Los expertos dudan del freno de contagios de viruela símica

Advierten de que los datos de agosto no son fiables y de que no se puede controlar con vacunación

ADAYA GONZÁLEZ

Publicado: 01 sep 2022 - 23:33 Actualizado: 02 sep 2022 - 01:04

Una enfermera muestra un vial de la vacuna contra la viruela del mono en Madrid.
Una enfermera muestra un vial de la vacuna contra la viruela del mono en Madrid.

La curva de la viruela del mono baja, pero las autoridades sanitarias prefieren ser cautas porque los datos de agosto no son fiables debido al retraso de las notificaciones y un más que probable infradiagnóstico y porque su control no puede encomendarse a la vacunación como se hizo con la covid.

Es por ello que la evolución del brote que se desató a mediados de mayo y que situó a España como el país con mayor incidencia del mundo (el segundo en número de casos) sigue siendo “incierta”, reconoció ayer la número dos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, María José Sierra, en la XL Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Hasta el pasado 30 de agosto, España contabilizó un total de 6.543 casos. Nueve de cada diez es HSH (Hombres que mantienen sexo con otros hombres), un patrón que se repite en todos los países no endémicos donde explotaron los casos. Que la principal vía de transmisión fuesen las relaciones sexuales de riesgo no quiere decir que no haya otras -Andalucía registró un brote de 21 afectados en un centro de piercing y en Castellón una bebé lactante se contagió poco después que su padre-, pero sí es la predominante.

EFECTIVIDAD DE LA VACUNA

A diferencia de la covid, “no podemos fiar el control a la vacunación”, ya que los medicamentos escasean: España cuenta con 17.000 sueros, que ahora se administran por vía intradérmica con un quinto de la cantidad que se pinchaba al principio de manera subcutánea. Solo se pone una y no las dos requeridas para completar la pauta. Y además, en palabras de Sierra, “realmente no sabemos la efectividad de la proxilaxis preexposición con una dosis”, que es la estrategia que se está aplicando a menores de 45 años con prácticas sexuales de alto riesgo, fundamentalmente hombres que tienen sexo con hombres.

Ante este panorama, y aunque España está intentando hacerse con más vacunas, la epidemióloga considera que la mejor forma de cortar la transmisión es otra. “Los mensajes dirigidos a poblaciones de riesgo es la clave”, resumió. Sin embargo, la experta duda. “No sé si hemos conseguido ese balance entre no estigma y comunicación clara y dirigida”, reconoció.

Buena parte de las intervenciones del foro epidemiológico se centraron precisamente en las dificultades a la hora de trasladar los mensajes y, sobre todo, hacer seguimiento de los casos. En este sentido, Anna de Andrés, de la Agencia de Salut Publica de Barcelona (ASPB), detalló las barreras que se encontraron desde el principio para hacer un seguimiento de los contactos. A la falta crónica de medios de las unidades de vigilancia, se encontraron con que los casos tampoco identificaban a sus contactos pese a que el anonimato estaba garantizado.

“No se ha podido hacer el seguimiento para garantizar un buen control poblacional”, añadió su compañero David Palma, de CIBER de Epidemiologia y Salud Pública de la ASPB. Palma sugirió que los equipos de vigilancia trabajen con perspectiva de género y diversidad afectiva y sexual “desarrollando su rol de cuidado de la salud sin generar estigma ni discriminación”.

“Hablar de conductas sexuales de riesgo no es estigmatizar”

¿Qué explica que nuestro país duplique en número de casos a otros como Alemania, Francia o Reino Unido? Sobre ello, Sierra apuntó a la concatenación de eventos diseminadores desde el Pride de Maspalomas a comienzos de mayo, donde los asistentes eran mayoritariamente españoles, al brote posterior en una sauna de Madrid o las sucesivas celebraciones de eventos multitudinarios en verano.

También pueden influir, añadió Jordi Casabona, del Centre d’Estudis Epidemiològics sobre les Infeccions de Transmissió Sexual i Sida de Catalunya (Ceeiscat), factores demográficos porque la densidad de población de ciudades como Madrid o Barcelona “no es la misma que la de Copenhage”. O que “la concepción del riesgo es menor en las culturas latinas”, a lo que se sumaron “mensajes paternalistas y negacionistas desde Salud Pública”, lamentó.

Por sus características, este experto cree que el actual brote debería considerarse como una Infección de Transmisión Sexual (ITS) e incorporarlo a la Cartera Común de Servicios de Salud Sexual y Reproductiva (SSR) para monitorizarlo como tal. No obstante, antes hay que convencer de que “hablar de conductas sexuales de riesgo no implica estigmatizar, sino priorizar”, para lo que es imprescindible hablar con la población LGTBI.

Por otro lado, hace dos semanas, la revista “The Lancet” reportó la primera infección en un perro que se contagió de sus dueños en París, algo que añade más incertidumbre al panorama.

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