La misión espacial Juice, un viaje a Júpiter de ocho años
Un ingeniero vasco es el responsable de operaciones de la misión de la Agencia Espacial Europea
Toda misión espacial está sujeta a imprevistos, por eso, los equipos humanos que las controlan se someten a simulaciones en las que todo lo que podría salir mal es susceptible de empeorar. Un proceso que ha vivido Ignacio Tanco, el responsable de operaciones de Juice antes de su despegue a Júpiter.
Aunque el equipo sabe que son simulaciones, el “estrés que se vive es muy alto” porque “nos ponen bajo una presión considerable” y en ninguna “llegas a sentirte realmente cómodo”, pero son “muy valiosas” para mejorar, relata el ingeniero vasco.
Varios meses para superar una veintena de simulaciones en las que nunca han perdido a la sonda Juice (en el momento de esta entrevista aún quedaban dos por hacer). “No hemos llegado nunca a ese punto, aunque varias veces nos hemos metido en callejones bastante estrechos, pero siempre hemos logrado salir”.
Tanco, nacido en Urnieta (Guipúzcoa), llegó a la Agencia Espacial Europea (ESA) en 2001 como ingeniero de operaciones, donde trabajó en misiones como Rosetta, Solar Orbiter o BepiColombo. Ahora, como responsable de operaciones de la misión Juice, que el día 13 despegará del puerto europeo en la Guayana francesa, está a cargo del grupo de ingenieros que comanda y realiza las operaciones para que la sonda llegue a Júpiter en un viaje de casi ocho años.
Juice (Jupiter Icy Moons Explorer) visitará uno de los lugares “más misteriosos e importantes” del sistema solar, el gigante gaseoso Júpiter y tres de sus lunas heladas: Calisto, Europa y, sobre todo, de Ganímedes, explica.
La campaña de simulaciones reproduce los posibles problemas para tener al equipo entrenado “incluso ante los fallos más extremos”, desde el funcionamiento de la nave hasta amenazas externas como la radiación solar y los desechos, pasando por cuestiones humanas como la cohesión del equipo.
Los simulacros se realizan en una sala de control del Centro Europeo de Operaciones Espaciales que la ESA tiene en Darmstadt (Alemania) y de Juice se ocupan dos equipos, el Rojo, que lidera Tanco, y el Azul, entre ambos cubren las 24 horas del día.
Durante las jornadas de simulación “no sucede un fallo, sino muchos”. Hay “cientos de escenarios” desde que un panel solar no se despliegue a que el ordenador de a bordo no se de cuenta que se ha separado del cohete o que los sistemas de propulsión no funcionen.
Al final de una de estas jornadas “acabas como si te hubieras pasado el día en el gimnasio empujando a tope, sufres en el momento, pero sales diciendo: menos mal”.
Ignacio Tanco reconoce que las mejores simulaciones son en las que ves que te has equivocado en algo, porque “es donde más aprendes”, a veces descubres que “haces algo con lo que conviertes una situación mala en peor”. Eso le pasó al equipo recientemente. “Tuvimos que modificar totalmente el diagnóstico y la forma de responder. Fue muy valioso”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último