Nuevo Récord Guinness: pagan 36.000€ por un queso en el Certamen de Cabrales
Certamen de Cabrales
Iván Suárez, comprador de los ganadores de las últimas cinco ediciones, ha superado su récord en esta 52º edición de la subasta en Oviedo
Hay personas que creen en dioses, otras en energías del universo, y luego algunas en el azar. Este último es una de las especialidades estadounidenses, del capitalismo en su máximo esplendor, cuando ya no solo se utiliza para apostar con deportes o juegos de mesa, sino que llega mucho más allá con las pujas, la economía, o más concretamente, la bolsa. No obstante, aquí en Europa se le da un valor ligeramente distinto a las pujas, focalizando la atención en elementos tan extravagantes como uno de los manjares mediterráneos más exquisitos: el queso
Propietario de siete negocios en Asturias y hijo de familia de hosteleros, Iván Suárez ha sido el responsable de haberse llevado el queso ganador los últimos cinco años en el Certamen de Cabrales. Este año, la importancia ha sido mayor ya que se ha vuelto a llevar el lácteo vencedor por un precio que ha superado su propia marca personal. De esa forma, la atención mediática que ha recibido en este final de verano ha sido inmensa, y algunos medios ya opinan sobre la hazaña: “cualquier marca pagaría mucho más por esa repercusión”.
36.000€ fue el precio que finalmente pagó Iván por los más de dos kilos -restando los 200 gramos que tuvo que probar el jurado- de queso elaborado por Encarni Bada (63 años, Tielve), que regenta la quesería que lleva el nombre de su marido, Ángel Díaz Herrero.
El certamen
El certamen para elegir el mejor queso Cabrales está organizado por el Consejo Regulador el último domingo de agosto en Arenas de Cabrales. Cada quesería presenta diez quesos. Una mano inocente, elige qué queso va a concurso. A cada pieza se le asigna un código de tres cifras. Y, así, comienza la cata.
El jurado está formado por diez personas. Seis catadores de la Denominación de Origen y cuatro expertos de otros ámbitos. Se les presentan dos cuñas de cada candidato: una para la cata visual —que volverá al queso— y otra para probarlo. En la ficha de cata anotan las valoraciones de 126 puntos que se reparten: apariencia (hasta 14 puntos); olor (21 puntos); sabor, retrogusto y persistencia (28 puntos); textura (28 puntos) e impresión global (35 puntos).
En esta edición número 52, la subasta de la pieza ganadora tuvo un total de nueve participantes sentados en semicírculo de cara al público. “Al principio no suelo pujar, dejo que la cosa funcione. Pero el domingo era la primera vez, desde que empecé a venir al certamen, que realmente sabía que me lo quería llevar” explica Iván. Sin embargo, el domingo la competencia fue dura cuando a la altura de los 30.000 € aún seguían cuatro pujadores. Aún con las dudas y la expectación, finalmente las sidrerías madrileñas que habían llegado hasta el final no aguantaron la apuesta de Iván, que vio como rompía su propio récord personal con un precio final de 36.000€ (del cual el 21% se destina a impuestos y el 15% a Asociación Galbán que ayuda a niños con cáncer).
"¿Qué harás con el queso ganador?"
“Siempre es un dilema”, responde. “En años anteriores, el propio queso de la subasta lo hemos acabado consumiendo entre familia, amigos y degustaciones a clientes. El resto de los quesos los vendemos. Este año le he dado un trozo a mi padre y guardo otro para mi cumpleaños, que es en unos días. Pero me gustaría hacer algo más social. Que lo pueda disfrutar más gente. Pero todavía no sé cómo hacerlo. Estoy dándole vueltas…”
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