Mujeres de la Iglesia se sienten discriminadas y piden cambios
Concentraciones en treinta ciudades españolas reivindicaron “una gran reforma” en la institución
La Revuelta de Mujeres de la Iglesia de Madrid se concentró ayer ante la Catedral de la Almudena para pedir una reforma radical” de la Iglesia ante la “profunda discriminación” que reciben por ser mujeres, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebró el 8 de marzo. “Reivindicamos la igualdad en la participación y en los espacios de toma de decisiones, que eso sigue siendo absolutamente insignificante y es importantísimo. Pedimos una renovación profunda para que el diálogo del cristianismo con el feminismo sea reconocido. Entendemos que es imposible ser cristiana y no estar por la liberación de las mujeres”, aseguró Pepa Torres, miembro de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia y de la Comisión de Justicia y Reparación contra los Abusos de la Iglesia sobre las Mujeres.
Torres señaló que es una “pena” que el Cristianismo y sobre todo la Iglesia esté identificada como “un gran bastión del patriarcado”. “Uno de los signos característicos del Evangelio fue el discipulado de las mujeres y la igualdad con los hombres”, indicó.
Por su parte, Teresa Casillas, también portavoz de Mujeres de la Iglesia, lamentó que sea “realmente difícil” para las mujeres ver los altares “llenos y llenos” de hombres , si bien reconoce que gracias al papa Francisco se avanzó “un poco”. “Hemos visto por primera vez en la historia votar a mujeres en un Sínodo, pero todavía hay agujeros que siguen sangrando. Uno de ellos es el acceso a los sacramentos y especialmente al presbiterado. Que todavía en este siglo se siga pensando que las mujeres no pueden ser signo de Dios con sus cuerpos femeninos es algo que realmente es anacrónico”, criticó.
"Creyentes y feministas"
Bajo el lema “Creyentes y feministas por una Iglesia en igualdad”, Mujeres de la Iglesia reclamaron que la Iglesia vuelva a ser una “comunidades de iguales” y proclamaron la necesidad de que “la igualdad se haga costumbre”. Sus reivindicaciones se realizaron en los 30 territorios donde ya están presentes las diversas Revueltas: Alicante, Antequera, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cabra, Ciutadella, Córdoba, Donostia-San Sebastián, Granada, Huesca, Huelva, Las Palmas de Gran Canaria, Logroño, Madrid, Málaga, Oviedo, Pamplona, Salamanca, Santander, Santiago de Compostela, Sevilla, Tenerife, Valencia, Valladolid, Vitoria-Gasteiz, Vigo y Zaragoza.
En Madrid, la agrupación leyó un manifiesto en el que pidieron la renovación en la Iglesia y la transformación social en cuanto a la perspectiva de género. “Alzamos la voz y nos manifestamos porque vivimos una profunda discriminación en la Iglesia y ha llegado el momento de decir basta ya. Ni podemos ni queremos callarnos. Estamos cansadas de las incoherencias y el autoritarismo que percibimos a diario y por ello podemos denunciar las múltiples formas de injusticia e invisibilización que sufrimos en la iglesia”, leyó una de las portavoces. La Revuelta considera que la Iglesia se está quedando “al margen de las conquistas sociales en igualdad y corresponsabilidad”, algo que calificaron de “error” y por lo que reclamó un cambio “imprescindible”.
Un acto cargado de simbolismo y de recuerdo al papel de la mujer
En el acto de perfomance espiritual se representó una alegoría sobre la mesa compartida a la que Jesús de Nazaret invitó a participar hace más de 2.000 años. A ella acudieron varias mujeres en representación de las víctimas de Gaza, de las mujeres con amores divergentes, las víctimas de trata, las trabajadores del hogar, las mujeres con cuerpos no normativos, entre otras. “Todas somos bienvenidas a esta fiesta del Banquete del Reino”, proclamaron.
Durante la celebración, se sumó el clamor de otros “gritos” como los de las mujeres vulneradas “porque la pobreza tiene nombre de mujer”; Mujeres cruzando fronteras porque el sistema económico mundial empobrece sus países; Mujeres precarizadas en sus salarios porque la desconexión con la creación está abocando a muchísimos pueblos y hogares a la hambruna, la guerra, la pobreza energética y la desesperación. “El ecofeminismo ya no es una opción es una necesidad”, reiteraron.
También se acordaron de las mujeres fallecidas y abusadas por “aquellos que debieron ser sus compañeros, cómplices y amigos”. “Así nos quiere Dios, con voz y voto. Nosotras somos el cambio. Iglesia despierta, cristianas en revuelta”, gritaron.
El tiempo lluvioso en Madrid no frenó esta concentración y por eso gritaron: “Agua, agua que hay mucho que lavar. Siglos de machismo y violencia patriarcal”. Por último, portaron pancartas con la imagen y el nombre de las “matriarcas” más importantes de la Iglesia y del catolicismo, como María de Nazaret, María Magdalena, Clara de Asís, Edith Stein o Dorothy Day.
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