La precaución, elemento básico para protegerse ante los ciberataques

La seguridad digital no solo depende de los programas y herramientas informáticas que eviten posibles ataques o accesos no autorizados a ordenadores y bases de datos, sino también de la formación y actividad de personas especializadas en detectar anomalías que, aunque sutiles, pueden suponer una amenaza para el entorno de las empresas e instituciones.

La implementación de ciberseguridad va de la mano de la evolución de medidas de protección tecnológicas tanto del aumento de los datos e información sensible almacenada de manera digital tanto en discos duros como en la nube, un almacenamiento que provoca el interés de los delincuentes, con ciberataques cada vez más enfocados en buscar el error de los usuarios. Por esta razón, se suele decir que en la cadena de la ciberseguridad el usuario es uno de los eslabones más débiles, y, por lo tanto, lo convierte en el eslabón más importante.

Según el Instituto Nacional de Seguridad para que fortalecer la cadena de protección digital es importante asegurar en todo momento que los usuarios conozcan, entiendan y cumplan todas las normas y medidas de protección básicas a la hora de trabajar en sistemas informáticos. Esto es especialmente importante en los departamentos de ciberseguridad de las empresas, que deben ser conscientes de los riesgos asociados a un mal uso práctico tanto de dispositivos como de soluciones que se encuentren dentro de su alcance.

Cualquier usuario o compañía, sin importar el tamaño o sector, puede ser vulnerable. El ciberdelincuente puede lanzar un ataque y conseguir mediante engaños que un empleado inconscientemente proporcione información valiosa a través de un correo, mensaje, llamada o incluso inicie o lance un ciberataque, ya sea ejecutando una archivo o haciendo clic en un enlace, por lo que la precaución y la detección de estas circunstancias es fundamental en los procesos de seguridad.