León XIV pide a la juventud que aspire “a cosas grandes”

El papa León XIV presidió ayer la Misa Jubilar de los Jóvenes en Tor Vergata (Roma), donde se congregaron más de un millón de personas, junto a 7.000 sacerdotes y más de 450 obispos de 146 países. Tras la misa, rezó el Ángelus y lanzó un mensaje especial a los jóvenes que sufren por las guerras:

“Estamos con los jóvenes de Gaza, estamos con los jóvenes de Ucrania, con los de todas las tierras ensangrentadas por la guerra”, afirmó en inglés.

El papa subrayó que los jóvenes son señal de que “un mundo distinto es posible”, basado en la fraternidad y el diálogo:

“¡Sí, con Cristo es posible! Con su amor, con su perdón, con la fuerza de su Espíritu”, dijo en español.

Durante el acto, recordó a dos jóvenes fallecidas camino del Jubileo: María Cobo, española de 30 años, y Pascale Rafic, egipcia de 18 años. Recibió el sábado a las compañeras de ambas para darles ánimo. En su homilía, instó a los jóvenes a no conformarse: “Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos”, y defendió que “comprar, acumular, consumir no es suficiente”, porque lo que da sentido es “lo que se acoge y se comparte con alegría”.

También les animó a abrirse al encuentro con Dios y a dejarse transformar por el Evangelio. Defendió la importancia de la oración como eje de una vida plena y comprometida. Agradeció el trabajo de educadores, religiosos y voluntarios que acompañaron a los peregrinos durante la semana. Subrayó que la Iglesia necesita el entusiasmo y la creatividad de los jóvenes. Llamó a no tener miedo de ser distintos, de ir contracorriente. Reconoció el valor del intercambio cultural vivido en estos días como muestra del futuro que puede construirse. Animó a seguir llevando esperanza a los lugares donde otros solo siembran desesperación. También destacó que la alegría cristiana no se agota, sino que se multiplica cuando se comparte con otros.

Anunció que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Seúl (Corea del Sur), del 3 al 8 de agosto de 2027, bajo el lema: “¡Tengan valor: yo he vencido al mundo!”, tomado del Evangelio de San Juan.

En sus palabras finales, agradeció a todos los que participaron presencial y espiritualmente en el evento, y lanzó un mensaje a quienes no pudieron asistir:

“Lleven esta alegría, este entusiasmo, al mundo entero. Ustedes son la sal de la tierra, la luz del mundo, y lleven este saludo a todos sus amigos, a todos los jóvenes que necesitan un mensaje de esperanza. ¡Gracias a todos y buen viaje!”. Antes de partir en helicóptero, saludó a los presentes desde el papamóvil en un recorrido final lleno de música, emoción y banderas de todos los continentes. El ambiente festivo y espiritual marcó el cierre de una semana que el pontífice calificó como inolvidable.