El Museo Funerario de Viena se toma la muerte con humor

Ubicado en la segunda necrópolis más grande de Europa, ayuda a desdramatizar el final de la vida

Clara Antón

Publicado: 16 jul 2023 - 17:06 Actualizado: 16 jul 2023 - 17:06

Colchoneta en forma de ataúd, sombrilla y toalla, uno de los packs más vendidos en verano.
Colchoneta en forma de ataúd, sombrilla y toalla, uno de los packs más vendidos en verano.

La muerte nunca había sido tan divertida, y menos estando en un cementerio: en Viena se encuentra el segundo camposanto más extenso de Europa, que cuenta con un museo propio que trata la muerte con humor e ironía. El museo tiene su propia mascota, que preside la entrada y da la bienvenida a los visitantes; se trata de una representación de “La Muerte”, guadaña incluida, con aspecto amigable y algo infantil que brinda una primera pincelada de lo que se encontrará en la lúgubre visita.

Este lugar, situado cerca de las tumbas de genios universales de la música como Beethoven, Strauss, Brahms o Schubert, exhibe unos 250 objetos e imágenes originales, como un carruaje de transporte de cadáveres de 1900 o un ataúd plegable de 1784, similar a los que el emperador José II utilizaba para reciclar ataúdes. Además, entre los trece vídeos que se proyectan en monitores, se puede ver el del funeral del emperador Francisco José, en 1916.

Experiencia sensorial

Pero la experiencia sensorial del museo va más allá de la vista. Durante toda la visita, se escuchan las canciones más populares que se tocan en los funerales. Esto, junto con una tenue iluminación, sumerge al visitante en un mundo antiguo, oscuro y desconocido que ilustra la tradición funeraria desde el siglo XVIII hasta ahora.

Sin embargo, ese ambiente ceremonial contrasta enormemente con el carácter de los objetos que la tienda del museo tiene a la venta. Para los fumadores, una funda para el tabaco que dice “fumar (nos) asegura puestos de trabajo” o un “pack” de verano que incluye una colchoneta con forma de ataúd, una bolsa de tela y una toalla por poco menos de 100 euros.

“Esta idea se nos ocurrió en enero de este año. Estábamos sentados en la mesa de la recepción, comiendo, y de repente, ¡pam! Surgió la idea”, explica la diseñadora de la colchoneta, Cornelia Fassl. “La mente es estúpida. Son cosas estúpidas que salen de nuestra cabeza”, dice la empleada del museo con una sonrisa.

Esta forma tan original de tratar a la muerte es propia de la capital austríaca y levanta curiosidad en otros lugares. De hecho, cuenta Fassl, el museo ya ha enviado unos 600 packs de verano a Alemania, Suiza, Bélgica y América.

Algún ofendido

“Las bromas de Viena siempre son sobre la muerte”, aseguró Fassl, admitiendo al mismo tiempo que de vez en cuando hay quién se siente molesto con este sentido del humor. “Aunque no es mucho, a una persona entre mil le ofende”, reconoció.

“¡El último coche siempre es una furgoneta!, clama una de las camisetas que también están a la venta, con un coche fúnebre dibujado en el centro, o “Yo como dulces hasta las cenizas”, dice un delantal, citando una rima irónica en idioma alemán.

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