Menores en botellones: reglas ineficaces y consumo excesivo
La ley antibotellón de Madrid cumple 20 años con muchos de sus objetivos sin cumplir todavía
Tras décadas de intentos de atajar el consumo de alcohol, con leyes como la del antibotellón de la Comunidad de Madrid, que hoy cumple 20 años, los menores de edad se siguen reuniendo en grandes grupos en los que beben en exceso, y ninguna norma autonómica u ordenanza municipal consiguió frenarlo.
La Ley sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos de la Comunidad de Madrid, conocida como la ley antibotellón, fue aprobada el 29 de julio de 2002 y se sumó a otras ya existentes, como las de Cantabria o Castilla y León. Con los años se desarrollarían otras similares el resto del país, y ahora el Ministerio de Sanidad y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas trabajan en un anteproyecto de ley para proteger a los menores de los efectos negativos del alcohol.
Según los expertos, en estos veinte años el fenómeno evolucionó: hay menor número de botellones, pero se generalizaron las macroquedadas en las que cerca de un 70% de menores beben de manera intensiva, todo ello ante la dificultad de las fuerzas de seguridad para sancionarles. “Fue necesaria en su momento, pero escasa en su efecto”, explica Miguel Ángel Rodríguez, subdirector de programas de la Fundación FAD Juventud al ser preguntado por el balance de la aplicación de esa norma.
LOS 14 AÑOS, EL COMIENZO
De acuerdo con los datos del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones de 2022, del Ministerio de Sanidad, la edad media con la que los jóvenes empiezan a beber se sitúa en los 14 años y en alguna comunidad como Navarra, País Vasco o La Rioja es inferior.
La cultura del botellón, que surgió en los años ochenta, sigue siendo la puerta de entrada al mundo del alcohol para muchos jóvenes. “Los menores ya no empiezan a consumir con la familia, sino en la calle y en grupo. Es muy residual empezar con el clásico vino con gaseosa o brindando con un poco de champán por el cumpleaños”, indica Rodríguez.
Las normativas autonómicas contemplan sanciones, que en el caso de Madrid oscilan entre los 500 euros, a los menores, y los 600, a los adultos. Pero, según la Policía Municipal de Madrid, se registran entre 200 y 300 sanciones a menores al año, frente a las 35.000 en adultos. ”Es una ley que no se cree nadie, pues no hay sanción social que respalde la sanción legal”, sentencia el responsable de FAD. El subinspector del cuerpo municipal de Madrid Alejandro Sanz subraya que, de acuerdo con sus datos, los menores de edad que frecuentan los botellones suelen rondar los 16 años.
La ley antibotellón de Madrid contempla las multas, pero es difícil de aplicar, por lo que los agentes se amparan con frecuencia en la ley de seguridad ciudadana, la “ley mordaza”, que permite castigar a los ciudadanos por perturbar la tranquilidad. “Así es más fácil para nosotros, que no siempre tenemos herramientas para demostrar que están bebiendo. Nos aseguramos poder sancionar esta conducta y la cuantía es menor, de 100 euros”, dice el subinspector del cuerpo municipal de Madrid.
El 71,6% de los jóvenes admiten haberse excedido con el alcohol
Para Félix Notario, presidente de la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA), ya no es suficiente con alertar a los menores sobre los efectos que tiene el temprano consumo de alcohol en su organismo. “No les puedes decir a los 50 años tendrán cirrosis. Enfocamos las estrategias hacia cómo les perjudica a tiempo real”, expone.
Estos estragos, destaca, son mayormente cognitivos: bajo rendimiento escolar, menor relación social y familiar o violencia. Pero también físicos, como trastornos digestivos, dolores de cabeza, accidentes vasculares o afectaciones neurológicas agudas. “Daña especialmente su cerebro, que está en una etapa de desarrollo. Sobre todo el consumo en atracones, como en los botellones”, prosigue Notario.
Según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, el 41% de los jóvenes entre 14 y 18 años admitieron haber hecho botellón en el último años y el 19,4% en el último mes, unas cifras que aumentan con la edad. Aunque de acuerdo con los datos una buena proporción de los menores se mantienen alejados de los botellones, el consumo intensivo que se da en ellos es elevado: el 71,6% de los que participaron en uno el último mes admitieron haberse excedido.
Sobre la ley antibotellón de Madrid, Notario se muestra más crítico: “Siendo políticamente correcto, la creo insuficiente, pues se sigue dando un consumo compulsivo del alcohol. Hay que trabajar en políticas de restricción de consumo en los adolescentes y darles otras alternativas de ocio”, dice.
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