Niños youtubers, el negocio de una infancia frente a la cámara
Sociedad
Los psicólogos advierten de los efectos nocivos para los menores, pues viven en un mundo irreal
n n n Comienza el vídeo y una sonriente niña cuidadosamente vestida y peinada se dirige a la cámara para saludar a sus 3,26 millones de suscriptores y mostrar el mercadillo de Navidad que ha organizado en su jardín con decenas de juguetes, un castillo de princesa y una casa en miniatura. Es una muestra de los muchos menores que triunfan en internet y forman parte de un fenómeno -los niños youtubers- que puede llegar a ser muy lucrativo, pero que no está exento de polémica por la sobreexposición que sufren y los mensajes que lanzan, hiperconsumistas y plagados de estereotipos de género. La revista Forbes colocaba en la cima mundial a Ryan Kaji, como el mejor pagado durante 2019.
Grabados por sus padres, los menores escenifican distintas actividades o abren las cajas de multitud de juguetes, los montan y durante un buen rato juegan con los productos que figurarán después en las cartas a los Reyes Magos de los niños españoles.
En algunos casos se ha convertido en casi un trabajo. "No es que el niño grabe un vídeo porque le gusta o le apetece, sino que tiene una relación contractual con una casa de juguetes y no juega con lo que quiere, como quiere y cuando quiere, sino que es un adulto el que le dice lo que tiene que hacer". Así lo advierte la doctora el Psicología Silvia Álava, que alerta de los efectos nocivos que puede tener para estos menores la sobreexposición y la sensación de vivir en un mundo irreal. "En la vida real nadie te manda juguetes para que grabes un vídeo y te paguen dinero", y eso es lo que ven los millones de suscriptores que tienen esas cuentas, en muchos casos, niños muy pequeños.
“NO SE DEBE DEMONIZAR"
Desde Save the Children, Carmela del Moral, analista jurídica de Derechos de la Infancia, advierte de que "no se debe demonizar" todo lo que viene de las nuevas tecnologías porque también es una forma de expresarse, pero admite que hay casos "complicados". Explica que en el caso de los niños youtubers lo preocupante sería si protagonizar este tipo de vídeos les impide disfrutar de otros derechos como la educación o el ocio. "Se trata de saber cuánto es un trabajo y cuánto se puede regular, igual que hay limitaciones en el caso de los niños actores", apunta.
Pero la realidad es que internet ha avanzado mucho más rápido que las leyes y no hay una regulación al respecto. El fiscal de Sala de Menores, Javier Huete, recuerda que se trata de niños que tienen progenitores y no se encuentran en ninguna de las situaciones en las que interviene la Unidad de Menores de la Fiscalía General del Estado. "Nosotros intervenimos cuando detectamos que se está utilizando a los niños en campañas para obtener dinero a través de una estafa", como en el caso de menores enfermos.
Con los niños youtubers, al igual que con los actores, hay que buscar que no sufran un perjuicio en su escolarización.
Como pronóstico personal, Huete cree que cuando estos niños sean mayores y se encuentren con que su vida ha estado expuesta, muchos van a decir que no lo han consentido y que ahora les está afectando cuando busquen trabajo.
Hiperexposición para la que no han prestado su consentimiento
La huella digital va a perseguir a estos menores en su edad adulta. Es el resultado de una hiperexposición para la que no han prestado su consentimiento, como recuerda desde Save the Dhildren Carmela del Moral. A partir de los 14 años los niños pueden ejercer el derecho a su propia imagen, pero antes son los padres los que autorizan. "Cuando son muy pequeños hay que cuestionarse la implicación que tiene para su desarrollo y los valores que se están promoviendo, señala del Moral.
La psicóloga Silvia Álava apunta que hay padres que buscan realizarse a través de los hijos. El riesgo está en generar unas expectativas y que el niño acabe frustrado, porque cuando quiera dejar de participar en los vídeos sienta que no tiene escapatoria. Habla de los efectos negativos de la fama a edades tempranas y las dificultades a la hora de diferenciar entre su vida pública y la real (el colegio y sus amigos). Cree que a medio plazo estos pequeños pueden desarrollar complicaciones como el hecho de no saber valorar lo que tienen o estar alejados de la realidad.
Otra de las patas de este fenómeno son los consumidores de los vídeos, niños pequeños que pueden confundir lo que están viendo con la vida real. "Es bueno que los padres nos sentemos con ellos para enseñarles a ser más críticos".
La especialista en Políticas de Infancia de Unicef Comité Español, Almudena Olaguibel, incide en que son los padres los primeros que tienen la obligación de proteger a sus hijos.
La Convención sobre los Derechos del Niño establece que no deben ser objeto de "injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación".n
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