Un Esquecemento pasado por agua

VERANO

Romanos y castrexos se volvieron a ver las caras en Xinzo para dejar todo como ya los libros de historia habían adelantado. Vencieron los de siempre, y a Décimo Junio Bruto, pese al susto del resbalón, nada se le olvidó.

xosé lois colmenero. xinzo

Publicado: 24 ago 2015 - 11:58 Actualizado: 25 ago 2015 - 10:55

Junio Bruto y su Legión volvieron a cruzar las aguas del río Lethes en Xinzo de Limia desafiando al olvido.Foto: Xesús Fariñas
Junio Bruto y su Legión volvieron a cruzar las aguas del río Lethes en Xinzo de Limia desafiando al olvido.Foto: Xesús Fariñas

Si alguien espera que el curso de la historia pudo mudar ayer, ya les advierto de que no ha sido así. Aunque bien pudiera, primero por el soberano resbalón de Décimo Junio Bruto poco antes de decidirse a mojar las calzas. Segundo, por la cruenta batalla que mantuvo con el líder de las huestes celtas, que algún que otro disgusto le propinó al general romano, quien hasta que no lanzó su casco al suelo, como si de un "basta ya de tanta tontería" se tratase, decidió tomar la manija del combate cuerpo a cuerpo y rajar, en ambos costados, al cabecilla castrexo.

"Roma non ten medo -le gritaba Décimo a sus soldados-, ¿cómo é posible que a estas alturas aínda creamos nestas lendas? A forza e o valor vai vir do seu xeneral", le apuntaba visiblemente molesto por la actitud de su legión Junio Bruto, que harto ya de los miedos de su afónico centurión, agarró el estandarte y al grito de "unha lenda non pode ter máis forza cas águias imperiais" se deslizó ladera abajo para enfilar las aguas del Lethes.

Cruzó el primero, hasta la isla en medio del río. Y advirtió claramente y en son de paz a los castrexos: "Roma trae a lei, a orde e a cultura. Límicos, non vos queremos sometidos, queremos facer de vos unha civilización próspera", para más tarde ordenar a su centurión que seguiese sus pasos. Lo hizo poco convencido, y con él el resto de los miembros del reducido batallón imperial reclamados uno a uno por su superior jerárquico. Hubo, como una muy joven integrante del grupo de tambores que resonaron antes de llegar al cauce, quien lo hizo a lomos de un varón.

El olvido se había convertido en un mito más. Ya en la otra orilla, los límicos se conjuraban para la batalla. Los tropas de Roma, con Lusitania ya en el medallero, aguardaban al cuerpo a cuerpo. Pero ni los dioses invocados por los lugareños le proporcionaron la suerte precisa para la victoria.

Su líder pronto ordenó la retirada de sus subordinados porque intuía un más que trágico final. Decidió proponerle un pacto de honor al general Décimo Junio. Una lucha entre ambos, la victoria de sus huestes la sería también de aquel que venciese en el cuerpo a cuerpo. El castrexo llegó a perder su espada en una ocasión, pero consiguió recuperarla e incluso hizo que el romano se fuese al suelo en un par de ocasiones.

Pero la historia, desde el 137 a.c., estaba escrita y, por muy resbaladizo que estuviese el verde parque de O Toural después de la pertinaz lluvia que acompañó a toda la recreación, no iba a cambiar en la tarde de ayer domingo 22 de agosto. Y así fue, cayó el local, con sus dos costados rebanados.

Las tropas romanas, en un gesto de lealtad y tributo al valiente límico, le tributaron honras fúnebres formando al paso del cuerpo ya sin vida camino del fuego final. Todo había terminado, Gallaecia se incorporaba al mapa del Imperio, hasta su caída, en una desapacible tarde de lluvia y frío que pese a todo no dejó de convocar a cientos de espectadores en las inmediaciones del actual y notablemente seco río Limia. Condiciones que dejaron, entre otras estampas, la de comprobar como ya en el inicio de los tiempos castrexos y romanos lucían paraguas.

El gran desfile de las tropas de uno y otro bando, el espectáculo de luchas en el improvisado coliseum de la explanada de O Toural a cargo del grupo de especialistas en hípica y el apagado del fuego sagrado en el propio campamento ponían fin a los tres días de regreso al pasado que marcó decididamente la evolución de los límicos, anteriores y actuales.

La próxima edición de la Festa do Esquecemento será la décimo sexta y, previsiblemente, la historia seguirá igual. n

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