China llega a Marte con su sonda espacial

El país asiático hace historia en la carrera espacial al lograr con éxito que el robot explorador Zhurong amartize en la llanura de la Utopia Planitia, en el hemisferio norte del planeta rojo

Javier García

Publicado: 16 may 2021 - 03:31 Actualizado: 17 may 2021 - 04:12

El explorador Zhurong de China, en una simulación de su llegada a la superficie de Marte.
El explorador Zhurong de China, en una simulación de su llegada a la superficie de Marte.

China marcó un hito ayer en su carrera espacial al posar con éxito un vehículo explorador sobre la superficie marciana en su primera misión al planeta rojo, algo que solo habían conseguido antes EEUU y la extinta URSS, aunque ésta no logro completar la hazaña.

El explorador Zhurong amartizó ayer en una llanura de la Utopia Planitia, en el hemisferio norte del planeta, tras lo que consiguió enviar señales a la Tierra, según la Administración Nacional China del Espacio (CNSA).

"La misión de exploración marciana ha sido un éxito total", afirmó el director de la CNSA, Zhang Kejian, desde el Centro de Control Aeroespacial de Pekín después de que el amartizaje se confirmase.

Llevó más de una hora confirmar el éxito, ya que el Zhurong debía desplegar primero sus paneles solares y antenas para enviar señales, que tardan a su vez cerca de 17 minutos en llegar a la Tierra.

La misión Tianwen-1 alcanzó la órbita de Marte el pasado 11 de febrero, después de viajar durante siete meses por el espacio y recorrer 475 millones de kilómetros. La cápsula con el módulo y el explorador se separó del orbitador y descendió hacia el planeta rojo durante tres horas.Entonces, entró en la atmósfera de Marte, a una altura de 125 kilómetros sobre su superficie, e inició la fase más arriesgada de la misión.

Son los conocidos por los expertos como los "siete minutos de terror", cuando la velocidad de la nave debe reducirse notablemente para poder amartizar con éxito y todo es controlado de forma autónoma por el orbitador y la cápsula.

La velocidad de la nave se redujo entonces de 4,8 kilómetros por segundo a 460 metros por segundo y un gran paracaídas de 200 metros cuadrados se desplegó para continuar amortiguando su caída hasta los 100 metros por segundo.

Poco después, el paracaídas y la cubierta exterior de la cápsula se desprendieron y se activó el retrocohete del módulo para disminuir aún más la velocidad hasta casi cero.

A cerca de 100 metros de la superficie, el artefacto se quedó en suspensión unos instantes, tras lo que seleccionó una zona relativamente plana y descendió lentamente, posándose con éxito sobre ella con los cuatro brazos amortiguadores que tiene el robot.

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