Guillermo Bernués, un médico rural "privilegiado" en Huesca
Sanidad le concedió la Cruz Sencilla de la Orden Civil por su labor durante 40 años en Gistaín
A pesar de ver cómo los pueblos que atiende se van quedando cada vez con menos vecinos, Guillermo Bernués, médico del valle de Gistaín (Huesca) al que el Ministerio de Sanidad le concedió la Cruz Sencilla de la Orden Civil tras cerca de 40 años de profesión, no cambiaría el medio rural por la ciudad porque dice sentirse un “privilegiado”. Esos 39 años que lleva desempeñando su trabajo como doctor en uno de los valles más recónditos del Pirineo aragonés le delatan. Natural de Huesca, Bernués “aprendió a andar” en los Llanos de Planduviar (Huesca).
A su padre, un ingeniero técnico que trabajaba como forestal, lo mandaban cada verano a diferentes zonas de la provincia altoaragonesa, y junto a él, se desplazaba toda la familia. Benasque, Sarvisé o Torla fueron algunos de los destinos por los que pasaron y, por ello, el Pirineo tuvo “todo el peso” para elegirlo como destino, según relata el médico.
Estudió la carrera de Medicina en Zaragoza, donde también cursó el Máster en Medicina de urgencias en montaña, del que años después ejerció como docente. Su pasión por la montaña le llevó a colaborar “durante muchos años” con los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim), incluso se embarcó en 2010 en una expedición a la Antártida, donde participó como doctor en la base civil española.
Toda su trayectoria prestando servicio en seis pueblos de las montañas de Aragón le valió el reconocimiento del Ministerio de Sanidad que el pasado miércoles 27 de julio le entregó la propia ministra Carolina Darias en Plan (Huesca), municipio de cerca de 300 habitantes del Pirineo oriental. “Sorprendido” y “abrumado” al principio, advierte que este reconocimiento no lo habría obtenido sin sus compañeros y su carrera profesional.
CUENTA CON UN BUEN EQUIPO
“Todo lo que he hecho a lo largo de estos años, lo he hecho porque tengo un buen equipo, unos buenos compañeros, los que hay ahora y los que he tenido antes, y porque siempre lo hemos hecho todos juntos” asegura Bernués quien no obstante admite que, al llevar más años, también acumuló curriculum y más experiencia y se siente “muy bien”. Bernués, que atiende a unas 500 personas en todo el valle, recorre a diario entre 80 y 100 kilómetros, y aunque la carga de trabajo en consulta reconoce que es “mucho mayor” en la ciudad, a cambio él tiene “mucha más carga” a domicilio porque pasa consulta, principalmente, a pacientes de la tercera edad a los que les resulta más complicado moverse dentro del territorio.
Los vecinos le abren las puertas de sus viviendas con rosquillas
Una de las personas a las que atiende Guillermo Bernués a domicilio es Roger, vecino de Plan que vive con su mujer y su hermana, y que, nada más abrir las puertas de su casa, recibe a Bernués con una bandeja de rosquillas y una caja de bombones, porque así es el trato con el médico rural.
Como él mismo afirma, tuvo “suerte” porque “según lo que estudies, las oportunidades de trabajo son limitadas, ya que la comarca del Sobrarbe tiene unos 7.000 habitantes y empresas no hay muchas”, comenta Bernués. “El que puede, vuelve, y quien no lo hace es por limitaciones”, declara este médico, que también afirma que se necesitan “más compañeros” y que la situación en el medio rural “empieza a ser dramática y ha explotado en determinadas zonas”, aunque hay personas que estén haciendo “un esfuerzo” por mantener abiertos los consultorios.
A pesar de los revulsivos que requiere la medicina en el entorno rural, Guillermo Bernués sigue apostando por ella, es más, si no, no hubiera estado 39 años en Plan, “en algún momento antes me hubiera movido en un concurso de traslados, o hubiera aceptado alguna cosa que a lo largo de los años siempre te ofrecen… Pero no me ha interesado nunca, estoy muy cómodo y creo que es una buena manera de vivir”, explica Bernués, quien fue médico de las parejas que se formaron en las famosas caravanas de mujeres de Plan y de sus hijos. Aquello, recuerda, fue emocionalmente positivo para las gentes del pueblo. “Estábamos aquí todos lejos, pero lejos muy lejos de todo, fue una promoción muy importante para el pueblo y sí, durante años, dio mucha vidilla al pueblo” pero ahora, reconoce, “los tiempos han cambiado. Ahora adie tiene ninguna dificultad para moverse, para ir y venir…”. Han pasado años desde que Guillermo Bernués, cuando visitó el valle de Gistaín por primera vez, pensara “si cuando tenga que elegir destino no me lo han quitado, yo me vengo aquí”, y allí sigue cuatro décadas después, ejerciendo como médico rural y sin pensar en la jubilación porque se considera “privilegiado”.
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