El primer exoesqueleto para niños tiene nombre de mujer
La ingeniera Elena García Armada es la líder del equipo del CSIC que lo ha puesto en marcha
La ingeniera Elena García Armada, líder del equipo del CSIC que ha creado el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, ha puesto a España como ejemplo de la promoción de la mujer en el ámbito científico y académico vinculado a la ciencia, tecnología e ingeniería “aunque queda mucho por hacer”, matiza. “Hay que trabajar mucho antes, desde pequeñitos” contra esos roles que asignan determinados estudios u orientaciones profesionales según se sea hombre o mujer, explicó antes de ser investida doctora Honoris Causa por la Universidad Europa Miguel de Cervantes (UEMC) en Valladolid.
La supresión de esos estereotipos allanará el camino de las mujeres para el estudio de las disciplinas académicas englobadas bajo el acrónimo STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés). “Se deben promover proyectos educativos para explicar para qué sirven las ciencias y las tecnologías, trabajarlos en todas las etapas para romper techos de cristal. España es un ejemplo de ello a nivel europeo pero queda mucho por hacer”, reflexiona Armada.
Armada y el equipo que lidera en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) son los responsables del primer exoesqueleto pediátrico del mundo, un robot de uso clínico para ayudar al tratamiento y rehabilitación de atrofias musculares y parálisis cerebrales en los niños.
Se trata de un armazón ajustable conectado a una batería y a una red de sensores que funcionan como articulaciones mecánicas ajustables al cuerpo de los pequeños, con edades comprendidas entre los 3 y 8 años, y adaptados al movimiento de cada uno de ellos, informaron fuentes del CSIC.
Algo menos de diez minutos son suficientes para que el pequeño usuario pueda caminar y facilitar, por tanto, el desarrollo de una terapia de rehabilitación neuromuscular.
Durante su discurso, la científica destacó el “hito para España” que supone este exoesqueleto infantil, “para la ciencia y la transferencia de conocimiento de nuestro país”, mediante una vanguardia tecnológica dentro de la robótica que en su opinión supone una “importante esperanza” para el paciente pediátrico, tanto por su impacto de efectividad clínica como psicológico.
“Hemos abierto una puerta que nos llevará en un futuro no muy lejano a planteamientos rehabilitadores de este tipo de patologías, que serán radicalmente diferentes gracias al uso de la robótica”, considera la ingeniera.
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