La “pornovenganza” crece en España como un delito de abuso digital en la red

El consentimiento personal para compartir material personal sigue siendo importante, aunque la inteligencia artificial crea nuevos debates y trabas a la protección de la imagen

Cuatro jóvenes utilizan sus teléfonos móviles para navegar por Internet.
Cuatro jóvenes utilizan sus teléfonos móviles para navegar por Internet.

Hacerse una imagen íntima y compartirla con otras personas se ha normalizado hasta tal punto que los riesgos inherentes a esta práctica están a la orden del día. La pornografía de venganza es uno de los delitos que más ha crecido en los últimos meses. Esta acción consiste en compartir con terceros, sin consentimiento de la persona que manda la imagen, fotografías de carácter íntimo.

La incidencia de esta actividad va a en aumento, hasta el punto de que el 47 por ciento de los españoles conoce a alguna víctima de este tipo de abuso, según datos del estudio global de Kaspersky “La verdad al desnudo. Cómo el intercambio de imágenes íntimas ha reconfigurado nuestro mundo”.

Las actitudes y normas no escritas de las interacciones sociales y románticas en la era digital han normalizado la práctica de hacerse fotos íntimas y compartirlas, facilitado por los la popularidad de los smarphones. Aproximadamente una cuarta parte (22%) de los españoles tiene imágenes explícitas de sí mismos almacenadas en sus dispositivos. Esta cifra varía en función de la edad: los grupos de edad de 16 a 24 años y de 25 a 34 años son los más imágenes íntimas propias tienen (42%), cifra que cae hasta el 7 por ciento en los adultos de 55 años o más.

Tener imágenes íntimas de uno mismo y compartirlas con otras personas no es malo en sí, pero abre la puerta al abuso. En España, las denuncias por este tipo de abuso se han casi triplicado en cinco años, de 1.691 (2018) a 4.460 (2023), según datos del Ministerio del Interior. Además, la inteligencia artificial está transformando la privacidad en el contexto de las imágenes íntimas, planteando serias preguntas sobre el consentimiento y el control de la propia imagen.

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