Esta activación de receptores promueve la neuroplasticidad y la conectividad funcional, lo que podría contrarrestar el daño estructural causado por la exposición crónica al estrés. Los autores señalaron que estudios preclínicos demuestran que la psilocibina puede aumentar la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro y mejorar la arborización dendrítica en la corteza prefrontal, procesos cruciales para la regulación del estado de ánimo.

El MDMA presentó un perfil distintivo como agente entactogénico, actuando como un compuesto liberador de monoamina que promueve la apertura emocional y reduce las respuestas de miedo. Los autores enfatizaron que su señal terapéutica se deriva de una prosocialidad aguda y una mayor reconsolidación de la memoria durante las sesiones de psicoterapia, más que de la fenomenología psicodélica clásica. Este estado farmacológico permite a los pacientes acceder a recuerdos traumáticos sin respuestas de miedo abrumadoras

Efectos adversos predecibles: las náuseas y el dolor de cabeza

El análisis fue más allá de los efectos serotoninérgicos para examinar las propiedades antiinflamatorias que podrían aportar un beneficio terapéutico adicional. La evidencia preliminar sugirió que la psilocibina disminuye las citocinas proinflamatorias, lo que podría ofrecer protección contra los cambios cerebrales relacionados con el estrés. Los autores propusieron que la monitorización simultánea de marcadores inmunitarios y cortisol podría aclarar si estos mecanismos actúan sinérgicamente.

Las consideraciones de seguridad incluyeron efectos adversos predecibles como náuseas, dolor de cabeza y cambios cardiovasculares que requieren una evaluación y un seguimiento médicos minuciosos. Los autores abogaron por protocolos estandarizados, informes de seguridad mejorados y estrategias para gestionar los efectos de expectativa que dificultan la interpretación de la eficacia. Siguen siendo esenciales los estudios longitudinales que comparen la terapia asistida con psicodélicos con los tratamientos convencionales en distintos diagnósticos psiquiátricos.

Los investigadores identificaron necesidades críticas de investigación, como el desarrollo de biomarcadores para personalizar el tratamiento, la optimización de las pautas posológicas y la investigación de los factores genéticos que influyen en la respuesta. De esta forma, destacaron que la colaboración interdisciplinaria entre neurociencia, psicología, ingeniería y farmacología impulsará la comprensión de los circuitos neuronales activados por el estrés y los mecanismos de plasticidad.

Contenido patrocinado

stats