La herencia de Vespasiano y Trajano que brilla en Chaves

Los restos romanos se han convertido en la principal baza de la villa portuguesa de la “raia”, a apenas unos kilómetros de Verín

El pasado romano de Chaves, la Aquae Flaviae, está a la vista, en los gigantescos baños, que cuentan con varias piscinas para distintos usos, y en el puente de Trajano, con su columna en el medio, todavía en uso, como hace casi 2.000 años, cuando fue construido como parte de la vía entre Braga y Astorga, una de las “autopistas” de la época.
El pasado romano de Chaves, la Aquae Flaviae, está a la vista, en los gigantescos baños, que cuentan con varias piscinas para distintos usos, y en el puente de Trajano, con su columna en el medio, todavía en uso, como hace casi 2.000 años, cuando fue construido como parte de la vía entre Braga y Astorga, una de las “autopistas” de la época.

Dos de los más grandes emperadores, Vespasiano, a finales del siglo I, y Trajano, a inicios del II, dejaron huella perenne en Chaves, la ciudad portuguesa de la “raia” que siempre presumió de origen romano con el puente sobre el Támega, el mismo río que pasa por Verín y que llega hasta el Duero/Douro. Un monumento conservado de forma excelente y que está en uso igual hoy que hace 2.000 años. Fue construido para formar parte de la vía que iba desde Braga a Astorga y aunque ha sido reformado y consolidado a través de los siglos mantiene su estructura, salvo dos arcos.

En el centro hay una columna recordando que fue erigido siendo emperador Trajano, natural de Hispania y, por tanto, “paisano” de los vecinos de la Chaves romana, denominada Aquae Flaviae por sus aguas y por Vespasiano, de la dinastía Flavia. La villa se situaba administrativamente en la Gallaecia, y no en Lusitania: aunque así se denominen a los portugueses resulta una descripción muy inexacta: ni toda Portugal es Lusitania ni toda la Lusitania es Portugal: la capital era la extremeña Emerita Augusta, hoy Mérida, y también formaban parte ade dicha provincia lo que hoy es Salamanca, Cáceres y Badajoz. Del Duero hacia arriba, Gallaecia.

Chaves se sabía romana (a los vecinos de Chaves se les denomina todavía hoy flavios), pero el descubrimiento que ha revolucionado todo fue la aparición de unas termas conservadas en un estado excepcional. Por pura casualidad, como ocurrió en Vigo con la salinas romanas -halladas al construir el centro de salud de Rosalía de Castro y musealizadas- el balneario apareció en 2008 durante la construcción de un aparcamiento situado en la calle Santo Antonio, la principal de Chaves. Al iniciarse las obras, con control arqueológico por su ubicación, surgieron las piscinas, luego restos de un templo y más tarde otros hallazgos. Fue una sorpresa relativa, ya que se sabía de que hubo durante al menos 400 años unos baños romanos de gran tamaño en una posada, aunque no su ubicación ni conservación.

Lo que se encontró desbordó las mejores expectativas: un balneario de aguas termales destinadas a la salud, y otro para el baño higiénico. Y además un templo destinado a las ninfas, como guardianas de las aguas. De hecho, aparecieron varias ofrendas por los favores realizados. Las terman son de un tamaño muy importante y estarían en condiciones de utilizarse todavía ahora. Se encuentran protegidas por una estructura que permite contemplar el yacimiento desde lo alto. Hay amplia información y la entrada es gratuita. Hasta 2020 no se abrió el museo al público y a partir de 2022 llegaron las visitas por miles.

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