La madrugada del martes, la preferida por los ladrones
Los inmuebles ubicados en plazas, avenidas y pasajes suelen sufrir más intrusiones que el resto
La mayor parte de las intrusiones que se registran en España se producen de noche y el momento más crítico de la semana es la madrugada del martes, según datos del informe “La seguridad en los hogares y negocios” del Observatorio Securitas Direct. El estudio revela que las instrucciones se producen especialmente durante la franja entre la medianoche y las 04.00 horas y que la hora más crítica de la semana son los martes de 02.00 a 03.00 horas. Por el contrario, la franja más segura es la comprendida entre las 07.00 y las 10.00 horas los días de diario.
Además, el informe pone de manifiesto que los inmuebles ubicados en plazas, avenidas y pasajes suelen sufrir más intrusiones que los del resto de tipo de vías. Los parajes y fincas, tipos de vías más aisladas, son los que menos intrusiones suelen tener y registran la mitad de los robos que las plazas y las avenidas.
Por otro lado, el tipo de vivienda también influye en las probabilidades de sufrir un robo y el riesgo de sufrir una intrusión en un chalé es el doble que en un piso o apartamento.
Los métodos más usados
Los robos en viviendas suelen darse en inmuebles vacíos, se usan herramientas básicas y se aprovechan descuidos de los propietarios. No es lo habitual pero también hay asaltos, señala la compañía, que indica que “los ladrones son menos organizados, pero muy hábiles y ligeros por si deben escalar o saltar vallas”.
Uno de los métodos de robo más utilizados en las viviendas es el “bumping”, que consiste en el uso de una llave especial modificada para abrir una gran mayoría de cerraduras. Esta técnica funciona logrando que todos los pistones de la cerradura salten al mismo tiempo, lo cual permite que la llave gire y, consecuentemente, la puerta se abra. Es una técnica silenciosa y eficiente que no deja muchos rastros de manipulación, lo que la convierte en una de las más dificiles de detectar.
Por otro lado, existe el “impressioning”, que es una técnica que se basa en replicar la forma de la llave original para poder abrir la cerradura sin necesidad de forzarla. Para realizar esta técnica, el ladrón coloca una lámina dentro de la ranura de la cerradura, luego introduce la llave para abrir la puerta y, posteriormente, retira la lámina.
El “escalo” es un método que implica trepar por las fachadas de los edificios o saltar las vallas de los chalés para acceder a ventanas, balcones y techos. Los ladrones a menudo utilizan tenazas para cortar las vallas y herramientas como patas de cabra o palancas para forzar puertas o ventanas. Este tipo de robo requiere habilidad física y se realiza generalmente en viviendas de varios pisos o en chalés que tienen acceso directo desde el exterior, señala la compañía, aunque es menos probable que se den por las consecuencias físicas que pueden sufrir los asaltantes.
Otra de las técnicas más utilizadas es la “ganzúa”, una técnica que se aplica a cerraduras vulnerables. Los ladrones insertan una ganzúa, conocida como topolino, en la cerradura y manipulan los mecanismos internos hasta lograr que la puerta se abra. Este método es efectivo cuando el dueño de la propiedad no suele echar la llave cuando se va del inmueble, permitiendo que la cerradura sea abierta sin mayores dificultades.
Por último, el “resbalón” consiste en deslizar una tarjeta de crédito, un trozo de plástico o una radiografía entre la puerta y el marco. Al resbalar este objeto por el espacio entre ambos se puede hacer que la cerradura se abra, siempre y cuando la llave no esté echada, de la misma manera que en el método anterior. Este método se utiliza principalmente en cerraduras que no tienen pestillo de seguridad adicional.
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